La Tia Teresa de mi mujer relatos calientes xxx

Autor: anonimo63237 | 31-Jul

Heterosexuales

En la familia de mi mujer se organizó un viaje sorpresivo a la playa, aprovechando una semana de vacaciones que tenia el marido de su prima y una casa que le habían ofrecido. Mi esposa tenía pendiente una semana de vacaciones y aprovechando que los niños estaban en vacaciones de invierno, emprendieron viaje a la costa.

Yo por trabajo no los pude acompañar, quedándome solo esa semana, disfrutando de la soledad y tranquilidad del hogar, quedando que el fin de semana me iría a juntar con ellos.

Ese mismo día en que se fueron, recibo una llamada de la prima de mi señora, que me pedía si por favor podía pasar por su casa y enviarle por encomiendas un televisor pequeño que se les había quedado y una chaqueta de su hijo mayor que también se había quedado olvidada. Le dije que no tenía problema y que saliendo del trabajo, pasaría por su casa, donde su madre, que vivía con ellos me tendría listo el paquete que tenía que enviar.

Al salir de mi trabajo, pase por la casa de la prima y su madre, la señora Teresa, muy amablemente me invitó a pasar. Muchas veces había compartido charlas con esta señora y siempre habíamos tenido muchas cosas en común. A sus 55 años, viuda hace mucho tiempo, era una mujer completamente independiente, que tenía un local de ropas, buena situación económica y que por ayudar a su hija, y no quedarse sola, había compartido su casa con su hija, esposo e hijos.

Le pregunté por que no había ido con ellos y me dijo que uno por el atender el local y otro por que al quedarse sola, eran unas vacaciones para ella lejos de los gritos de sus nietos etc. Conversamos mucho rato, incluso me invitó a tomar tè con ella y como la conversación estaba muy entretenida y ni uno de los 2 tenía nada que hacer el tiempo pasó en la amena conversación donde tocamos muchos puntos de la familia. Ya después de un rato, sacó un licor que tenia guardado y mientras fumábamos (ambos fumábamos mucho), conversábamos de nuestras vidas, hasta que comenzamos hablar de mi mujer, su sobrina.

Lamentablemente mi mujer era un poco floja para el tema sexual y eso a la larga nos había traído muchas peleas. Ella me escuchaba y comentaba al respecto, y recordó que con su marido también había tenido esa clase de problemas, pero al revés, ya que ella era la que lo buscaba y el no la satisfacía plenamente. Seguimos en este tema, hablando que por ese motivo se producían muchas infidelidades, por un tema netamente de satisfacción sin incluir sentimientos.

Ella decía que en ese aspecto, para el hombre era más fácil ser infiel, que teníamos mas oportunidades y que por ultimo estaba la opción de pagar por tener sexo, mientras que para la mujer era mucho más difícil. Basándome en eso, me atreví a preguntarle si ella le había sido infiel a su marido y ella me reconoció que si. Cuando ella me hizo la misma pregunta, respecto a su sobrina, me reí diciéndole que no era la persona mas adecuada para comentarle una posible infidelidad al ser tía de mi señora.

Pero a la larga, con la confianza que tenía con ella, y al saber perfectamente que ella nunca le contaría a nadie, por su personalidad y forma de ser, me atreví a confesarle que si, pero que solo por un goce físico.

Eso mismo me llevo a pensar y a mirar, con otros ojos a la tía de mi esposa. A sus 55 años, la señora Teresa no era un monumento de mujer obviamente. Era de estatura promedio, pelo corto teñido, usaba lentes, de contextura gruesa, algo pasada de kilos, pero por lo mismo tenía unas buenas y grandes tetas, que en mas de una ocasión me habían llamado la atención. Esa noche ella vestía con pantalones y un suéter holgado, para nada sensual, pero que de todas formas hacían ver el buen tamaño de sus pechos. Además, no se si eran ideas mías, pero de todas formas notaba algún tipo de interés en la madura mujer hacia mi persona.

Tratando de mantener el tema, le pregunte si después de su marido había tenido a alguien mas, que si no se aburría estando sola y descaradamente cuanto tiempo llevaba sin tener relaciones, a lo que ella, sin ninguna vergüenza al escuchar esa pregunta, me dijo que hace como 6 años que no tenía nada con nadie, y también en broma me dijo que "no perdía las esperanzas".

Noté que la señora Teresa se preocupaba mucho en que mi vaso estuviese siempre lleno y me di cuenta que ella ya mostraba un notable interés, digamos sexual en mi. Sin embargo me daba un poco de vergüenza tomar yo la iniciativa, ya que igual era un pariente, y continuamos hablando de sexo, fumando y bebiendo hasta que servimos los dos últimos vasos, vaciando la botella.

-Bueno, en vista que el trago se termino y que usted seguramente debe estar cansada, pienso que es mejor que me vaya.

-Por mi no te preocupes, siempre me acuesto tarde, y si es por el trago, tengo otra botella mas ja ja ja.

-Mire ud .. que picara ... pero mejor que no .. imagínese hablando tanto de sexo , mas otra botella , pienso que ud correría peligro.

-no creo tener tanta suerte de que me hagas algo, ja ja.

-¡Oiga! no se confíe... mire que si no fuera la tía de mi señora.... mmmm

-¿Y por que tendría que saber algo tu señora?

Bueno ... ( levantándome de la mesa quede parado a su lado, tratando de que ella se fijara en el bulto que se había formado dentro de mi pantalón) , será mejor que me vaya , por que el alcohol y la conversación están haciendo efecto en mi.

-Me tenes miedo?

-Yo .. no , para nada

-Demuéstralo

-¿Quiere que se lo demuestre? .. o quiere que se lo "muestre" ?

-Ja ja ja ... No te creo capaz

-¿A no?

-Bueno .. ud lo pidió ? ( y me comencé a bajar el cierre del pantalón , pero solo como broma después lo volví a subir)

-Vez que no sos capaz.

-No me desafíe Teresa ?

-Te desafío a que lo hagas .. eres solo palabras

-Ok ? ud lo pidió ? ( y sin mas que decir, me baje el cierre y saque mi verga ante los ojos de la tia )

-¡ Mi Dios...que pedazo ¡ ..

-¿No me creía?

-Lo siento sobrina . pero ?

La Tía sentada aun, se acerca a mi verga y se la mete en su boca chupándola suavemente. Con gran arte y maestría la tía se deleitaba con mi verga en la boca, emitiendo pequeños quejidos de satisfacción al tener su boca llena de pija.

-Ohhh que bien me la chupa ?

-Tu tranquilo , que esto solo va a quedar entre los dos ?

-Hace rato que me habían dado ganas de cogerla.

-A mi también .. que buena verga tenes mi rey?.

La señora Teresa no desaprovechaba ni un segundo en succionar mi verga, metiéndosela hasta la garganta, dejándomela toda mojada, jugando con ella, besándola suavemente en la punta, para luego de una gran abertura de boca metérsela hasta el fondo. Su mano jugaba con mis bolas, apretándolas suavemente, mientras con su otra mano se tocaba entre las piernas, emitiendo sonidos de estar disfrutando lo que se estaba comiendo.

Le saque su suéter y aproveche de tocar sus grandes tetas que estaban aprisionadas tras una blusa de vieja. Realmente tenía unas tetas grandes y deliciosas. Ella misma comenzó a desabrochar su blusa, pero sin dejar de chupármela. Su corpìño era grande, color carne, y aunque le quedaba muy ajustado, cedió fácilmente cuando le saque una teta afuera, para admirarla y tocarla a mi antojo. Al sacarla , esta enorme maza de carne cayo por su propio peso , admirando un gran pezón duro y negro. Realmente la Señora teresa tenía las tetas grandes.Me entretuve agarrándoselas mientras disfrutaba de la terrible mamada que me daba Teresa.

Ya entregados completamente al instinto animal, la hice ponerse de pie y agachándome yo hasta su teta descubierta la lleve a mi boca chupándole fuertemente su negro pezón, arrancándole unos grandes gritos de placer. Lo único que escuchaba era que me pedia que no me detuviera y yo, haciéndole caso me deleite con ese pedazo de carne en la boca, chupándolo fuertemente, mientras con mis manos le manoseaba el culo.

Ya la señora no aguantó mas, cuando mi mano le apretó su notoria concha por sobre el pantalón y tomándome de la mano, me llevo hasta su cuarto. Ahí de pie terminamos por desnudarnos completamente y caímos a la cama tocándonos desesperadamente.

Su cuerpo no era el de una modelo, ni mucho menos, pero en esos momentos, con el alcohol, mas el morbo de estar con la tía de mi señora, me calento por completo. No dude en abrirle las piernas y quedarme frente a una vieja concha, llena de pelos grande y roja. Sus abultados labios vaginales y un pedazo de piel que le colgaba en el principio de su sexo, no me detuvieron, al contrario. Primero me deleite tocándola, viendo como la tía se retorcía al contacto de mis dedos por su mojada concha y me pedía a gritos que se la metiera. Ya dos de mis dedos trajinaban sin problema el viejo sexo de Teresa que gemía como si la estuviese cogiendo un burro. La tía con las piernas completamente abiertas, me suplicaba que ya se la metiera de una vez, pero mis intenciones eran otras y metiendo mi cabeza entre sus piernas, comencé a besar el interior de sus gruesos muslos, haciendo que la tía se estremeciera de placer, sabiendo perfectamente lo que le esperaba.

Su olor a sexo me embriagaba y sin aguantarme mas, me sumergí con mi lengua a chuparle la concha, arrancándole un gran y fuerte gemido, estremeciéndose entera al contacto de mi lengua.

No solo mi lengua se metía al interior de ella, mis dedos abrían esa concha y aprovechaban para pajearla. Uno, dos hasta tres dedos se abrían paso en esa olvidada parte de la veterana que ya estaba como loca sintiendo placeres hace mucho tiempo olvidados. Mi rostro se había mojado con los fluidos que emanaban de Teresa.

Sabía perfectamente que esa sensación era demasiado para la veterana y que no tardaría en acabar si continuaba con ese tratamiento, y realmente esa era mi intensión. Guiado por sus gemidos que me indicaban perfectamente el roce que más placer le producían. No me importaba que no la hubiese cojido todavia, solo quería sentir la sensación que más me gusta, que es la de sentir que una mujer me acabe en mi boca, mientras más abundante su orgasmo, mucho mejor.

Ella casi me suplicaba que parara, ya que sabía que si yo seguía con eso , su orgasmo sería inviable, pero con oídos sordos me esmeraba en seguir chupandole la concha a la tía. Me aviso de que estaba por acabar si seguía así, y solo obtuvo por resultado un mayor y mas rápido roce de mi lengua contra su argolla.

Un gran y largo gemido de placer inundo la habitación, al igual como mi boca se inundaba de un abundante y espeso liquido que brotaba del sexo de la señora. Saciando mi sed de placer, bebía con mucho gusto el orgasmo de Teresa que se retorcía en la cama y me apretaba con sus gruesas piernas fuertemente. Ella pensaba quizás que con esto mis caricias lenguales cesarían, sin embargo no hacían mas que aumentar mi morbo y absorber todos sus líquidos.

Con mi cara toda mojada por sus fluidos y cuando ese torrente dejo de salir, me incorporé y sin ni una contemplación me monté sobre ella, metiendo mis manos bajo sus nalgas apretándoselas fuertemente y metiéndole la verga hasta el fondo. Como un animal comencé a penetrarla una y otra vez, llegando hasta el fondo de la tía, casi sintiendo solo la humedad de su concha, ya que por el tamaño de esta, mas toda su dilatación se producía una tremenda abertura.

La señora no podía creer ni asimilar el tremendo placer que ese joven de 32 años le estaba haciendo sentir. Atrás habían quedado sus días de abstinencia sexual, sintiéndose llena de verga. Apoyado sobre mis brazos veía como sus grandes tetas colgaban hacia los lados y como se bamboleaban con cada uno de mis empujones.

Por mucho rato estuve en esta posición, cojiendola sin detenerme, con si fuese una película porno. Ella solo recibía cada embestida de su sobrino político, que se sacaba todas las ganas con el cuerpo de esa madura mujer.

Me deleite chupando sus grandes pechos, llenándome la boca con sus tetas, alternando entre una y otra sin dejar de penetrarla. Estaba como una roca, duro, sin ganas de acabar aun, así que la hice darse vuelta y montándome sobre su espalda, no sin antes darle unos grandes besos a su culo, me puse a cojerla en esa posición.

La tía solo estaba ahí, tendida de boca, con sus manos apretando fuertemente el cubrecama, sintiéndose penetrada una y otra vez, gimiendo y diciéndome el gran placer que le entregaba.

Le tome las caderas y la hice ponerse en cuatro patas. La señora Teresa sabia perfectamente lo que yo quería y adoptando esa posición me dejo a mi merced su voluminoso cuerpo para darle una y otra vez en esa posición. En el espejo de su ropero, me veía a mi mismo garchando , la posición de la tía y como sus grandes tetas, colgando libremente se veían mas grandes aun ,bamboleandose de lado a lado, chocando entre ellas con cada una de mis embestidas. Con mis manos me alternaban entre tocar su gran culo o manosearle sus enormes tetas. Le separaba sus nalgas y veía con morbo, el ojete de su culo, con algunos pelos pero era algo natural. Me atreví a intrusear esa entrada, sin obtener un rechazo de su parte. Solo cuando mi dedo entro mas de la cuenta, ella deja de moverse, diciéndome que por el culo no. No insistí mas y continúe con lo que estaba haciendo. Luego me acosté de espaldas y la tía se montó sobre mi. Con su mano se llevo mi verga a su mojada concha y me entregó sus generosas tetas para chupárselas a mi antojo. Sus ojos cerrados y su rostro mas arrugado aun recibiendo mis embestidas y mis caricias a sus pechos. De verdad me calentaban los pechos de Teresa y le dije que deseaba colocar mi verga entre ellos.

Como una esclava se bajo de mí, para ponerse nuevamente en cuatro patas, dejando que sus grandes tetas colgaran sobre mi verga. Yo se las manoseaba y se las apretaba, dejando mi verga entre ellas sintiendo el contacto de sus carnes contra la piel de mi verga jugando con sus duros pezones negros.

Solo me bastaba dar vuelta la cabeza, para mirar la posición de la tia, jugando con sus tetas sobre mi verga.

Luego la señora Teresa bajo un poco mas y acostándose de boca, dejando su cabeza a la altura de mi pija, nuevamente se engulle mi verga, con una gran maestría manejaba mi verga, frotándosela por toda la cara, disfrutando de tener entre sus manos un pedazo de carne, y no su consolador que ayudaba a esas noches de soledad. Me miraba directamente a lo ojos, con mi verga metida en su boca, sabiendo que a nosotros los hombres nos encanta ver eso. Suavemente me masturbaba, mientras su lengua seguía recorriendo la base de mi verga, pasando por mis bolas, metiéndoselas una a una entera a su boca y bajando aun más, incluso llegue a sentirla a la entrada de mi culo.

No me molesto la sensación y al parecer por el suspiro que emití, ella lo tomo como una aprobación y volvió a repetir ese trayecto, pero esta vez dedicándole mas tiempo a meter su lengua al interior de mi orto. No se cuanto tiempo abra pasado, pero la verdad fue mucho. Entre pequeñas conversaciones en esta posición me confesó que una de las cosas que más le excitaban, era chuparle el culo a un hombre y que no me apurase en descargarme, ya que ella tenia todo el tiempo del mundo.

Pero después de un largo rato, y al sentir que ya no podía aguantar mas, le avise que queria acabar. Como desesperada, enfurecida me la comenzó a chupar fuerte y rápidamente pidiéndome que le echara toda mi leche dentro de su boca.

Sus suplicas que acabara en su boca, mas todo el esfuerzo y rapidez con que me frotaba la verga, me llevo a hacerme sentir un placer indescriptible. Comencé a gemir, abriendo completamente mis piernas, dejándole todo el espacio a la tía que no sacaba la verga de su boca.

Un fuerte chorro de semen salió expulsado de mi verga terminando, pienso, en la garganta de Teresa, que rápidamente la saco y la metió entre sus tetas para que las siguientes descargas quedasen entre sus grandes pechos. Yo me retorcía de placer y expulsaba a borbotones mi leche acumulada después de tanto rato de retenerla. Ya con sus tetas llenas de leches y su mano esparciéndoselas, se dedico a chuparme la verga hasta comerse la ultima gota de leche. Quede completamente satisfecho de la sesión de sexo con la tía Teresa, que incluso, después de todo eso, continuaba chupándome a ratos la verga, ya mucho más blanda, pero sintiendo de igual forma el placer que entregaba la boca de la tía de mi señora.

Habian pasado muchas horas desde que llegue a la casa de Teresa, en la calle no había nadie, era tarde y al otro día tenia que levantarme temprano a trabajar. Ella también se vistió para acompañarme hasta la puerta, riéndonos de todo lo que había pasado. Tome el paquete que había ido a buscar y cuando me iba, recibí una invitación de la señora Teresa a almorzar al otro día.

La verdad es que la Señora Teresa cocina muy bien, a si que me comprometí a que a la hora del almuerzo me tendría muy seguido por ahí ....

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