Vacaciones sexacionales

Autor: Anónimo | 14-Feb

Amor Filial
Hola, soy Karin, tengo 18 años y vivo en Lima. Como ya sabrán algunos, yo vivo con mis tíos. Nunca lo mencione pero ellos tienen un hijo llamado Eric quien lógicamente es mi primo. Él es un año mayor que yo.

Al finalizar el año mis tíos planearon unos días de vacaciones en Cerro Azul. Como ellos trabajaban prácticamente todo el día, nunca había oportunidad de estar juntos. Pese a que no había una relación muy afectiva entre mis tíos y yo, si había respeto mutuo.

En esta ocasión tengo que confesar que mi primo y yo mantenemos relaciones sexuales clandestinas de lo más satisfactorias. Como mis tíos siempre llegan muy tarde del trabajo, tenemos sexo por lo menos dos veces al día y disfrutamos la privacidad de nuestra casa sin ser molestados en lo absoluto. Si bien a mi primo y a mí nos entusiasmo la idea de las vacaciones, también era verdad que íbamos a extrañar estas extraordinarias sesiones de sexo que teníamos todos los días.

El día de partir llego. El trayecto fue muy agradable, mis tíos iban adelante y mi primo y yo atrás del auto. Yo como siempre sentándome de manera que mi primo pudiera ver mis piernas, ya que sabia que a él le gustaba mucho que lo hiciera y obviamente se calentaba mucho con ello por lo que en unos segundos tuvo una gran erección, la cual se le mantuvo casi todo el camino y me la mostraba a cada instante, pues sabia que a mi también me gustaba ver como se le ponía de dura al verme. Es por demás decirles que mis calzoncitos se mojaron enormemente e inclusive tenia que frotarme por encima de ellas para calmar un poco mi calentura. Nos gustaba mucho mantenernos en ese estado de excitación en todo momento.

Al llegar al hotel en que nos íbamos a alojar nos dimos con la grata sorpresa que mis tíos habían reservado dos habitaciones. Obviamente una para nosotros y otra para ellos. Al darnos cuenta de esto disimuladamente mi primo me metió su mano debajo de mi falda y yo acaricie su pene por encima de su short haciéndonos entender que nos maravillaba la idea. Después de hacer los trámites nos dirigimos a las habitaciones. Primero entramos a la nuestra, nos instalaron y mi tío nos dijo: “Ya están grandes y estoy seguro que no les va dar miedo quedarse solos. Nosotros queremos desvelarnos diariamente, y como ustedes deben entender, no nos pueden acompañar. Por eso les hemos dejado una habitación para ustedes para que duerman a la hora que quieran”.

Como todavía era temprano, quedamos de que en una hora estaríamos listos para bajar a la playa. La idea de una habitación para nosotros nos pareció maravillosa. Nos gusto mucho la habitación, tenia dos camas, una tina y una terraza con una maravillosa vista al mar. Mi primo me dijo “Vamos a bañarnos para estar listos cuando nos llamen mis papas”. Entonces nos desvestimos y nos fuimos a bañar. Mi primo tenia su verga paradísima. Nos enjabonamos mutuamente, nos abrazamos y el roce de nuestros cuerpos me producía un placer tan enorme que casi me corro. Además de que mi primo me tocaba como solo él sabia hacerlo y me hacia morirme de placer. Igualmente yo le acariciaba su verga haciendo que el también casi se corriera, es decir, nos gustaba estar siempre en ese estado de excitación.

Él me decía “¡Cómo me gustas! !Mira nada mas que piernas y que culo!”. Me abrazó y nos dimos un beso delicioso, jugueteando con nuestras lenguas hasta casi corrernos con solo eso. “Vamos a apurarnos, si no se nos va a hacer tarde” Me dijo. Salimos de la ducha nos secamos y nos pusimos nuestros trajes de baño. Yo llevaba un bikini bastante pequeño que en cuanto me lo puse mi primo me dijo: “¡Que bien te queda ese traje!”. Yo coquetamente le modele el bikini y eso me hizo sentir muy mujer. Mi primo tuvo que ponerse una camisa larga para ocultar la tremenda erección que le había provocado. Mis tíos nos llamaron, salimos y nos dirigimos a la playa.

Al llegar, inmediatamente nos alistamos para dorarnos en el sol. Mi tía se quito la camisa que llevaba y se quedo solamente en bikini. Hacia tiempo que no la veía así. Lucia espléndida, pues tenia puesto un bikini muy pequeño que no dejaba nada a la imaginación con unas piernas y un trasero maravilloso. Yo no me quedaba atrás, a pesar de ser muy chica ya tenia muy buenas piernas y nalgas. También tenia mis senos muy desarrollados y me hacían verme muy bien. Yo lo atribuyo a la enorme actividad sexual que mantenía con mi primo. Después de un rato dejamos a mis tíos en la arena y nos dirigimos al mar. Nos tomamos de la mano y fuimos al agua, en el trayecto me sentí muy bien porque tanto los chicos como los señores se me quedaban viendo con cierta admiración lo que me hizo sentir muy mujer.

Nos metimos inmediatamente al agua y empezamos a jugar. Nos queríamos y nos gustábamos tanto que disfrutamos del agua al máximo. Mi primo me abrazaba y me apretaba contra su hermosa verga bien parada. Me metía mano yo lo abrazaba y le acariciaba su pene con un cariño y un deseo inmenso. En fin, la pasamos increíblemente bien, con el único detalle de que estábamos muy excitados.

Después de unas horas que para nosotros fue muy poco tiempo mis papas nos llamaron para ir al restaurante a comer algo, salimos del agua y así en trajes de baño nos fuimos a comer. Después de cenar nos dirigimos a nuestras habitaciones y mis tíos nos dijeron: “No vayan a salir que ya es tarde. Hoy duérmanse temprano, ya que nosotros vamos a salir y no sé a que hora regresaremos”.

El día había sido delicioso y nos encontrábamos extremadamente excitados, por lo que una buena cogida era lo que nos hacia falta. Salimos a la terraza. Estuvimos observando el mar y nos dimos cuenta que por la posición de las terrazas no era posible ver de una a la otra, o sea que había una absoluta privacidad. Inmediatamente empezamos a abrazarnos y a besarnos desenfrenadamente. Mi primo me acariciaba de una manera tal que casi me hacia venirme. Me acariciaba las nalgas y me chupaba mis pechos. Me quito el traje y él también se quito el suyo, y ya desnudos, pusimos unas toallas en el piso y nos acostamos. Sin decirnos nada nos acomodamos en un maravilloso 69.

Cada vez que introducía la lengua en mi hoyito me hacia gritar de placer, por tanto yo me esmeraba por darle una riquísima mamada para que tuviera un placer similar. Era tan delicioso lo que sentía que unas oleadas de placer me llegaban y empecé a venirme como loca. El también no tardo en correrse, me lleno la boca con su riquísima y abundante lechecita que para mi tenia el sabor más delicioso y excitante del mundo. Así permanecimos acostados un buen rato viendo el cielo y escuchando el mar. Él acariciándome la conchita y haciéndome sentir ese gran cariño que me tenia y que me hacia sentir tan realizada.

A pesar de la venida tan fuerte que tuvimos, mi primo seguía teniendo tremendamente parada su verga, por lo que sin decirme nada me abrió las piernas y se puso encima de mí metiéndomela hasta el fondo. No sé si por el ambiente o por estar cerca del mar pero sentía esa metida colosal. “!Por favor, muévete mas!”, le suplicaba. Estaba tan caliente que cada embestida me hacia gozar como nunca. “Acuéstate tú y déjame subirme”, le dije a mi primo con mucha emoción. Abrí mis piernas y me metí toda su verga sintiendo que me atravesaba completamente. !La sentía tan deliciosa!. “!Muévete! ¡Muévete!”, me decía. Yo lo cabalgaba como nunca le había cabalgado. No tarde mucho en sentir que me venia otro orgasmo fuertísimo. Me sentía en el paraíso, terminaba mi orgasmo y empezaba otro, era increíble. “¡Esto es cielo! ¡Que venidas me estas dando! ¡No te vayas a detener!”, pensaba para mí. Yo me seguía moviendo con gran fuerza. Mi primo se levantaba como queriendo meterme mas adentro su hermosa verga. Me apretaba las nalgas y se empujaba hacia arriba haciendo que yo casi me muriera de placer.

Yo me estaba corriendo como una loca. Me seguía moviendo y los orgasmos me venían uno tras otro. En un momento los gemidos de mi primo se hacían cada vez mas fueres, y segundos después sentí su lechecita caliente vaciarse en mi interior. Yo también me corrí por ultima vez después de su tremenda venida. Me recosté encima de él, todavía con su verga adentro, y así estuvimos un buen rato. Después me baje y me acosté junto a él. Estuvimos no sé cuanto tiempo así, mirando el cielo. En ese momento me sentía la mujer más feliz y satisfecha del mundo. Nos levantamos, nos metimos a la habitación y, así desnudos, nos acostamos y muy abrazados nos quedamos dormidos, no sin antes imaginar lo delicioso que serian esas vacaciones.

Al día siguiente despertamos temprano y mi primo me dijo “¿No te apetece que nos bañemos en la tina?”. “Me parece una muy buena idea”, le contesté. Se levantó, llenó la tina de agua y me llamó. Al llegar al baño de abrazó muy fuerte y me dijo: “Que noche tan buena pasamos. Te juro que lo de anoche fue lo máximo”. “Si, fue delicioso”, le conteste, “Me vine tantas veces tan rico que creí que me iba a desmayar de gusto”. Me beso largamente sin prisa, jugando con nuestras lenguas y excitándome tremendamente. Me agarraba las nalgas, me las apretaba mientras seguíamos jugando con nuestras lenguas. Yo estaba excitadísima que casi me vine con esas caricias. Yo por mi parte le acariciaba esa verga que me tenia loca, disfrutaba enormemente su dureza y le decía que tenia la verga más hermosa del mundo.

Nos metimos a la tina y seguíamos abrazándonos y besándonos, sintiendo que el mundo nos pertenecía. Mi primo no pudo aguantar mas y me dijo “Ya no aguanto mas, por favor ponte encima de mí como anoche”. Como la tina era amplia se recostó un poco, abrí mis piernas y me metí su durísima verga. Yo me movía fuertemente y en cada metida y sacada sentía que la vida se me iba. Estuvimos en ese plan varios minutos hasta que ambos tuvimos un orgasmo de lo más delicioso que uno se pudiera imaginar. Cada palpitación de su verga dentro de mi conchita cuando se estaba viniendo para mí era la locura. Casi nos arrancarnos nuestros labios de los besos que nos dábamos. “Oye, creo que cada vez es mejor”, me dijo. “Para mí también es así”, le respondí. Yo lo abrazaba y lo besaba con un amor tan inmenso como prohibido; y él me correspondía de la misma forma, lo que me hacia sentir como una gran reina. Les juro que me sentía la mujer más feliz del mundo.

Estuvimos en la tina un buen rato disfrutando de la tibieza del agua y del contacto de nuestros cuerpos. Sin decirme nada él empezó a lavarme cada parte de mi cuerpo. Al pasarme las manos enjabonadas por todo el cuerpo casi me hizo venirme. El contacto de sus manos en mi cuerpo tenia un efecto muy excitante. “¡Que piel tan suave tienes!”, me decía mientras me acariciaba con sus manos llenas de jabón. Con mucho cuidado me lavo todo mi cuerpecito. Después yo le lavé a él. Esta situación era muy excitante para los dos. El tenia todo el tiempo su verga durísima y yo la disfrutaba a cada instante.

Terminamos de bañarnos, nos secamos, el se sentó en la cama viendo como yo me ponía mi ropa y no dejaba de decirme lo mucho que le gustaba. El se puso su traje y nos dispusimos a pasar otro ida que seguramente seria tan inolvidable como el anterior.

Karin

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