Así empezó todo: follé a mi hermana mientras dormía

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En este relato explico cómo follé a mi hermana mientras dormía.

La primera vez que vi a mi hermana desnuda, mi hermana tenía 19 años.

Mi hermana estaba entradita en carnes, sin ser gorda. Tenía un delicioso culo que se le insinuaba con la ropa que se ponía y, aunque nunca me había fijado en ella como mujer, con el tiempo se convirtió en mi obsesión. A continuación explico cómo fue.

Mi padre estaba trabajando y mi madre fue al médico con mi otra hermana, por lo que estábamos solos en casa. Yo estaba haciendo las tareas del cole y mi hermana estaba en su habitación. Tuve una duda sobre una de las tareas y cuando fui a preguntarle a mi hermana, me llevé la sorpresa. Mi hermana estaba dormida boca abajo, con la falda subida hasta la cintura y las braguitas bajadas hasta las rodillas.

El pene se me puso como una estaca de duro, al ver ese delicioso culo desnudo. Me acerqué y puse mi mano sobre una de sus nalgas, haciéndole un suave masaje. Era delicioso sentir la suave piel de su culito en mis manos. Se movió un poco y me asusté, salí de la habitación y fui al servicio a masturbarme pensando en ese delicioso culito de mi hermana. Desde entonces, mi obsesión era volver a ver su culo desnudo.

Por suerte, semanas después, se repitió la misma oportunidad. Mi madre fue al médico con mi otra hermana, mi padre trabajando y los dos solos en casa.

Esperé un tiempo prudencial y fui muy despacio a la habitación de mi hermana. Esta vez, estaba dormida boca abajo en ropa interior, pero sus braguitas eran semitransparentes y se le notaba su culito por la tela. Me acerqué muy despacio al filo de la cama y la escuché roncar. No lo dudé y poco a poco le fui acariciando el culo por encima de las bragas. Como no reaccionaba, me decidí a bajarlas y descubrir su culito delicioso. Poco a poco fui deslizando las braguitas por sus muslos, hasta dejar el culito totalmente desnudo a mi vista. Seguía roncando, y fue entonces cuando empecé a acariciarle las nalgas.

Después de un buen rato tocando su culo, le volví a subir las braguitas y me fui al servicio a masturbarme. Así fue como descubrí que mi hermana tenía el sueño muy pesado. Desde ese día estaba deseando poder tener una nueva oportunidad de desnudar el culo de mi hermana.

Y la oportunidad llegó en el verano. Como hace mucha calor donde vivimos, por las noches, sacábamos los colchones de las habitaciones, para dormir en el salón más fresquito. Mi hermana siempre dormía en el medio, por lo que la tenía a mi disposición.

Una de esas noches, mi hermana dormía de lado, de espaldas a mí y con su culo en pompa, con una combinación transparente, y las braguitas semitransparentes. Cuando sentí que estaba roncando, poco a poco, con el pie, empecé a subirle la combinación lo suficiente para dejar su culo a la vista y poco a poco con mi mano, comencé a bajarle las bragas. Ummmm, que excitación ver ese delicioso culito y poder acariciarlo.

Después de unos minutos tocando y masajeando su culito, me decidí llegar más allá y me bajé mi bóxer y decidí rozarle mi pene por la raja del culo, haciéndome una cubana con sus nalgas. No lo pude evitar y solté una gran cantidad de leche entre sus nalgas. Fui de al baño y traje unas tohallitas húmedas para limpiarla.

Cuando volví, mi sorpresa fue aun mayor que cuando vi su culo, pues estaba boca arriba, y como le había bajado las braguitas, su coñito peludito, estaba a mi vista, y con la combinación transparente, se le notaban los deliciosos pezones de sus grandes pechos. Al notar que seguía dormida, poco a poco comencé a jugar con mis manos en sus pechos, luego de bajarle las tirantas de la combinación, besé, chupé y mamé a mi antojo sus pezones. Luego bajé mi mano a su coñito y comencé a acariciarlo, y a pasar mi lengua por la rajita y a lamer su clítoris, mientras le metía un dedo. La vestí y me fui a mi habitación a dormir.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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