Mi ardiente y cibernético amante (III)

Autor: Anónimo | 21-Apr

Grandes Relatos
En mi último relato les contaba cómo estuvo por terminar el primer día como amantes que tuvimos Juan Carlos y yo. Fueron una horas de placeres encontrados que me hicieron encontrarme mucho a mi misma. Para aquellos que no están enterados de los pormenores de esta relación pueden buscar en este sitio: Mi ardiente y cibernético amante (I) y (II).

Juan Carlos cayó nuevamente bajo los velos de Morfeo pues no era bebedor y tenía el estómago vacío. Luego del baño, lo sentí delicioso, me vestí con una falda roja y una blusa beige que había llevado. No quería dejar esperando a mi robusto sueco o finlandés y quería salir de dudas sobre su nacionalidad. Pensé que tendría unas dos horas, antes de que Juan Carlos despertara de sus sueños. Así que lo dejé durmiendo pero con una nota que decía: “Amor, espérame si te despiertas antes de que llegue. Estoy en el lobby con mis amigas. Quieren darte una sorpresa así que no la malogres apareciendo. Te adoro. Maria Jesús”.

Salí dejando la nota cerca de la comida esperando que esta fuese de su agrado. No quise emplear el ascensor, así que me dirigí a las escaleras y subí el piso que me separaba de mi galán. El cuarto aparecía cerca de un lobby central con sillones graciosamente dispuestos. Me acerqué a la puerta y toque. Fueron segundos de espera cuando apareció de pronto quien con su sonrisa me alegrara mi estadía en el ascensor unas horas antes.

“Hola”, le dije. “Pensé que no estarías de regreso hasta las ocho”. “Hola”, respondió, “Gracias por aceptar mi invitación, espero no haberte puesto en ningún aprieto”. “No”, le dije, “me agradó tu invitación”. Sin pensarlo dos veces tomó mi mano y me atrajo hacia si dándome un beso en los labios. Su actitud no me sorprendió. Los nórdicos tienen una forma de ser muy especial. Aunque también esperaba que lo hiciera pues correspondí al beso con la dulzura que creí deseaba de mí. Nos sentamos en el sillón e iniciamos una agradable conversación en la que me enteré que era finlandés y que estaba de paso en Lima. Solo estaría tres días siendo ese el primer día en la Capital peruana. Me contó que era casado con dos hijos. Su esposa se encontraba en su país y sus hijos con sus respectivas familias. Supe que era de Tauro, me dio sus teléfonos y correo electrónico para que le escriba. No tenía inconvenientes en que le escribiera a su casa y por ultimo me invitó a ir con el al día siguiente a una conferencia que daría en el Hotel El Pueblo Hyatt relacionada a los Derechos Humanos en Latinoamérica. Mientras conversábamos preparó unas bebidas con unas botellitas que encontró en su congelador y pidió algo por teléfono. Trajeron luego unos bocaditos deliciosos que acompañaron muy bien a las bebidas que sirviera. Yo le dije que no sabia aún si podría acompañarlo a esa reunión pues tenia que trabajar y debía entregar un informe a unos clientes. Pero que si se presentaba el momento y oportunidad lo llamaría para encontrarnos luego de esa reunión. Le hablé de mi, mi familia, mis amigas y de las formas de ser de todos nosotros, especialmente la mía.

Los tragos hacían su efecto. Las mezclas de esas botellitas resultaron deliciosas pero demasiado fuertes. Pese a que comí bastante de lo que trajeron me sentía algo mareada. No tanto pues no me mareo así no más, pero si lo suficiente como para pedirle a Vany (así lo llaman) que me preste su baño por un momento. Así que fui al baño a refrescarme un poco. Mientras lo hacía echándome agua a la cara sentí las manos de Vany en mis caderas preguntándome si deseaba alguna ayuda. Sólo sonreí. Y seguí secándome la cara. Vany me atrajo hacia si y me dio un beso en los labios. Miraba su rostro y me resultaba más jovencito que Juan Carlos, pese a que Vany me dijera tenía 45 años. Lo tomé de la mano y salimos del baño. El me sorprendió levantándome en vilo en sus brazos y llevándome a su cama mientras me besaba en el trayecto. Sentí su musculatura, su corazón latía fuertemente, sus labios jugaban ya con los míos y su lengua me buscaba. Creo que todavía no me decidía yo a esos juegos por tener a Juan Carlos esperándome…No me decidía pero lo deseaba. Así que respondí a sus besos y a su lengua moviendo la mía y acurrucándome en sus brazos como pidiéndole tenga cuidado pues me encontraba cansada.

Me recostó en la cama con delicadeza y procedió a encender una grabadora que tenía cerca. La música de Strauss voló por los aires; y, al mismo tiempo, su camisa, mostrando esa musculatura de la que hizo gala al cargarme. Tenía un hermoso cuerpo. Blanco, poco bello... pero hermoso. Se acercó a mi y me quitó la blusa y luego la falda que me había puesto. Mis piernas se mostraron en todo su esplendor. Se que son bellas y me enorgullezco de ellas. Y supe en ese momento que Vany también lo hacia. Se sintió con deseos de besarlas y lo hizo. Besaba mis piernas, subió a los muslos y acarició al mismo tiempo mis pechos. Procedió a besar mi entrepierna, mientras con una mano me quitaba el brassier. La otra no se quedó atrás y siguió quitándome mi trusa. Yo me encontré desnuda en poco tiempo ante los ojos de mi extraño finlandés. Este se detuvo y se puso de pie. Mientras que se desnudaba vi sus ojos azules como el cielo que me miraban de pies a cabeza.

Vany”, le dije, “no tengo mucho tiempo”. “No importa reina", me dijo, "solo deseo que este momento no sea el último entre nosotros. Por ahora que sea solo nuestro”. Mañana será otro día y estaremos mas tiempo, te parece?”. Si”, le dije “deseo que sea así, veré que sea así”. Se arrodilló frente a la cama y beso mis pies, mis piernas, y muslos nuevamente hasta que pudo introducir sus labios y lengua dentro de mi vagina. Yo estaba ya totalmente mojada. Sus caricias no se centraron solo en esas mis partes genitales sino que inició una búsqueda de mis zonas más sensibles. Empleaba las manos, los labios sus codos y su cuerpo entero para lograr sus fines. Poco a poco fue descubriendo mis secretos y deleitándome con sus juegos de amor. Estuvo dando rienda suelta a sus caricias y se dedicó de lleno a mis muslos y entrepierna. Mientras lo hacia su cuerpo rotó presentándome ante mis ojos a una "cosa" deliciosa que tenía entre las piernas. No me percaté de ello puesto que había encarado sus caricias con los ojos cerrados. Ahora esa cosa inmensa se acercaba a mis ojos como pidiéndome complacerla. Así que lo hice. Lo tome en mis manos y la acaricié mientras que mis labios jugaban con su glande y mi lengua le daba gusto a esa cabecita exquisita. La sentí crecer más y más. Mis dos manos juntas no llegaban a cubrirla por lo que tuve que emplear todo mi ingenio para poder succionarla como deseaba. Primero puse su glande en mi boca succionando, chupando mientras que mi lengua pasaba por ese huequito pequeño y mis manos procedían a masturbarlo delicadamente. Sus gemidos me dieron la respuesta a mi pensar, estaba logrando que mi finlandés se excitara tanto como yo lo estaba. Pero personalmente quería resistir un poquito así que mi deleite lo alargue a mi gusto. Fue delicioso sentir esos besos entre mis piernas mientras que yo hacia lo mismo con ese enorme miembro dentro de mi boca.

Llegó un momento en que sentí el latir mas fuerte en su miembro erecto y ya doblemente enorme y supe que su minuto había llegado. Me dispuse a darle también mis jugos me solté, me relaje, mi cuerpo tembló de gozo y placer mientras sentía que todo mi ser salía de mis entrañas y gustaba de los jugos que salían de las entrañas de mi bien dotado pasajero. Creo que mi quejido fue más grande que el suyo pero ambos gritamos de lo lindo. Tanto que pensamos que los huéspedes presentarían alguna queja en contra nuestra. No fue así felizmente. Mientras mi cuerpo se sacudía una y otra vez mi galán subía con sus labios activos y pasaba de mi entrepierna a mi vientre luego a mi pecho y por último deteniéndose en mi boca. Por cada lugar de pasada su lengua sacudía como un latigazo a mi cuerpo. Me hacía vibrar. Se detuvo en mis senos y los succionó una y mil veces como queriendo sacarle los jugos por ahí. Mi cuello fue también punto de su placer con el jugueteo de esa lengua mientras mordisqueaba delicadamente cada parte de él. En mi boca mi lengua se junto con la suya y se convirtieron en una. Nuestros labios se besaron miles de veces. Y resultó en otro giro.

Ya tenía su cuerpo encima del mío y sentía entre mis piernas las delicias que me presentaba Vany. Su miembro creció rápidamente y buscaba introducirse dentro de mi. Cuando por fin logró encontrar su hendidura se introdujo en ella rápidamente. Sentí solo un "glupp", y luego sus manos que presionaban mis glúteos para que fuese más profunda la penetración. Vany inició un movimiento de mete y saca mezclado con uno de giros que me volvían loca. Lo tome de la cabeza y lo bese pidiéndole me llenara las entrañas nuevamente. Vany no se hizo esperar y procedió a incrementar el ritmo de ese mete y saca con giro. Lo que no esperé de el sucedió. Pasaron cinco minutos, luego diez y siguió veinte y treinta y Vany no daba signos de cansancio. Seguía con su ritmo de mete y saca y de cuando en cuando lo hacia con giro para uno u otro lado. Y al mismo tiempo procedió a introducir un dedo en mi potito. Cuando lo sintió lubricado introdujo dos y luego tres para sorprenderme luego con algo totalmente inesperado. Mientras seguía con su vaivén delicioso introdujo su mano debajo de la almohada y saco un vibrador. No era muy grande pero se parecía mucho a los que tenemos en casa con mis amigas. Los dedos salieron de mi potito mientras que el vibrador los reemplazaba y se introducía lentamente a cumplir su cometido. Me sentía en las nubes. Ahora tenía dos miembros dentro de mí. Uno natural y el otro lo sentía no tan artificial que digamos. Vany sintió mis frecuentes orgasmos y se deleito con ellos tanto como yo. Pero el momento culminante fue cuando Vany activó el vibrador y lo puso al máximo de su velocidad. No sabía que éste tenía cerca de 10 velocidades (parecía un Porshe el singular vibrador) pasó de la primera a la segunda y luego sentí cada una de las restantes…ya en la ultima velocidad Vany se dedicó de lleno a darme placer por delante dejando que por detrás fuese el vibrador quien me lo diese. Mi grito de éxtasis, placer y deleite fue infinito. Ya no sabia qué hacer. Tomé su carita y la besé con placer y total agradecimiento. Hacía tiempo que no había sentido tanto deleite. Y supe luego que me faltaría más por sentir.

Vany me dio tanto de sus líquidos que salieron ellos como si manaran de un geiser. Al concluir, sólo nos quedamos quietos mientras que Vany disminuía el ritmo del vibrador. No sentí la puerta que se abría, ni cuando Vany me volteó y me puso encima de él arrodillada y con todo su miembro dentro de mi. Lo tenía enorme y parecía no iba a terminar nunca. De pronto sentí que alguien me tomó mis glúteos por atrás y grite pegándome a Vany. Este me dijo que no gritara, que no tuviera miedo, que quien había entrado al cuarto era un compañero suyo que había venido con el desde Europa y que no sabía que había llegado al hotel. Pero que le había hablado de mi y que estaba deseoso también de conocerme. Posteriormente me enteré por Don que cuando ingresó al cuarto y me vio en esa posición y vio mi cuerpo solo atinó a desnudarse para ser parte del deleite que veía. Consultó conmigo Vany si podíamos incluirlo también a Don; y yo, al verlo desnudo y deseando concluir lo que había iniciado con Vany, acepte el reto.

Seguí encima de Vany mientras mi potito se le presentaba a Don con las ganas de saber que podía pasar. Vany me llevó cuidadosamente al borde de la cama sin sacarme de encima solo para que Don pudiera sentirse cómodo conmigo. Don me tomó de las caderas y ahora ya no fue el vibrador el que se introdujo dentro de mi. El miembro que estaba ingresando no tenía cuando dejar de hacerlo. Era enorme y grueso por lo que mi potito sintió el cambio entre uno y otro. Pero lo aceptó el dolor con gusto pues cuando lo sentí todo dentro empecé a cerrar y abrir mis esfínteres solo con movimiento muscular y haciendo un mete y saca propio al mismo tiempo sentía como el miembro de Vany realizaba lo suyo por delante. La posición era la correcta pues mientras uno salía el otro entraba. Mientras mi potito recibía lo suyo con deleite, por delante se relajaba, y cuando por delante el miembro de Vany se introducía hasta el fondo, el de Don salía para dar cabida al otro. Una coordinación perfecta. Un adentro y afuera que me volvía más loca de lo que sentí estar con el vibrador. Es un momento indescriptible realmente. Siguieron las caricias los besos de uno y otro en mi cara, mi espalda, mis pechos. Sentía la lengua de Vany jugar con la mía mientras la de Don jugaba con mi espalda encontrando algún punto erótico. A cuatro manos mi cuerpo se deleitaba de lo lindo. Esos dedos de ambos escrutaban todo mi ser buscando complacerme más y más. Yo tenía los ojos cerrados pero mi mente estaba con ellos. Mis labios también deseaban gozar con los de Vany, besar su cuello y su pecho mientras mis manos acariciaban su torso y jugaban con sus glúteos. De cuando en cuando levantaba mi cuello lo más que podía para sentir las caricias de los labios y lengua de Don. Seguia el mete y saca en una coordinación perfecta. Una vez Don y otra Vany. Mientras tanto ya habia explotado decenas de veces sin sentir aún la explosión de mis dos amantes.

Llegó le momento en que Don me presionó las caderas como indicándome que sus jugos ya salían y yo procedí a besar a Vany como diciéndole que me de los suyos que juntos los tres debíamos terminar. Y fue así. Mi cuerpo empezó a vibrar de una forma increíble. Salían a raudales los jugos mientras que sentía como los de Don y los de Vany se introducían muy dentro de mi haciéndome vibrar nuevamente. Vany me llenó por delante luego de unos cinco minutos de interminables raudales. Cada chispazo era mi gloria. Mientras que Don no se quedó atrás (realmente ahí estaba). Mi potito se llenaba con sus también interminables chorros. Don se recostó en mi luego de su goce y yo encima de Vany. Tenía dos miembros dentro de mi. Fue hermoso. Y más aún cuando, con mis músculos internos, desee presionarlos uno por uno. Como exprimiéndolos para que no dejaran nada dentro de ellos. Los gemidos de ambos no se hicieron esperar. Los tres nos abrazamos y casi al unísono sentimos todos una descarga increíble. Vany y Don me entregaron esos jugos que les pedía mientra yo los complacía nuevamente con los míos. Hermoso, tierno, sublime. No encontraba palabras para describir aquello.

No se cuántos orgasmos tuve esa noche. Pero lo que si se es que no terminó en la hora que me había fijado. Siguieron miles de besos y caricias y mi cuerpo se complacía con todo lo que sucedía. Pero tenía a Juan Carlos esperándome y ya era algo tarde. Le dije a ambos lo que sucedía y comprendieron. Nos bañamos juntos. Bueno, es mucho decir eso. Realmente me bañaron. Me cargaron entre ambos y me llevaron a la ducha. Con delicadeza procedieron a enjabonarme. Mientras lo hacían mi cuerpo volvió a vibrar mientras mis labios buscaban los suyos de mil maneras. Pero solo fue aquello. No hubo nada mas que besos y caricias. Concluí sola mi baño luego de risas y juegos. Me cambié y salí a despedirme. Antes de salir del cuarto quedamos los tres en repetir esa hermosa aventura al día siguiente. Yo ya tenía algunos planes para poder mejorar el día. Me despedí de Vany y de Don con un beso. Ambos me acompañaron hasta la puerta de mi cuarto. Al ingresar mi querido durmiente seguía en lo suyo. No quise despertarlo. Me eche a su lado y me quedé dormida. Estaba agotada pero feliz. Mis amigas se enterarían luego de lo que había sucedido.

Al día siguiente encontré una nota que decía: “Amor, discúlpame el haberme quedado dormido. No tengo costumbre de beber como te dije y las dos botellas de vino que me tomé hicieron su efecto. Gracias por la comida. Tengo que salir a trabajar temprano. Te llamo a las 1200. Dejé cancelado todo. Solo debes descansar. Fue un día maravilloso. Eres muy especial. Besos. Juan Carlos”.

Bueno. Ya tendríamos otras hermosas y buenas oportunidades con mi adorado Juan Carlos. Además estaba lo de la ruleta rusa que se suponía deberíamos acordarlo hoy con mis amigas. Una idea se me vino a la mente... si!, sería magnífico. Vería de ponerla a prueba lo antes posible. Hay mucho que contar. Y a ustedes también. En la siguiente oportunidad.

Gracias por sus correos. Los amo a todos.
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