Mi amante ciberamante y yo

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Fantasías Eróticas: Yo y mi amante ( parte I)

Este relato es algo muy especial ya que es una conversación con mi ciberamante. Si eres mujer casada y te gusta lo que lees puedes dejar tu comentario mas hot.

Aca les dejo una bella relación.

Hola José Luis, como estás amor?, mira te cuento, hoy mi día fue de lo mejor, todo sobre ruedas y el trabajo sin complicaciones, así que estoy feliz, ahora voy a ir a buscar a la nena al colegio y ya regreso a casa, te estoy escribiendo desde el auto, paré un rato para hacer tiempo hasta la salida de Martita, así que aprovecho para decirte que anoche me has cogido como nadie, fue hermoso!!!!

Esa verga tuya entrando dentro mío es terrible!… duele pero al final hasta he tenido un orgasmo mientras me la dabas por el culo, eso nunca me había pasado. Recordando la cogida que me diste anoche, me imagino ahora otros encuentros contigo, por ejemplo que pase esto….

Me quité la falda y luego el top, quedándome solo en tanga.

Justo cuando me iba a quitar el tanga escuché cómo abrías la puerta.

  • ¿Qué pasa papito? – pregunté – ¿Necesitas algo amor?

Estabas serio, mirándome de arriba a abajo. No contestabas.

  • ¿José Luis, ha llegado mi marido?

No entendía porqué me mirabas fijamente y no me decías nada. Tardaste poco en darme una explicación, ya que te giraste, echaste el pestillo a la puerta y te acercaste hasta mí. Con un movimiento rápido y fuerte le pegaste un tirón a la bombacha que tenía puesta y me dejaste desnuda. Me agarraste de las muñecas con fuerza, y con una mano me dabas chirlos a mis tetas, haciéndolas balancear para un lado y para el otro, fueron unos tres o cuatro chirlos bien dados, tan bien que me hiciste gritar.

Vos y mi marido son muy distintos, a Juan Carlos le gusta complacer a las mujeres y para él lo principal era el placer de su pareja. Vos solo pensás en tu pija, en correrte y hasta la vista. Descubrí que eso me calienta mucho, siento que vos sos mi dueño, mi hombre, mi macho, el que puede pegarme o cogerme cuando quiera.

Me empujaste contra la pared, sin hablar ni una sola palabra, y comenzaste a comerme el cuello. Me lo mordías, besabas y lamías, y yo gemía intensamente. Me calentaba mucho la situación, tu José Luis siempre has sabido ponerme cachonda, y que me sienta como tu puta también. Subiste y comenzaste a besarme.

Me comías la boca como un animal

No eras cariñoso, lo hacías a propósito para que me sintiera una cualquiera, simplemente estabas caliente y querías deshacerte de la tensión acumulada. Te mordí el labio suavemente y soltaste un gruñido indicándome que te gustaba. Yo no daba más de calentura, rodeé tu cintura con mis piernas mientras me tenías contra la pared metiéndome tu lengua hasta la garganta.

Me agarraste del culo y me levantaste en el aire hasta que me sentaste sobre la piedra fría del lavabo. Seguías comiéndome la boca y el cuello, y ahora que tus manos estaban libres me amasabas las tetas como si fuesen de gelatina.

Escuché cómo te desabrochaste el pantalón, bajando la cremallera de la bragueta, y segundos después noté el calor de tu pija buscando la entrada de mi concha. No hizo falta mucho, y cuando la encontraste embestiste rápidamente, metiéndome tu verga hasta el fondo de mi vagina.

Solté un grito que apagaste con tu lengua en mi boca. Chupaba tu lengua y jugabas con la mía, sin cerrar los labios, un beso desaforado y lleno de saliva, mientras que tus embestidas me penetraban con violencia, con esa violencia que una puta como yo necesitaba en ese momento.

Tus embestidas eran a las que estaba acostumbrada, eran embestidas fortísimas de macho caliente, yo necesitaba esa clase de polvo, porque era lo único que podría liberarme totalmente. Tu necesitabas correrte, volver a tus instintos primarios, para quedarte a gusto y luego volver a tu casa con la verga babeada por mis babas y mis jugos, y encontrarte con la mujer de tu amigo para volver a coger, así de caliente eres.

Me incliné hacia atrás, y lo aprovechaste para comerme las tetas. Tus embestidas animales me arrancaban gemidos potentes, y la manera en la que me mordías los pezones solo hacía añadirle leña al fuego. Yo estaba en el cielo, estaba muy caliente, y tu lo sabías y lo notabas. Empezaste a embestir más rápido y más fuerte, era uno de los polvos más fogosos y simplemente carnales que había tenido, nada de sentimientos involucrados, solo dos personas usándose la una a la otra. Un hombre que necesitaba correrse y una mujer que estaba dispuesta a ser usada sin ningún otro fin.

Me mordiste un pezón y noté que llegaba al orgasmo, justo cuando sentí que tu verga comenzaba a salir de mi concha. En ese momento se me vino a la cabeza la cogida de anoche y algo en mí hizo que enrollase mis piernas sobre su cintura y no dejase que se apartara. Quería que te corrieras dentro de mí para sentir tu leche dentro mío.

-Que buena puta que eres Laura -hablaste por primera vez desde que entraste al baño, pero te ibas a correr y tenías demasiada poca fuerza como para separar mis piernas.

Un gruñido me avisó, y poco después noté su leche caliente golpeando las paredes de mi concha. Me estabas rellenando, y yo en ese momento llegué al orgasmo, arañándote el cuello y los hombros. Fue intenso, y me dejó extasiada.

Cuando terminamos, rápidamente sacaste tu verga de mi interior y sentimos golpes a la puerta del baño, era mi marido

  • Laura!…. has visto a José Luis?
  • No amor! Debe haber ido a comprar cerveza!
  • Ah! bien, lo esperaré en el patio trasero, cuando vuelva le dices que me busque
  • Si mi cielo, cuando lo vea te lo mando!.

Este es uno de tres relatos morbosos que escribire.

By: Anonimoamor 😂😁

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AlfredoTT
AlfredoTT
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