Aquí estoy de nuevo, soy Ana la infiel, la promiscua, la zorra, la mentirosa, calificativos con los que muchos de vosotros me habéis calificado a través del e-mail, también agradezco a los que me han piropeado y felicitado por mis andanzas, a los otros, que decirles, lamento que mis relatos os parezcan irreales, pero solo os puedo contar lo que siento, para vivirlo solo estoy yo. De todas las experiencias vividas en mis relaciones sexuales, es la penetración anal donde más sensaciones se producen a lo largo de mi cuerpo, pero bien hecha, después de una preparación del agujero que duro más de una semana y contando con la experiencia y bien hacer de mi amante.
Como os explicaba en el relato anterior, Luis, la primera tarde que acudió a mi casa con el pretexto de darme clases de Word ya comenzó a masajearme el ano, después de que me hubiera corrido utilizaba mis propios jugos para lubricarme bien el agujero, al que unía unos buenos lametones con introducción de la punta de su lengua y posteriormente de la punta de su dedo. A medida que pasaron los días y utilizando una vaselina liquida me fue introduciendo todo el dedo, índice, que es lago y delgado sin dejar de chupar y haciendo círculos en la cavidad y cuando estaba del todo entregada, totalmente mojada hasta las rodillas, de mis/sus líquidos, metía un segundo dedo. Debo decir que al comienzo sentí ligeros dolores.
Durante diez días todo quedó en eso, pero ayer fue el gran día, no os quiero aburrir con una sesión de sexo similar a las anteriores, si acaso un poco más corta que de costumbre, pero igual de intensa. Comenzó como de costumbre con el masajeo, a chupar y babearme el agujero, a insertarme ya directamente dos dedos, a meterme el tercero... No, no era el tercer dedo era ya su gruesa polla, fue una sensación extraña un poco de dolor al penetrar su grueso aparato por el culito, pero después las senciones raras dieron lugar a otro orgasmo, Estaba a cuatro patas en la cama, se montó a caballo sobre mi, adelanto sus piernas por delante de las mías y su pollon en mi culo, con una mano se apoyaba en mis caderas y con la otra me masajeaba el clítoris y a veces a mis colgantes y balanceadas tetas.
Los gritos se oyeron en Pekín y de repente sucedió lo que me estaba temiendo desde entonces, la puerta de la habitación se abrió y a través del espejo vimos de repente la figura de mi marido. Intenté saltar de la cama, pero Luis seguía encima, impertérrito. Mi marido gritando, yo, no se como, y Luis seguía metiendola y sacándola de mi culo. A los gritos de mi marido, que nos llamó de todo, a mi silencio, de repente oigo a Luis que dice: "Anda, no seas gilipollas, quítate la ropa y sube a la cama que tienes el coño de Ana esperándote". Nos cogió de sorpresa. "Nos quedamos mudos", pero aunque parezca increíble vi como mi marido se quitaba la ropa, se subía a la cama se colocaba debajo de mí y me ensartaba su ya empalmada polla. Enseguida comenzó a jadear y oigo que dice "Pero ¿Qué haces? maricon, no me toques" y a Luis que le dice "tranquilo, relájate no te corras aún" mientras con una mano le apretaba debajo de los testículos.
En esos momentos, mientras metía la lengua en la boca de mi marido, me corría con su polla dentro de mi coño y la de Luis en mi culo y todos moviéndonos, me transporte a la n-sima maravilla. Cuando Luis no aguanto más, dejo que mi marido se corriera y os puedo asegurar, a los incrédulos incluidos que la experiencia valió la pena. "No me puedo creer que este aquí, colaborando con un cabrón que se esta follando a mi mujer". Yo seguía callada, ¿Qué podía decir?, Luis como si no iba con él: "¿Cambiamos, el coño para mi y el ano para ti? ". Mi marido se resigno, solo digo "No he echado dos polvos seguidos en mi vida", pero accedió y comenzó de nuevo la función. Luis me colocó la polla en el coño, sin prestar importancia al semen de mi marido, u éste intentaba penetrarme el socavón de mi culo, pero no se le ponía dura, "Ven, ponte a nuestro lado" Luis comenzó a masturbarlo, mientras yo se la chupaba, bajando la lengua y mojando sus testículos, en dos minutos la tenia como una piedra. "Vale, sigamos" y lo empujó hacia m culo.
Es indescriptible lo que sentí, me sentía tranquila, a fin de cuentas lo que temía había sucedido y encima les tenia a los dos follandome, por otro lado rezumaba jugos de uno y de otro y estaba a punto de tener otro orgasmo de campeonato, pues no, no tuve uno, tuve docena y media antes que mi marido en medio de grandes gritos y al tiempo que Luis se corriera estrepitosamente rebosando mis agujeros, bueno, mi marido solo soltó un titrito de na, mi amante una pequeña catarata.
Esa noche cuando me quede a solas con mi marido, tras la cena, donde estuvo muy callado, pensé que se avecinaba tormenta, pero no, va y me dice "Estoy caliente, quieres que demos un beso a las niñas y nos vayamos a la cama y me da un nuevo masaje con esa boquita y intento echarte otro”. Asentí, sorprendida, le costó un triunfo, le hice comerme el coño, lamerme le cuerpo, le di una mamada de campeonato, no se empalmaba, y por fin conseguí que se corriera en mi coño.
Nos quedamos dormidos uno sobre el otro. Desde entonces, mi marido participa en alguna de nuestros encuentros, él cree que en todos, pero he de decir que sus polvos diarios y nocturnos son más intensos. Ahora nos toca meter en la cama a Isabel, la mujer de Luis. Después todos juntos. Ya os lo contaré.
Un beso
Ana
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