Observando a mi suegra
El siguiente relato ocurrió una noche de hace tres años, mi novia por aquellos entonces, Ana, tenía una madre muy hermosa fui a casa de mi novia y sabía que no estaría mi novia. Su madre me invitó a entrar, cenamos juntos, viendo la televisión, hasta que a las doce me fui a mi apartamento que está a 50 metros de ahí.
Así me dispuse a esperar a Lety (la mamá de Ana, mi novia), no sabía que hacer, estaba aburrido, en la televisión no había nada. Mientras esperaba a que llegara la hora, me asomé a la terraza. Observé un rato el cielo, la plaza de la calle, y finalmente la ventana de Lety a ver si la veo, pero no había nadie allí, me asomé al muro a ver si la veía y pude ver que aparte de su sala, se observaba luz en el salón, pero no había nadie, así que cogí el teléfono inalámbrico y la llamé por teléfono, sonaba cerca, pensé que el teléfono lo tenía en la sala y volví a mirar, el inalámbrico estaba, pero ella no lo cogía, hasta que mi posible futura suegra salió. En ese momento, me quedé sorprendido, llevaba una camiseta de tirantes blanca que no llegaba a cubrir las braguitas también blancas, estaba muy bien, con su pelo castaño recogido, su cara no muy guapa, pero si morbosa, sus medianos pechos marcados en la camiseta, con su esbelta figura, con su mediana estatura, y su culito respingón dentro de sus braguitas. Di un salto hacia atrás, pues temí que me hubiese visto asomado, Lety me contestó dulcemente, con un “¡Dígame!” que entrecortó mi respiración, así que colgué.
El recuerdo de la visión en braguitas de mi suegra era mi único pensamiento, hasta que pasado un rato decidí volver a mirar, asomé la cabeza por el muro con un poco de temor por si estuviera en la sala mirándome a mí. Pero observé que estaba sentada en el sofá mirando la tele seguía en braguitas y con la camiseta que dejaba ver sus tetas sin el sujetador y con unos pezones que pinchaban la tela, como queriendo traspasarla. Estuvo un rato así, hasta que se levantó y se fue al cuarto, fui a su ventana y cambié el canal en su tele (con un controler que traía yo) para ponerlo en un canal donde hay mas acción. Regresé a la oscuridad afuera y llamé por teléfono, Lety salió a la sala otra vez y me contestó dulcemente, con un “Dígame” así que colgué. El recuerdo de la visión en braguitas de mi suegra era muy único y dulce, posteriormente se dejó caer en el sofá, se tendió con la cabeza apoyada en el cojín, aquel canal era muy erótico. La película tardaba en entrar en acción, los prolegómenos se hacían muy largos, Lety abrió las piernas un poco más, las braguitas habían cogido la forma de los labios mayores (yo con una larga vista mirándola como si estuve a un metro de ella). Al momento empezó la acción, una chica rubia le chupaba la polla a un negro, mi suegra no tardó mucho en actuar, se llevó una mano a sus braguitas y los dedos se introdujeron debajo, un rato estuvo rascándose, como si le picase, hasta que pasó a frotarse insistentemente, La otra jugaba con sus pechos, levantando a medio camino su camiseta para dejarme ver sus negros gran pezones. Mi suegra se estaba masturbado delante de mí (y yo, su futuro yerno).
Empezó con suavidad, los dedos se veían a través de la tela de las bragas, se notaba como acariciaba su raja, su clítoris, en esos momentos se alejó poco a poco su braguita de su cuerpo así me dejó ver algo más de ella sin la delgada tela. Minutos después, Lety paró, sacó la mano de las braguitas y temí que hubiera terminado su masturbación, pero para mi satisfacción levantó un poco el cuerpo, puso un cojín bajo su trasero. ¿No se para mostrarme mejor todas sus íntimas partes o para no mojar el sofá? Se movió las braguitas a un lado y me dejó ver toda la hermosura de su coñito en el que resaltaba una fina línea vertical de vello moreno, tenía los labios mayores bien afeitados, y los menores muy enrojecidos, con su clítoris resaltando encima. Se abrió de piernas y la mano de mi “muy seria” suegra, se empezó a mover con más rapidez, su culo se movía en círculos, su cuerpo se levantaba de vez en cuando, su mano se ocultaba apretada por las piernas. No pude creerlo.
La llamé por teléfono otra vez, y me contestó dulcemente, con un “Dígame” ¡no hablé!, ella pensó que colgó pero no. Así que ahora pude oír lo que se podía. Al rato, pensé si ella sabe que dejó el teléfono mal… Pero solo dejó el inalámbrico cerca de su cara en el cojín. Así durante unos minutos, hasta que separó lo más posible las piernas y lentamente se fue introduciendo sus dedos en la vagina, ella suspiraba y se dedicaba a su órgano con las dos manos, una en el clítoris. De repente miró hacía donde yo estaba, le era imposible verme pues su terraza estaba oscura, muy oscura, al menos eso pensaba yo. Ella continuó, y echaba frecuentemente miradas hacia la terraza, como mirando si alguien la observaba. Pienso hoy que puede ser que la larga vista que tenía a lo mejor reflejó la luz de la sala de mi suegra.
Su sobeteo al clítoris cada vez era más rápido, ella llevó una cosa que me pareció como un desodorante que era corto, pero gordo. Y a mi sorpresa se lo introdujo a su rajita y ese desodorante entraba y salía lentamente, ella se sentó encima de ese tubo y se movía adelante y atrás lentamente, agarró sus tetas y las apretó muy duro, cavilé si ella pensaba de mí, por que de vez en cuanto miraba a donde estuve yo con esas larga vistas, tenía su tanga apretada en su rajita apretando para adentro ese tubito corto y gordo, el cojín le dio a creer que esta sentada encima de un hombre, sus redondas pompis fueron moviéndose adelante y atrás más rápido cada vez, sus ojos medio cerrados miraban a la tele y a la apertura de sus cortinas donde estuve yo, después se acostó boca abajo y su trasero a mi vista, una mano seguía moviendo ese tubito adentro y afuera de su rajita y la otra se puso a chupar sus dedos, con la larga vista miré como sus labios chupan ese desodorante y como apareció y desapareció de mi vista, la oí gemir muy claro, hasta que le vino un prolongado orgasmo, yo la escuchaba gemir, y tenía cara de placer, de lujuria, de disfrute.
No pude aguantar más y derramé mi leche en el suelo. Cuando terminé, volví a coger la posición de espía, ella permanecía tumbada en el sofá, descansando unos instantes, a continuación volvió a mirar hacia donde yo estaba, apagó las luces y quedó la tele prendida, ella tumbada boca arriba y sus piernas abiertas, dejó caer ese tubito (el desodorante) y se puso a dormir. La tele ya no mostraba nada solo dio su luz. Pasaron así como 15 minutos, ya estuve seguro que ella ya dormida, aquí hice algo muy loco, me acerqué a su ventana la abrí y me metí a su sala, me acerqué a su cuerpo y oí que ya estaba dormida, escuché el teléfono haciendo su ruido, como cuando lo olvidas descolgado, y lo apagué, miré de cerca su rajita, muy rojita, muy carnosa, su clítoris todavía afuera de su lugar y rojito, me acerqué y le di un besito ahí, la sala, llena de olor de alcohol, así entendí, como es que mi seria suegra era tan liberal esa noche, besé otra vez su rajita, y me quedé así un ratito, agarrando el olor en mis pulmones. Ella abrió un poco sus piernas así podía yo ver y besar sus labios menores, pasé mi lengua de abajo para arriba, ella suspiró, y movía su cadera más adelante como para facilitarme más sus labios y clítoris. La vi sonriendo en su sueño, pasé mi lengua más adentro y pensé que lo peor que puede pasar ahora es que Ana llegara en ese ratito. De repente escuché un carro parar frente la casa, la tapé a mi suegra con el vestido que encontré a un lado del sofá y me salí por la ventana. Miré para atrás, el vestido la cubrió casi toda, le quedó un pezón a la vista y algo de su pierna casi llegando a su rajita.
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