Un viaje diferente

Autor: Anónimo | 29-Dec

Grandes Relatos
Era una mañana común y corriente, de esas que comienzan con mucho fresco y con poco movimiento en Buenos Aires de otoño, lentamente me fui despertando y miré para mi costado y note que Marcos ya se había levantado e ido a trabajar, era un martes común para todo el mundo menos para mí, había esperado mucho este día. Lentamente me levanté y me fui a duchar, me di en buen baño y no podía para de pensar en lo que estaba haciendo, hacia 3 años que vivía con Marcos y todo estaba muy bien pero cada tanto me sentía cansada de la rutina. Había subido tres kilos desde que salía con él y este enero me había pedido que los baje, la idea me pareció buena y me anote en el gym, donde iba tres veces por semana, desde el enero de 35 grados de calor hasta ahora no había faltado nunca.

Un día me voy para el gym cerca del trabajo y cuando voy a hacer el calentamiento en las máquinas me encuentro con Sergio que esta en la cinta corriendo 8 Km. y con, creo yo, 8 kilos de más, Sergio fue compañero de trabajo anterior mío y no había pasada nada especial, mucho ruido y pocas nueces, en sí, ninguna nuez y muchísimo ruido. Estos dos meses varias veces nos vimos después del trabajo y tranquilamente conversábamos, es algo diferente porque es muy difícil estar linda después de una clase de gym o que el este bien después de haber corrido 8 Km., pero también me permite verlo sin que llame la atención. Ya me había duchado y me tenía que vestir. Una de las cosas que más me llamó la atención es que me siento re observada por él en el gym, cuando lo voy a ver a veces baja la vista y me ve el pubis sin ningún miramiento ni disimulo, cada vez que me voy me mira la cola dos veces me di vuelta de golpe y lo encontré mirándome mi “Adiós” como dice él. A veces me va a ver cuando estoy haciendo gimnasia, la verdad y ahora que lo pienso me esta siguiendo por todas partes y me gusta mucho, aclaro que siempre me han dicho que soy histérica con los hombres, y el lo sabe por el trabajo cuando estuvimos juntos.

Un día estaba hablando con otro chico y me celo diciendo que en el gym estoy con él, lo mismo le hice yo a la semana siguiente y quedamos que allí estamos juntos, la última semana estaba en la oficina y recibí un mail invitándome a pasar un día en Rosario (ciudad a 300 Km. de Buenos Aires) al principio le iba a decir que no pero después me dieron ganas de tirarme una cana al aire.

¿Cómo soy?

Morocha de ojos oscuros, tengo muy buen cuerpo pero me faltan lolas, mido 1.7 mts y peso 56 kilos (ahora después de haber bajado 4 kilos), cola linda, así como les digo que me faltan lolas le puedo asegurar que tengo una cola muy linda. Además y esto me lo dijo Sergio en el siguiente mail, con la ropa de gym se me marca mucho el sexo adelante y eso es lo que más le vuelve loco. Me imagino que es porque estoy haciendo muchas abdominales y ahora tengo el vientre muy chato y lo otro quedo un poco más “carnoso”’. Lo que si tengo es mucha espalda porque durante años hice natación, básicamente para comprarme ropa como si tuviera gomas de 90 cm. pero de tasa chica, según mi psicólogo el tema de las gomas me tiene acomplejada y me recomienda que me opere y listo, pero esa no es la idea, después me coloco lentes verdes y después me hago una lipo y después, no es mi estilo, lo mejor que se puede con lo que se tiene, así pienso yo.

Bueno, el segundo mail me dice que si bien acepte el viaje, tengo que aceptar algunas reglas “tontas” y la primera es ir con ropa de gym, las otras me las va a ir diciendo en el camino. No tuve problemas, solo coloco dos puntos, el primero es que puedo decir que no a lo que quiero y la segunda es que vamos con mi auto, o sea, yo siempre tengo forma de regresar, él no sé.

Ya está, todo lycra y ropa interior blanca de deporte.

Lentamente subo al auto y voy sintiendo como se me acelera el corazón, coloco la llave de contacto y espero que se apague la luz anaranjada (no sé para que sirve pero “si lo prendes con la luz encendida se rompe el motor”, la verdad es que a una la podrían tratar de una forma menos tonta en los concesionarios de autos), arranque, salgo y doble en la avenida, como todas las mañanas para ir al trabajo, solo que ahora voy a Devoto. En la esquina convenida me lo encuentra esperándome (llego 15 minutos tarde), se sube al auto y me da un beso largo y profundo, como estamos!!!!!! Deja en el baúl el bolso.

- Bueno, vamos por parte, manejo yo.
- Dale.

Comienza a manejar y cada vez que puede me mira la entrepierna, eso me coloca incomoda, me dice.

- Compre algunas cosas hacerla más divertida.
- ¿Qué cosas?.
- Nada, solo pavadas.
- ¿Quieres tocarla?.
- ¿Qué cosa?.
- La maya de lycra, no tengo problemas.

Lentamente alarga la mano y la toca, la sube un poco y me acaricia mi sexo, se va soltando un poco, me vuelve a acariciar y deja la mano en la entrepiernas. Poco, no tengo caja automática así que a hacer los cambios.

- Te compre un poco de ropa, ¿te la pones?.
- ¿Qué?.
- Dale, en la estación de servicio.
- Bueno.

Entra en una YPF y saca del bolso una bolsa de con una maya de lycra nueva de Nike (No uso nike pero es tarde para decírselo) la miro y le comento que es muy chica para mi.

- No hay problema, es la idea. Adidas no tenían.
- Adidas es lo que uso.
- Dale, ponte estas.
- Me quedan chica.
- Por eso las compre chica, además sin nada abajo, y cuando venís compra dos cocas.
- Estas en pedo.

Allá voy con la bolsa al baño de la estación, como decirle que no a semejante beso y a la declaración de que la voy a pasar espectacular. Voy pensando que es lo que puedo hacerle la próxima vez que me toque a mi. Cuando me la coloco me queda muy apretada, pero no me queda nada mal, se me marca todo. Cual es el problema??? Pienso... Salgo y compro dos cocas, me mira todo el mundo y alguno me dice algo acerca de cómo le gustaría que lo acompañe en el camión, ni lo miro porque así vestida a las 9.3 de la mañana tiene toda la razón del mundo. Cuando llego al auto le digo:

- Estoy en bolas.
- Estas hermosas.
- En bolas, ¿sabes que me dijeron?.
- Me lo imagino.

El viaje sin penas ni gloria, así de sencillo. Un par de veces me sonó el celular por temas de la oficina y lo resolví lo más rápido que pude pero igual le saque ritmo a esto.

- Algo más.
- No que quieres que le haga, tengo trabajo y me fui de la oficina, ¿a vos no te pasa?.
- No.
- ¿Bueno que quieres que le haga?.

Lentamente mete la mano por abajo del pantalón (corto, gris y de algodón) y saca un pene que se empieza a levantar. No digo nada y mientras el maneja me pongo el pene en la boca y empiezo a chuparlo, lentamente al principio y más rápido después, poco a poco, se despereza y se pone duro. Sigo y sigo, intento meterlo todo dentro de la boca pero es más largo de lo que esperaba, más que el de Marcos aunque más bien finito. En eso escucho “me corro” y salgo de golpe, dejando todo el disparo en su ropa con unas 5 islas, algunas más grandes que otros.

- ¿Qué haces?.
- ¿Qué quieres que haga?.
- Sois una turra y ahora que hago.
- No sé, pero nunca me trague nada y no quiero empezar ahora, me da asco, aparte solo dijiste me corro y nada más como me voy a imaginar que quieres que siga.
- Mira como estoy.

Para y saca otra remera blanca y otro pantalón (este es largo, también gris). Por suerte para bajar del auto me dio una remera blanco para que no se me vea todo que me llega por debajo de la cola. Me comenta que la conoce mucho y que viene por laburo, que justamente tenemos reservado en el hotel Howard Jonson una habitación, que no es el hotel pero que tiene pileta, gimnasio (recontra chico) y que queda en el centro.

A las 11 estábamos entrando en el hotel, en una habitación en el último piso enorme con una cama de tres almohadas y un sillón de lectura de los que una quiere tener en su depto., lo primero que hace es guardar cosas en la heladera del cuarto para lo cual tiene que sacar algunas cosas que estaban allí. Entramos y comenzamos a besarnos y me metió la lengua bien profunda, nos sacamos la remera y seguíamos besándonos, nos tiramos en la cama, cuando me voy a sacar la ropa me dice que no. Lentamente comienza a bajar y me muerde la ropa en la vulva, lentamente sube y baja, sube a mis gomas y las muerde, sube a mi boca y me da un beso enorme, a las gomas, a la entrepierna, no doy más, le agarro la cabeza del pelo y se la aprieto contra las calzas, no sé como pero me saca las calzas de golpe y baja, comienza a comerme toda, a veces con más fuerza de lo que estoy acostumbrada, cuando de repente…Sube y me dice que no sigue porque le da asco, que esta todo húmedo, lo miro y le digo que más le vale que baje y termine lo que empezó porque me muero de la calentura. Me recuerda el auto, me dice que al igual que a mi me da asco, lo entiendo y le pido disculpa y que si me hace terminar bien yo lo hago con el, me dice deal, le digo deal y pienso vos termina y después veo. Baja y me come el coño como corresponde, tengo una corrida de aquellas.

Después se tira en la cama y yo me coloco arriba, comienzo a moverme incluso me muevo tipo odalisca, me detiene, me coloca las piernas arriba de él (estiradas) de manera que quedo sentada encima de él con su pene totalmente dentro mío, y con las piernas empieza a levantarse una y otra vez, le pongo una cara de dolor de aquellas porque me llega al fondo pero me dice que me la banque un poco, que después pasa, que le pesque la forma, y le hago caso y comienzo a sentirlo mejor, mucho mejor... cada tanto le pido que pare porque me duele, para y al rato comienza de nuevo. Después me dice que salga, que nadie se está cuidando y me doy cuenta de ello, la verdad es que yo siempre estoy cuidada pero no digo nada. Me pide que baje, bajo un poco, me para, me la pone, sale, pide que baje nuevo, así varias veces y no entiendo para que, pero a la cuarta vez me doy cuenta que me estoy comiendo mis propios gustos, que no me disgusta pero recién ahora me doy cuenta. De repente, cuando bajo me agarra la cabeza con las dos manos y sé que no voy a poder safar, se estira todo y de repente me viene todo a la boca, me da un poco de asco, más que el gusto esa temperatura ni frío ni caliente y lo espeso que termina siendo... Fue la primera vez que me como “a los muchachos” como le dice Marcos.

Va a la heladera del cuarto y saca algo para tomar, nada especial, pero todavía no son las 12 del mediodía, por lo que la cosa pinta bastante bien. El cuarto si bien es grande no tiene hidro y la verdad es que se extraña, más cuando una piensa que en ese momento lo único que puede no sobrar es un hidro, pero como les comente, no tiene hidro. Nos tapamos con las sabanas y nos quedamos ahí dentro hasta que lentamente me voy quedando dormida, creo que no me dormí más de 20 minutos cuando sale de la ducha, totalmente mojado, abre el bolso y saca un poco de ropa, nada especial, todo muy pensado. Me voy a bañar yo, ya estoy muy tranquila, revisó todas mis partes intimas, que no tengas nada de más ni nada de menos, que estén como tienen que estar, por suerte así están.

Cuando salgo me voy a poner un poco de mi ropa y me dice que no, que tengo que hacer lo que me diga y colocarme lo que me diga, le comento que la calza me queda muy chica e incomoda, pero me asombra dándome mi propia ropa, nada más ni nada menos que las calza que me había traído yo.

Sin under!!!!

Todo sin ropa interior, pero me coloca la calza y luego una remera, encima de la calza un pantalón corto más masculino que sexy, y salimos.

Rosario tiene una playa pública que esta desierta a esta época del año y menos aún un martes, vamos, nos tiramos un poco al sol del medio día, y... salimos a correr por la playa, no más de 500 metros que es lo que tiene de largo, ida y vuelta. Paramos en el único restaurante que está abierto y comemos dos hamburguesas con papas y coca cola, nada más, pero es uno de los mejores almuerzos que he comido en mucho tiempo. A las tres nos vamos para el hotel, llegamos en 15 minutos y nos vamos para el cuarto, la recepcionista, una chica rubia muy elegante la guiña un ojo, lo que me hace sospechar que algo sucedió entre ellos y después me parece que todo es invento mío.

En el cuarto, lentamente me desviste y yo a él, le propongo que nos demos una ducha junto y me dice que si, pero que después, que primero quiere estar conmigo en la cama, le hago ver que sudamos y que estamos “salados”, sencillamente me responde que justamente por eso. Debo reconocer que paso y repasó todo mi cuerpo varias veces con su lengua, una y otra vez, desde los pies hasta la frente, no dejo nada sin pasar, ni siquiera las axilas, varias veces por las axilas, más cuando se dio cuenta que me hacia reír. Me habló de mis pechos y de mi ¿vulva? De cómo se marcaba con la ropa que llevaba puesta y de cómo le gustaba, mientras me comía el coño (como dicen los españoles) entraba con un dedo, después con dos y luego con tres, todo muy despacio. Nobleza obliga... Hice lo mismo con él, no durante tanto tiempo porque soy muy impaciente, pero intente hacerlo sentir único y ya me olvidé que estaba “salado” y dediqué mucho tiempo a su ingle, le encantaba que este allí con mi boca, una y otra vez. Esta el vino encima mío, la típica “patita al hombro” que entra bien profundo, pero esta vez se cuidó desde que entró, e se corrió dentro mío pero después volvió con su boca y me hizo correr una vez más, muy lentamente y muy fuerte.

Abría la boca y se comía toda mi vulva, la mordía un poco, entraba con la lengua, después con un dedo y después lamía y lamía, hasta el cansancio, hasta que yo decía “me muero”y él respondía sencillamente “moríte”. Es muy raro como se siente, lentamente se va perdiendo todo que le está en la mente y solo queda una sola parte del cuerpo, solo queda “la concha” (como decimos en la Argentina) y lo que pasa por ahí, una puede acordarse de todo, incluso de Marcos, pero es un instante, quiero que siga y que siga, quiero que me meta un dedo, dos, tres y si puedo (yo) cuatro, que me parta en dos aunque este con la boca, quiero que me sienta y que coma mis gustos, quiero que se quede y de repente quiero que no haga nada, que no se mueva, que no me muerda pero no siempre los hombres se dan cuenta de ello y sigue un poco, hasta que lo saco con las manos y lo separo.

Me corrí, por si no se dieron cuenta...

Cuando salgo, ya son las 4 y a las 7 emprendemos el regreso, faltan tres horas, cuando salgo me encuentro con un conjunto de Caro Cuore con panty (bombacha) con flores verdes medio transparente y con un CORSET que hace juego.

- ¿Que haces?.
- Para vos.
- Estás loco, no puedo entrar a casa con todo esto.
- Eso es lo de menos, cambio todo por verte una sola vez con esto.

Me ayuda a colocarme el corsé, no es cómodo, pero me queda bien. Salimos a Rockefeller (no sé como se escribe) a tomar algo pero un ratito, me siento rara, estoy rara. Un detalle, arriba de todo eso tengo una remera blanca y un short que yo lleve (acá no la emboco porque estaba para una camisa blanca con un pantalón negro como mínimo), tomamos algo, rápido y volvemos a cuarto del hotel. Entramos en el cuarto y me quede con la ropa de Caro Cuore, nos metimos en un tremendo 69 donde cada uno intentaba más e iba por más, hasta que comenzamos con las colas (anos) y los dos estuvimos varios minutos con el ano del otro, incluso me di cuenta que le gustaba tanto como a mi, cuando el me introducía la lengua en el mío lo mismo hacía yo con el de él. Lentamente sentí el dedo en mi ano, comenzó a moverse y de golpe entró un poco, es raro, es un pinchazo y después desaparece para convertirse en una corriente eléctrica que va por tu espalda, lentamente saco el dedo. Yo no me atreví... Todavía no sé porque. Pero todo cambia.

Abrió la heladera y sacó un champagne, y después otro. Yo seguía con la ropa de Caro Cuore encima y él estaba desnudo, conversábamos de todo un poco aunque todo terminaba en el sexo y en mi cola y de repente, no sé por que pregunté.

- ¿Alguna vez lo hiciste por atrás?.
- Bueno, que pregunta, y la verdad es que sí.
- ¿Duele?.
- A mi no, pero a las mujeres un poco al principio.
- ¿Con muchas lo hiciste?.
- No con una sola.
- O sea que no le dolió mucho a esa.
- Tal cual, eso es cierto, no soy muy experto en este tema pero después, al 100% de los casos les gusta.

Me reí y me reí.

Lentamente me coloco boca a bajo y comenzó a pasar la lengua por mi cola, una y otra vez, hasta que tenía ganas de hacerlo pero no quise, porque siempre me imagine que dolía.

- Te propongo un trato - le dije.
- ¿Cuál?.
- ¿Tienes algo para que no me duela?.
- Seguro.
- Primero lo usamos con vos y después conmigo.
- ¿Perdón?.
- Tienes que reconocer que mi dedo es mucho más chico que tu pene, por lo cual no te va a doler mucho, por lo menos te va a doler mucho menos que a mi.
- Ni en pedo, en mi se juega la hombría.
- Bueno, No deal.

Charlamos un rato hasta que me dijo que aceptaba el trato pero que no debía contárselo a nadie, y pensé a quien se lo iba a contar. Lentamente se dio media vuelta y quedo boca abajo, lentamente agarre la crema que me dio y se la unte en el ano, todo muy lentamente.

- Podes ir más rápido - dijo.
- No, algunas cosas se disfrutan más lentamente.
- ¿Que piensas?.
- Jugar un rato.

Lo unte con la crema una y otra vez y después lentamente entro mi dedo chico, el más chico de todos, lo saqué e introduje el índice y luego el dedo gordo, todo con un silencio del otro lado tremendo, nuevamente el índice y note cuando movía lentamente su cola como disfrutando todo lo que estaba sucediendo y la verdad es que yo lo disfrute mucho, algo que no me lo voy a olvidar más. Después me toco el turno a mí, y todo fue eternamente lento. Comenzó por sacarme el under pero dejarme el corsé, lentamente me coloco la misma crema que le había untado antes a él, fría y muy espesa. Lentamente introdujo su dedo índice y entro mucho pero no me dolió nada y salió. Lentamente entraron dos dedos y nuevamente me gustó y no dije nada, además cuando una recuerda que ya le entró el dedo gordo a él todo es mucho más sencillo. Luego y para mi sorpresa me puso frente a su pene y me pidió que bajara a su entrepierna y me encontré con toda su hombría parada y comencé a metérmelo en la boca una vez y otro, hasta que sentí que se corría y se corrió en mi boca, ya no me resultaba tan raro el gusto y era la segunda vez, nada más que la segunda. Pensé que había safado pero me encontré con un...

- Así dura más.
- ¿Qué?
- Tal cual, así dura más cuando estoy dentro tuyo.

Lentamente me dio media vuelta y me unto, más crema. Me pidió que me coloque boca a bajo con las piernas abierta y apunto directamente al medio y coloco la punta en la entrada y tiernamente me dijo que si me dolía el paraba y que nos olvidemos del tema. Lentamente empujo y una punzada de dolor entró en mí, lentamente fue empujándome, lentamente entró la punta y grite de dolo, sencillamente me tapo la boca con la mano y empujo un poco más y me dolió.

Por suerte salio... Pero salio para meter un dedo y luego dos, luego me recordó que él se la había bancado como un duque. Nuevamente coloca la punta en la entrada y empuja, y duele, y empuja y duele. Le pido que salga y sale. Le pido que cambiemos de posición, que así me duele y me responde que no, que así quiere él. Más crema, todo tiene crema, yo y él. Coloca la punta en la entrada y entra, y entra y entra, hasta el fondo, duele y duele y grito pero no pasa nada, coloca mi cabeza contra la almohada para que no se escuche el grito y entra y sale, comienza el movimiento dentro mío. Siento dolor. Siente que me gusta. Siento que no me puede gusta. Siento dolor. Pero me gusta.

Me pide que cierre las piernas y me monta como se monta a un animal, bien montada me tiene y entra y sale, se sale del todo y nuevamente toda la rutina para que entre y entra nuevamente. Y pienso que terminó pero no... Busca un hielo y no entiendo que va a hacer, me coloca el hielo dentro y me relaja... Mucho, poquito, nada. Pero se cierra todo, como al principio...

Coloca el pene en la entrada y entra, de golpe, sin aviso, sin miramientos, sencillamente me monta... Entra y sale y entra y sale y hielo y entra y sale, me duele y paso la mano y veo un poco de sangre, mía, seguro que es mía. Sale, me pone hielo dentro, ya no siento nada, nada de nada, esta todo muy frío. Coloca la punta y empuja y empuja y entra y entra, hasta el fondo, hasta que lo siento dentro. Sale y se sienta boca arriba, lentamente me pide que me siente de espaldas a él pero con el pene en mi cola, banquito lo llama. Cuando me voy a sentar me pide que me coloque crema y le coloque crema, así lo hago… Voy a sentarme encima de él y lentamente siento el pene en mi cola y bajo y entra y bajo y entra y entra y lo siento dentro. Sangro un poco, subo y bajo... Se corre y se corre dentro mío. Me gusta y le gusta... Salgo y me duele un poco, así de sencillo.

Nos bañamos juntos, me saco el corsé, me limpia todo con una ternura que no existe, salimos y tenemos que regresar, son 300 Km. hasta Buenos Aires, comenzamos a viajar y solo hay silencio y jazz en el auto, muy fuerte. Voy al volante. Me da un beso, baja y mete la mano por debajo de mi pollera de tenis y de mi under, corre para un lado el under y me comienza a comer mi sexo, me gusta, sé que tengo el control. No, le pido que pare. No entiende nada, se queda.

Llegamos a Buenos Aires y lo dejo en su casa, lentamente voy para casa, fue un buen martes y ya habrá más.

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