Mi vecino “Me gusta la sensación de ser su puta”

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Cuando era joven tuve una gran obsesión, un chico menor que yo por 3 años, realmente no me interesaba al inicio como hombre, era mi vecino y no recuerdo saber que existía hasta que coincidimos en una fiesta, para ese entonces yo tenía 21 años.

Antes de conocerlo, tuve un novio, que me terminó porque me dijo “es que eres aún una niña”, yo no entendí sus palabras y me rompió mi corazoncito, ahora comprendo que el quería algo más, pero yo evidentemente no estaba preparada para más. Porque para mí ser novios era andar de la mano, platicar y alguno que otro beso.

Ese chico, mi vecino, era blanquito, cabello castaño, un poco gordito y alto. Pero era adorable, tenía ese no se que, que me hacía querer estarlo abrazando. Después de esa fiesta, entre bromas yo le pedía un abrazo de regalo y el me dijo que si, que me daría uno cuando nos viéramos por nuestra manzana. Siempre lo molestaba con eso, que quería un abrazo suyo, en ese momento era algo tonta, por lo cual creía que el era más inocente que yo, y me visualice como mejores amigos, contarnos chismecitos y así. Porque realmente tenía la ilusión de un amigo varón con esas características.

Nuestro contacto, pese a ser vecinos, era internet, el tenía su compu y yo iba al ciber, porque iba a bajar info e imprimir, el ciber estaba a media camino de ambas casas, yo siempre iba de tarde noche.

Cuando después de tanto molestarlo de nuestro abrazo, ya solo lo hacía por costumbre, el me dijo un día “voy para allá”. Me sorprendió mucho y francamente me sentí un poco asustada. Pague y salí de inmediato del cyber, cuando ya iba saliendo lo tope en la entrada. Empezamos a caminar, conversar un poco y antes de seguir me extendió los brazos, me causo ternura su gesto y lo abrace, porque era como abrazar un gran y lindo peluche, era esa sensación de querer apachurrarlo.

Después de un momento, el abrazo paso de ser tierno a sentir que subía el calor por mi cuerpo, así que me iba a apartar, ya que el era pequeño!, empecé a pensar “¿Que clase de monstruo iba a ser al verlo de otro modo, de pervertir su inocencia?, claro, porque yo era mayor y el un jovencito inocente que iba a ser mi gran amigo y… Yo porque no me suelta, si ya lo solté?”

Algo confundida levanté mi cabeza y el me miraba desde antes y sin poder decir nada me dió un beso, diria que fue bonito, pero la verdad no fue nada bonito ni romántico, nada dió vueltas y yo, me sentí tan perdida de que hacer. Solo sentía el calor de mi cuerpo y respondí el beso, sin saber lo que seria después de eso.

Después de esa vez, ya no le pedí un abrazo, pero al poco tiempo el ya estaba afuera del cyber, y ahora fue directo a los besos después de unos cuantos pasos, sus manos tratando de entrar bajo mi ropa, al inicio no lo permiti, pero el me dijo suplicante “por favor” y ya con el calor que sentía, quite la presión de mis brazos que detenían su avance, se fue directo a mis pechos, primero sintió la forma de estos, sobre mi bra, acarició gentilmente para después tocarlas directamente, sus manos se sentían muy bien, en ese momento no sabía cómo actuar, mi mente gritaba “paralo, es ilegal!!”, pero mi cuerpo se sentía bien.

Sin fuerza, le pedí que dejara de hacerlo, pero me ignoro y siguio, luego quería abrir paso en mis pantalones, pero ahí si ya no permití más. Por lo menos no en ese momento.

Después de eso, era cualquier cosa para vernos, mensajes del móvil de “voy a la tienda, te veo en 5 min en la esquina” (si, no había entonces what’s y los celulares no eran tan tecnológicos como hoy).

Lo que empezó a ser solo besos y caricias, se volvio cada vez más íntimo, tocando dentro de mi, dejando que me perdiera poco a poco con sus manos.

Mis pensamientos de lo malo y lo bien, quedaban fuera, cada que tocaba el tema, el me decía que no pasaba nada, porque el lo deseaba, entonces también decidí hacer la vista gorda y olvidar cada tanto eso.

Sabía que el no me amaba, el siempre fue claro en ese punto, pero yo no podía separar el afecto. Cada vez que nos veíamos, llegaba a mi casa y me recostaba, pensando en sus caricias, como recorría mi cuerpo, su tacto, y lo caliente que estaba aún, imaginaba que sería si pudiéramos salir normal, ir al cine, salir al parque, cosas así.

Hasta que una noche de noviembre/diciembre, decidí terminar, después de tanto pensarlo y sentir que era tan tonta, dejaba que pasara tanto, el no era mi novio. Por mensaje le dije que debíamos parar. Teníamos que terminar. Y llegó a mi cochera, para hablar, sentí nervios pues mi familia es muy conservadora, sali a hablar con él, y me dijo que no quería que terminaramos eso, digo, quién va a querer que se le acabe su puta gratis?, pero yo no lo percibí así, lo tome como “siente algo real por mi”, aún así, me puse pesada y dije que no, que era el fin, entonces me pidió un beso, que me terminó robando, y fue entonces que todo giro, sentí como todo al rededor de desvanecía, era visioso, porque no quería que terminara ese beso, era hermoso, era mágico.

No se si sintió lo mismo, pero sonrió victorioso y se despidió sin más. Yo quedé como estúpida, deseosa de más. Ahora ya no me importaba nada. Mi cerebro se fundió con ese beso.

Seguimos viéndonos, encontramos un lugar para los dos, una cancha no tan lejana, pero no tan conocida, solo si eras de la zona, sabías de ella. Y de noche daba miedo, claro, pero también era perfecto para nosotros. Ahí seguimos con nuestros encuentros, hasta que llegó el día que quería entrar en mi, como tenía miedo, por qué su miembro era grande, sentía que si eso entraba, me iba a romper, (recuerden que el era alto, yo soy estatura promedio), entonces preferí ofrecerme a hacerle oral. El acepto y Dios, al inicio sentí asco, pero luego me gustó, aclaro que el era muy limpio, así que no había olor, de hecho olía a suavizante, con el aprendí a hacer oral, me pedía como hacérselo, y yo como me encantaba todo de él, lo obedecía.

Que si pasaba mi lengua por su venita, si le lamía o succionaba los testículos, si me pasaba su pene por mi cara jugando, me encantaba eso. Y luego me tragaba su semen, un poco amargo para mí gusto, pero todo lo hacía porque me gustaba mucho, no solo él, sino lo que me provocaba hacerlo.

Una vez cuando estábamos en proceso, me bajo de golpe mis pantalones con mis bragas, y me cargo, quería penetrarme en ese momento y yo no estaba lista, así que no pudo entrar en mi.

Después nos pusimos de acuerdo, en una casa cercana que nos prestaron, no con esa intención, ya que nos creían buenos, hijos de Dios y puros, pero nosotros la usamos para nuestra primera vez.

Llegamos y pasamos al cuarto, recuerdo que cuando saco su pene y lo acomodo para entrar, al momento de empujar, me movió con ella para atrás, así que me detuvo e ingreso a mi. Me dolió, me dolió muchísimo, y su va y ven, no fue diferente, me salieron lágrimas, el llegó rápido, lo cual agradezco mucho, porque sino el dolor se hubiera prolongado, limpiamos después de ello.

Después fue cruel conmigo, porque me dijo que no me amaba ni sentía nada por mi, yo entendí, y me trate de alejar, otra vez, me dolió que la persona a la cual entregué mi virginidad no sintiera realmente nada por mi, solo era su puta del momento, su puta tonta, por qué ni le cobraba.

No sé porque me obsesione con él, porque pese a lo cruel y grosero que era, cada que tronaba los dedos ahí estaba a su disposición.

Cuando se enteró que le gustaba a alguien, me marcaba como su territorio, hacía comentarios que dejaban en evidencia mi celos delante de esas personas, pero luego otra vez, en la cancha, en la calle, en su carro, en mi casa, en su baño, su sala, el cuarto de sus padres, como amaba tener sexo con el.

Me gustaba esa sensación de ser su puta, me adapte a él, que me tomara del cabello, me golpeara en el sexo, pero lo curioso de todo esto, es que aunque su pene fuera grande y rico, nunca pude tener un orgasmo con él.

Tuvimos una relación de varios años, hasta que me case. Ahora seguimos en contacto y cada que me cabreo con mi esposo lo vuelvo a ver, ya no es grosero ni descortés, ahora es otro hombre, llevamos una relación en paralelo, ya se que lo que siento por él no es amor, creo que es algo hormonal, porque siempre seremos algo sexual, no podemos estar cerca sin sentir deseo, no importa con quien más estemos, si estamos en relaciones diferentes.

Sigo siendo su putita y el mi medio para aguantar los enojos que me da mi esposo.

Sonará a tontería, dirán que porque no dejo a mi esposo, pero es que con él, el sexo es diferente, con el siempre tengo un orgasmo muy rico, así que dejarlo no es una opción, y mientras mi vecinito siga pidiendo a su putita, su putita está a la orden del día.

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