Un cambio en el placer

Les quiero contar lo que pasó hace algunos años mi vida con mi esposa era buena, nos entendíamos muy bien, teníamos un nivel de comunicación excelente y en mucho aspectos la relación era idílica solo en cuanto al sexo era el único punto donde no estábamos del todo a gusto sobre todo yo, aún cuando tenía orgasmos siempre me quedaba un poco insatisfecho y no podía identificar que era, cuando veía a mi esposa gozar mientras la penetraba me preguntaba: ¿Qué se sentirá tener una buena polla metida?. Se veía que le causaba un gran placer. Además pude notar que el sentir el roce de su lencería cuando nos fajábamos me encantaba, pero no tenía nada que ver con que ella la usara sino con el contacto de la tela con mi piel, por lo que aproveché que en las tardes yo trabajaba en la casa y que ella salía a dar clases para ponerme su ropa más sexy y masturbarme, definitivamente era todo un cambio en el nivel de placer, al poco tiempo me aventuré a meterme primero lápices y después algunas velas en el culo, la experiencia me hacía tocar el cielo.

Un sábado Mariana así se llama me esposa me confrontó comentándome que notaba que su cajón de lencería estaba muy desordenado y quería saber que estaba pasando, después de un rato de tratar de evadir el tema tuve que informarle de lo que había hecho, ella reaccionó tranquila y me comentó que algo así le había pasado por la mente desde hacía varios días y que solo quería confirmarlo, sin decir más salió de la casa regresando dos horas después con varias bolsas.

- Ya que los dos compartimos el mismo gusto no pretendo compartir mi ropa así que te compré algunas cosas para que comiences a hacer tu colección y no tengas que usar la mía.

No podía creer lo que había hecho, era como un sueño mi esposa me había comprado varios conjuntos de tanga y brassier, algunas medias, ligueros, blusas y un par de minifaldas.

- No sé si compré tu talla, será mejor que te lo pruebes si algo esta mal quizá lo pueda cambiar.

Sacó la ropa y la puso sobre la cama.

- Vamos quítate lo que traes puesto para probarte esto.

Al principio me sentí un poco incómodo y nervioso ella en cambio se veía muy tranquila mientras me enseñaba cual era la forma correcta de vestirme, también trajo lo básico para maquillarme y sacó del closet una peluca que ya no utilizaba, cada vez ordenaba con mayor firmeza lo que tenía que hacer, yo solamente me mantenía callado y obedecía lo que me decía.

- Mira nada más ahora resulta que en cuanto te pones ropita de nena te vuelves una niña muy obediente y bien portada.

Ya que estaba totalmente transformada como una escolar con una pequeña falda estilo escolar con una tanguita y medias a medio muslo, mi esposa se despojó de toda su ropa y se recostó en la cama con las piernas abiertas.

- Ven aquí nenita, mete esa lengua aquí entre mis piernas inmediatamente y cómeme hasta que me venga, si te portas bien te tengo una sorpresa.

Sin pensar un momento metí mi cabeza entre sus piernas y le di la mamada más espectacular que pude, ella solo gritaba y gemía mientras tenía varios orgasmos, cuando quedó satisfecha abrió una última caja en la cual había un pene de plástico con su arnés.

- Muy bien nena te has portado muy bien ahora me vas a dar el placer de ser la primera en estrenarte así te quiero en cuatro patas y dame ese culo que te quiero partir en dos maldita puta.

Notaba que su en voz existía algo de enojo, pero en eso momento no puse mucha atención tan solo me puse en cuatro patas sobre la cama levanté mi falda, ella hizo a un lado el hilo de mi tanga, separó mis nalgas para dejar bien expuesto mi culo, pude sentir que untaba algo frío entre mis cachetes, por el espejo de la recámara pude ver como se ponía el arnés con el pene y se acomodaba detrás de mí, comenzó a meter aquella herramienta poco a poco, al principio el dolor hizo presa de mi, pero cuando intenté hacer algún reclamo recibí dos fuertes nalgadas en mi trasero.

- Cállate y no te quejes, si vas a ser una nena buena tienes que aprender a ser obediente y sumisa… - gritó al mismo tiempo me dejaba ir de un solo golpe aquella artificial verga.

Yo grité y unas lágrimas rodaron por mi cara ante aquella intromisión en mi cuevita ella no perdió tiempo y lo volvió a sacar para iniciar una bombeada tremenda con gran fuerza y rudeza fue cuando me di cuenta que aquel enojo que había visto solo lo guardó para el momento oportuno, recibí por mi culo su coraje durante unos 20 minutos en los cuales tuve un fuerte orgasmo, caí rendido sobre la cama, ella se quitó el arnés, se vistió con un vestido corto muy sexy

- Voy salir un rato no quiero que te quites la ropa y me esperes despierto por ningún motivo quiero encontrarte dormida ¿entendiste?.

- Si mi amor.

- A partir de hoy cuando seas una nena me vas a hablar con respeto.

- Si señora.

- Así esta mejor.

Pasarían algunas horas para cuando escuché llegar su coche, la podía oír hablar con alguien, pero no reconocía la voz de su interlocutor que definitivamente era un hombre, después de unas cuantas palabras subió a la recámara donde me encontraba.

- Hola me parece muy bien que obedecieras eres una buena niña, ahora escúchame quiero que te sientes en aquel sillón junto a la cama y te quedes allí quietecita y callada hasta que yo te diga que hagas algo más, por ningún motivo quiero quejas o mala conducta ¿entendiste?

- Si señora.

- Muy bien eso es lo que espero de ti.

Rápidamente se quitó el vestido y salió rumbo a la sala, regresando con el tipo que también estaba medio desnudo, se acostaron en la cama, él le metía mano por todo su cuerpo mientras que ella gemía y gritaba de placer, yo estaba petrificado ante aquella escena, no pasó mucho tiempo para que ella se colocara en cuatro patas para ser penetrada, al tiempo que era taladrada me volteaba a ver.

- Mira cabrón, como se la están metiendo toda a tu esposa en tu cama y la están haciendo gozar, mira y aprende como las nenas nos volvemos muy putas cuando tenemos a un hombre que sepa metérnoslas como debe de ser, ves como se la mete un hombre de verdad a tu mujer, mira como se viene tu mujer cuando un hombre la ensarta.

Antes de que pudiera terminar la frase estalló en un largo grito de placer que anunciaba el fuerte orgasmo que estaba teniendo, nunca en los años de casado había visto a mi mujer tener esas muestras de placer como en este momento. Mariana cayó exhausta en la cama mientras Alejandro (supe después que así se llamaba su amigo) se dedicaba a meterme mano, mi esposa levantó la vista.

- Ven a acá nena, es hora de que veamos que tan zorra puede ser.

Me paré de sillón donde había permanecido y me senté en la orilla de la cama, Mariana se hincó frente a Alex y se metió aquella enorme polla en la boca, después de una cuantas chupadas me tomó por la nuca y me acercó.

- Ahora nena, el chupar una buena polla es muy importante ahora que vas a ser toda una zorrita quiero que te la metas en la boca y hagas gozar a Alex que tan amablemente se ha ofrecido para que aprendas.

Di unos cuantos besos en toda la cabeza, después unas lamidas y finalmente después de algunos esfuerzo me la metí toda en la boca era increíble tenía en la boca la verga de un fulano que se había ensartado a mi mujer pocos minutos antes y para mí era un placer que jamás sentido antes, estuve así un rato tragándola ya para ese momento no sabía bien quien la estaba gozando más Alex o yo, mientras hacía esto mi esposa me quitó la falda y la blusa y me untó lubricante en mi colita.

- Muy bien nena, es hora de ver que tan golfita eres cuando la tienes toda dentro.

Alex se colocó detrás de mí con la ayuda de mi mujer que me separaba mis nalguitas, Alex me la metió toda, en verdad estaba enorme, sentía que jamás terminaría de entrar cuando por fin chocaron sus huevos contra mis nalgas yo estaba en el cielo, él inicio el bombeo en mi cola yo casi de inmediato comencé a mover mis caderas en círculos, el placer era enorme igual que la herramienta que tenía dentro.

- Mira nada más a la cabroncita que gusto les estás dando Alex.

- Si es toda una profesional, tiene el culo bien apretado y rico.

Después de ver como me lo metían mi esposa se acostó frente a mí para que me la comiera mientras Alex me convertía no solo en una mujercita sino en toda una puta adicta al palo de un macho. Estuvimos un buen rato así, Alex cambiaba de ritmo y fuerza para prolongar su placer, pero en un momento sentí como las arremetidas se intensificaban en fuerza para que junto con unos fuertes gemidos sintiera como me llenaban con la caliente leche de macho. Los tres nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente, muy temprano se fue Alex y quedé solo con mi esposa.

- Mira Eduardo no creo que debamos seguir viviendo como esposos me queda claro que tu vida y tus gustos van para otro lado y es mejor que seamos maduros y hagamos los cambios necesarios.

Esa fue la última noche que dormimos juntos como marido y mujer, primero me mudé al cuarto de invitados y con el tiempo ella se fue a vivir con Alex, Mariana y yo nos convertimos en muy buenas amigas.