Miss Lonely cuentos pornograficos

Autor: Moon | 08-Sep

Heterosexuales

Tocabas la guitarra cuando llegué. Te escuchaba desde el umbral de la puerta cerrada y te imaginaba, como siempre, sentado en el sofá fundiéndote en un solo ser con ella. ¡Cuánto la envidiaba! Cuando por fin salí de mi trance y me decidí llamar, me abriste sin camiseta, con tu torso perfecto al descubierto y unos vaqueros rotos que se te caían y dejaban entre ver la goma de los calzoncillos. Tu pelo castaño y enmarañado caía por tus hombros y la sombra de una barba perfectamente descuidada poblaba tu mentón. Así, tenías un aire irresistible que hizo que mis piernas temblaran. Oculté mi nerviosismo cuando me cogiste de la mano y me obligaste a pasar a tu casa: sombría, sobria, elegante, llena de Cd?s y libros?

-¿Qué se te ha perdido por aquí?- bromeaste.- Hacía mucho que no venías a verme. Había llegado a pensar que ya no me querías.

Te miré sentada desde mi sillón, el mismo desde el que te había visto llorar por otras cientos de veces. Frente a mí, yacía tu Gibson dominando el sofá, mirándome burlonamente, recordándome que ella era la única a la que hacías tuya.

-No quería que tu nueva niña se pusiera celosa.- dije sin apartar la mirada de la guitarra.- Os quería dejar un tiempo a solas.

Te reíste sonoramente mientras la acariciabas sensualmente con un dedo. ¡Aquello me pareció una provocación en toda regla! Cuando acabaste de picarme, me trajiste un café. Tú ya estabas tomando un ron con cola, pero no parecías borracho.

-¿Te apetece tocarla?- preguntaste de pronto.

Alcé una ceja, confusa.

-Tú nunca dejas tus guitarras, ni tan siquiera a mí.- Respondí con cautela en la voz.

-Será cosa del alcohol.

Te acercaste a mí con la guitarra en la mano y me la dejaste caer con sumo cuidado. Me abriste ligeramente las piernas y te apoyaste en mis muslos para acercarte a mí.

-Vamos, sé que llegas mucho tiempo deseándolo?- tus labios rozaron apenas los míos. Tu voz llevaba a lomos una doble intención.

Te colocaste tras de mí a la par que cogías mis manos con las tuyas y las colocabas en la guitarra. Cerraste los ojos y me imploraste que comenzara a tocar. Temblaba de nerviosismo bajo tus brazos, pero acerté a tocar un tema de Bob Dylan. ?Miss Lonely? acarició cada rincón de tu casa. Te escuché reír. Sentía tu aliento acariciando mi cuello. Sabías que aquella canción fue la que estabas tocando cuando nos conocimos en un bar de mala muerte. Yo apenas cumplía la mayoría de edad. Tú eras un proyecto de rockstar treintañero con fama de casanova. Siempre me he preguntado por qué no me follaste aquel día, al fin y al cabo lo hacías con todas. ¿Por qué yo nunca acababa en tu cama? Pero ahora, con un par de años más y con tus historias en mi cabeza, me sentía una niña que sólo deseaba entrar dentro de tí.

Escuché un pequeño gemido en mi oído.

-No te detengas.- me ordenaste mordiendo el lóbulo de mi oreja.- Sigue, por favor.- pedías.

Te hice caso. Seguí tocando aquella absurda canción mientras sudaba, mientras imaginaba tu cuerpo a mi espalda. ¿Estarías excitado? Giré ligeramente mi cabeza y pude ver como tus pantalones dejaban entrever un bulto que nunca habías mostrado ante mí. Cerré los ojos, me dejé envolver por la música. La posibilidad de que te masturbaras mientras yo tocaba tu niña, tu guitarra, me hacía temblar. A esas alturas, las notas eran notas sin sentido que mis manos tocaban mientras imaginaba que era tu torso, tu piel, la que acariciaba con aquella destreza.

Pareciste leerme el pensamiento. Tus manos de pronto comenzaron a acariciar mis brazos mientras lamías mi cuello. Una de tus manos comenzó a pellizcarme los pezones duros tan sólo cubiertos por la blusa. Era una provocación. Siempre que iba a tu casa nunca llevaba sujetador. Me excitaba ver como tocabas la guitarra sin apartar la vista de mis pezones, o por lo menos eso era lo que a mí me gustaba pensar.

-Mi pequeña miss Lonely?- me susurraste. ? No sabes la de veces que he deseado hacerte esto...- pegaste tus labios en mi oído. Notaba tu aliento acariciarme, tu respiración acompasarse con la mía.- No sabes la de veces que he querido follarte, pero no estaba bien. Tú eras una niña, una niña muy caliente eso sí. Yo tenía que hacer como que no caía en tus provocaciones, como que no veía tus pezones duros mirarme con lujuria. La de veces que me he tenido que ir al baño para pajearme pensando en lo que te haría si pudiera. Pero no, eres una cría, me decía. Y ahora, te voy a follar, me da igual lo cría que seas. Te voy a follar durante horas, te voy a hacer mía, te voy a besar toda la noche, te voy a tocar con más pasión que a la puta de mi guitarra.

No podía soportarlo, no podía continuar tocando la guitarra mientras tú explorabas mi cuerpo. Dejé de tocar inconscientemente mientras un ligero gemido salía de mis labios. Rodeaste el sillón, me quitaste la guitarra y la tiraste al sofá, que amortiguó su caída. Me miraste con picardía. Tus ojos brillaban y no supe adivinar si era por el alcohol, aunque tu aliento delataba que ése era el primer ron de la tarde. Cerré los ojos y mis labios buscaron los tuyos, mis manos ansiaban tocarte. Me besaste con furia, con pasión. Te mordí el labio inferior mientras me recostabas en el sillón. Seguí besando tu cuello, haciendo que tu respiración se volviera más agitada. De pronto, viste que perdías el control e interrumpiste el beso. Tus manos me quitaron con poco cuidado la falda y la arrojaron a mitad del comedor. Con la boca, quitaste con furia mis bragas y te quedaste mirando mi sexo ya desnudo.

Tu mano buscó mi clítoris, sin más ceremonia. Comenzaste a jugar con él, presionándolo, pellizcándolo. Luego recorriste el trazo de mi raja y te detuviste en la entrada a mi vagina. Un dedo entró y comenzó a acariciar las paredes de mi vagina, cada vez más mojada. Te vi sonreír antes de de que tu lengua se atreviera a chuparme el clítoris. Lo recorriste con ella, lo mordías suavemente con tus dientes. Un escalofrío me recorrió. Se me erizó el vello de todo el cuerpo. Con mis manos, busqué tu cara para acariciarte mientras con sumo cuidado. Pasados unos minutos, tuve que agarrarme a la tela del sillón mientras me movía violentamente, evidenciando el orgasmo.

Buscaste mis labios y me besaste. Con mi lengua recorrí cada rincón de tu boca, probando mi propio sabor de tus labios. Sin dejar de besarte, te bajé los pantalones y los lancé lejos, con mi ropa. Me arrodillé postrada ante ti y comencé a besar tu pene, cada vez más duro, a través de la tela de tus boxers. Estuve jugando contigo, excitándote, hasta que tú, con la mirada encendida, te arrancaste los calzoncillos. Sonreí satisfecha. Cogí tu miembro con mis manos y comencé a masturbarte lentamente. Sé que deseabas que me lo metiera en la boca, pero te quise hacer esperar. Finalmente, mi lengua comenzó a recorrer la forma de tu glande con sumo cuidado. Luego, lo besé con mis labios hasta que, poco a poco, lo fui introduciendo en mi boca. Lo metía y lo sacaba, lo mordía ligeramente cuando llegaba al capullo. Me quité la blusa y dejé mis pequeños pechos al descubierto. Tus manos buscaron de nuevo mis pezones, pero las aparté con un ávido movimiento. Cogí tu sexo y comencé a acariciarlo entre mis pechos. Aquello te excitó mucho más. En apenas medio minuto te estabas corriendo sobre mis senos.

-Esto es sólo el principio.- amenazaste.

Me levantaste con rapidez y me empotraste contra la pared. Te metiste uno de mis pezones en tu boca y comenzaste a comértelo, a lamerlo, a succionarlo. Poco después, me alzaste y me penetraste sin previo aviso. La primera embestida me hizo daño y me robó un grito agudo que te hizo sonreír. Comencé a moverme sobre tu cadera con lujuria, haciendo que la penetración fuera rápida y profunda. Te estaba gustando. Me lo decía tu cara de placer. Cansado, me tumbaste en el suelo y entonces fuiste tú el que tomó el control. El suelo estaba frío y aquello hizo que un escalofrío me recorriera. Apenas me dejabas moverme. Me tenías aprisionada bajo tu esplendoroso cuerpo, que había comenzado a sudar. Bombeabas tu pene dentro de mí cada en movimientos cada vez más frenéticos. Comencé a gemir, a gritar, clavé mis uñas en tu espalda, te imploraba que pararas, que no podía aguantar el orgasmo más. Pero tú hiciste caso omiso a mis súplicas y tus movimientos se hicieron más rápidos y toscos. Me cogiste de las muñecas e inmovilizaste mis súplicas. Cuando tus jadeos te lo permitían, besabas mis duros pezones sin miramientos. No podía aguantarlo más, una parte de mí suplicaba que pararas, otra que siguieras haciéndome tuya. Cerré los ojos y no los abrí hasta que me besaste y me pediste que mirara. Tú no te movías, era yo la que, sin querer, cabalgaba sobre ti. Ya te habías corrido y yo no me había dado cuenta. Aquel fue el mejor orgasmo de muchos.

Me tomaste en tus brazos, me abrazaste durante un rato mientras me besabas con dulzura y con pasión. Tu barba me hacía cosquillas en la cara, tus manos recorrían con inconciencia mis curvas. Me levanté con cuidado. Observaste con una sonrisa mi cuerpo desnudo que hacia poco habías hecho tuyo. Fui hacia la cocina sin saber si me seguías, pero por si acaso, moviendo mis caderas de manera que mi culo se movía al compás de mis pasos. Bebí un poco de agua y cuando apenas hube dejado el vaso, noté tus besos en mi cuello. Intenté voltearme, pero no me dejaste. Me abriste las piernas y cuando me quise dar cuenta, noté tu lengua lamiendo mi culo. Tuve que apoyar mis manos sobre la barra y aferrarme a ella. Me hacías cosquillas con el pelo, tu lengua me hacía temblar. Noté tu pecho contra mi espalda, tu dedo dilatándome el ano. Después, la punta de tu pene buscó la entrada a mi culo. Tus manos agarraron con fuerza mis tetas y me penetraste. Grité de dolor nuevamente. Cada embestida me hacía daño, pero me gustaba. Tardé un poco en dejar de gritar, hasta que mi ano se acostumbró a tener tu gran polla dentro de mí.

-Apuesto a que nunca te han hecho esto.- me dijiste burlonamente al oído.- Pero no sabes la de placer que me da metértela ahí, tan estrecho como es tu ano.

Me aferré al banco de la cocina con fuerza. Jadeé, gemí agudamente mientras tus dedos jugaban con mi clítoris, estimulándome. Sentía como gemías en mi oído, pegando tu boca para que escuchara como disfrutabas. Tu otra mano, seguía jugando hábilmente con mis senos. Mi piel se erizaba ante un orgasmo inminente. Grité de placer, te pedí que siguiera hasta que no pudiera más. Tus manos se aferraron a mis nalgas. Echaste la cabeza hacia atrás mientras gritabas. Era la primera vez que te escuchaba gritar así. Te separaste de mí, tu pene, casi derrotado, estaba mojado. Me volví a agachar y lo limpié con mi boca. Recorrí con mi lengua el tronco, lo lamí con esmero y cuidado hasta que una pequeña cantidad de semen calló en mi boca.

-trágatelo.- me pediste.

Te hice caso y me lo tragué con un poco de esfuerzo. Luego te besé mientras me llevabas al comedor y, desnudo, comenzaste a tocar mi canción favorita mientras yo me masturbaba frente a ti.

Relatos eróticos relacionados

EL FAMOSISIMO JUEGO DEL DOCTOR.    Siempre fui un niño muy curioso respecto a las cosas sexuales y ahora sé que puedo ser considerado desde esa edad como un vouyerista consumado ya que no perdía oportunidad para ver las pantaletas o las piernas de cualquier niña o tía que se me atravesase no importaba que fuera mi hermana, mi mamá o cualquier mujer que se pudiera, así recuerdo haber visto con mucho agrado las pantaletas de mi madre cuando esta se ponía en cuclillas para...
24-May
200262
Mi señora salio por la tarde para ver a una de sus amigas en el sanborns del eje 10 en el sur de la ciudad, se puso minifalda y una tanguita blanca de hilo dental que apenas le cubría la panocha, y sin brasier. Tomaba café con su amiga cuando llegaron dos tipos que se sentaron en la mesa de enfrente donde ellas estaban, mi señora al verlos le hecho el ojo a uno de ellos y cuando se levanto al baño empezó a contonear sus ricas nalgas y se...
02-Aug
68013
Yo tenia 18 años. Resulta que todos los veranos venia a mi casa por un par de meses mi primo Julian. Nosotros nos llevamos muy bien, compartiamos las mismas cosas, nos divertíamos, la pasabamos genial, y siempre existía una rivalidad sana por querer ganarle al otro. Hasta ahí todo normal. Pero un dia estábamos jugando a las cartas y yo le iba ganando (en la mayoría de los juegos, yo siempre le ganaba) entonces en tono de burla le dije "te gano en todo Juli, no existe nada en lo...
31-Dec
69357
Una joven que encuentra el amor en casa de su tía katy. estaba sentada en el sofá de la sala viendo televisión, me había ido de vacaciones donde la tía katy y ya llevaba una semana en su casa cuando escucho que me llama a su cuarto, cuando entro me dice que me tiene un regalo, y de una bolsa de papel sacó una pijama que me había comprado, era de dos piezas; short y blusita, me pidió que me las probara, yo tomé la pijama para irme a cambiar al...
25-Feb
53596
Nada que ver con todo lo que ahora ofrece Facebook y otros, ahí fue donde conocí a Chica51. Al principio las pláticas eran de las actividades del día, los quehaceres de la casa entre muchas cosas, pero poco a poco se va haciendo la plática más en confianza, como que era casada pero con problemas con su marido, que tenía 3 hijos, muy cansada de las labores del hogar, que estaba a punto de cumplir los 52 años, que se llamaba Antonia y así hasta que por fin, despúes de...
08-Dec
22933
Toda su vida, Andrea había arrastrado un problema íntimo que no le dejaba vivir con plenitud su sexualidad. Y es que, desde el momento en el que perdió la virginidad, hasta hacía unos pocos días, Andrea tenía una vagina demasiado estrecha que no le permitía ser penetrada en condiciones. Aunque no había tenido nunca problemas a la hora de ir al baño ni en su higiene íntima, nunca había podido tener sexo hasta el fondo y de forma satisfactoria. Pero eso pronto iba a ser algo del pasado, ya que...
24-Dec
41998
Al ingresar el boleto a la maquina mi vida cambia, olvido a los que me conocen para que ellos se olviden de mi, la ciudad no me nota, miro el suelo sucio del vagón, levanto la mirada y en el cristal se reflejan los rostros cansados de ellos que no me observan. No era la primer vez que decidía caminar por Calzada de Tlalpan, por las noches cuando viajo por aquella línea, surge ese antojo, el gusano mecánico emerge de la tierra a la altura de San Antonio Abad con...
16-Oct
21340
[Orgías] Tuve la oportunidad de vivir una hermosa experiencia cuando ejercía como profesor de Derecho en una escuela de mi provincia, hace ya unos diez años. Me toco cubrir una suplencia de un colega en un colegio que no conocía. Era el tercer año de una escuela nocturna, es decir toda gente mayor que por distintas circunstancias, no pudieron terminar sus estudios cuando correspondía, y por quienes sentía una gran simpatía, ya que también yo termine mis estudios siendo ya grande en una escuela de similares características.
19-Jun
32669
[Infidelidades] Hola de nuevo somos Miguel y Viki y os voy a contar otra de nuestras aventuras, recordaros que me encanta que mi mujer me ponga los cuernos y saberlos consintiendo en ello, mi mujer Viki se ve asiduamente con nuestro amigo Pepe un agente comercial que ahora nos visita muy asiduamente en casa y que prácticamente se ha convertido en el segundo marido de mi mujer, pero claro como os dije a mi mujer le costo entrar pero una vez en el juego le encanta y a mi me encanta por lo que de vez en cuando nos gusta seguir jugando. Más o menos a los tres meses de estar viéndonos con Pepe una noche mi mujer me dijo:
01-Dec
32565