Adrián, era un joven de 23 años, vivía con su familia de clase media en el distrito de Barranco, al sur de Lima. Alto de estatura, blanco y con ojos verdes, cabello lacio de color castaño, tenía un cuerpo atlético, parecía muy alegre y despreocupado, como todo joven, sin embargo era infeliz. Socialmente, era tímido y apocado, por ello sus compañeros del Instituto y algunos amigos suyos se burlaban a veces de él porque parecía tonto. No sabían que de niño su padre machista lo maltrataba física y psicológicamente, descargaba con él sus frustraciones personales porque en el fondo tenía envidia de su hijo pues era físicamente mejor dotado que él. Adrián era el chivo expiatorio de su maligno padre.
Un día, a principios de los años 1960, fue con sus amigos Freddy y Lucho donde una pitonisa de Barranco, para que le enseñará a liberarse de tan cruel maltrato hacia su persona. Ella le enseñó unas palabras mágicas que debía recitar, siempre frente a un espejo, para que se volviera invisible. Le dijo que usara ese poder para ayudarse a sí mismo y a los demás y que no debía hacer mal uso de el. Después de volverse invisible por primera vez le dio una lección a su padre y este dejó de maltratarlo. Con este poder, Adrián creció y tuvo, y aún tiene, numerosas aventuras de tipo erótico. Un día se puso por nombre El Fantasma Erótico. Aquí va una de sus historias.
Una tarde de primavera de los años 1960, después de la salida del Instituto San Julián, Freddy y Lucho le pidieron a Adrián que fuera con ellos para conversar con unas amigas con las que iban a encontrarse en el Paseo Sáenz Peña de Barranco. Él les dijo que no podía acompañarlos pues se iba a Miraflores a practicar matemáticas donde un amigo suyo que estudiaba en la universidad. Se despidió de ellos y fue hacia la avenida Grau donde al cabo de un rato tomó el tranvía eléctrico rumbo a Miraflores el distrito de la clase pudiente de aquellos años.
Llegó a la avenida Larco de Miraflores, y mientras la recorría, pensaba que broma hacer cuando se volviera invisible, pues era un muchacho muy travieso y juguetón. De pronto ¡¡Un temblor sacudió su cuerpo!! Vio que una bellísima chica salía de una agencia bancaria y empezó a seguirla. Al rato, ella ingresó a un restaurante. Ya dentro, tomó asiento y pidió un café al mozo que arrobado contemplaba su hermosura. Adrián ingresó tras ella y apurado se dirigió al baño y en él se volvió invisible recitando las palabras mágicas frente a un espejo, salió enseguida, se sentó al lado de la chica quien cruzó las piernas que él contempló extasiado, notó que tenía medias de nylon de color negro, justo lo que me ha recetado el médico, pensó sonriendo.
Mientras tomaba su café, aquella hermosa chica sintió de pronto que ¡¡sus piernas eran acariciadas por una mano invisible!! Se quedó muda y quieta no atinando a hacer nada pues había muchos comensales, ¿Estoy loca? -pensó ella-, siento que alguien invisible acaricia mis piernas, aunque creo que son ideas mías, sin embargo me gusta esta sensación Aaaah
aaaah
-jadeó silenciosa- mirando a ambos lados. Él Fantasma Erótico dejó de acariciarla y la esperó hasta que terminó de tomar su café. Al salir del restaurante ella enrumbó por la calle Schell y siguió hacia el oeste cruzando frente al Parque Kennedy. La chica, luego de caminar varias cuadras, seguida por el Fantasma Erótico que estaba invisible, llegó hasta la calle Bolognesi. Caminó por esta y en la cuadra cuatro, ingresó a una casa señorial que tenía un arco en la entrada y un pequeño jardín delante de ella y él junto con ella. Aquella bella muchacha de las medias de nylon negro, que había cautivado al Fantasma Erótico, fue recibida cariñosamente por su madre, una dama con unos hermosos ojos azules, mientras una sirvienta le sonreía. Adrián esperaba impaciente que ella entrara al baño o se cambiara de ropa en su dormitorio. Estaba apurado pues ya eran las 6.30 de la tarde, ¿qué pensarían en su casa? Seguramente que su madre estaría preocupada, pues él llegaba máximo a la seis p.m. después de las clases del colegio donde estudiaba. De ahora en adelante voy a dejar de ser rutinario pues no me conviene, -pensó el muchacho-, porque se han acostumbrado en mi casa a que yo haga lo mismo todos los días, todo debe cambiar en mi vida sino de que me sirve tener el poder de volverme invisible. Sonrió.
Su deseo fue satisfecho pues la bella dama entró al cuarto de baño y él, tras ella. Levantó su falda, se sentó en el sanitario y el muchacho invisible vio nuevamente aquellas hermosas piernas ¡¡con medias de nylon de color negro enlazadas a un portaligas del mismo color!! Ello lo enervó dé tal manera que no pudo resistir el deseo de acariciarlas. La chica se levantó después de hacer su necesidad y mientras colocaba el calzón en su sitio se asustó al sentir nuevamente las suaves caricias que eran iguales a las del restaurante. Se quedó parada unos minutos sintiendo como aquellas manos invisibles recorrían sus piernas, sus turgentes senos y... cuando tocaron su sexo reaccionó con energía, movió su cabeza como queriendo despertar de un sueño y enseguida fue a lavarse manos, contempló su rostro en el espejo, estaba ruborizada y sus ojos brillaban de deseo, enseguida salió tan rápidamente del cuarto de baño que Adrián casi fue atropellado por ella quien rápidamente fue a su cuarto.
Se echó en la cama y esperó. Era conciente de que algo o alguien la acariciaba y eso
¡¡le gustaba!! El Fantasma Erótico que estaba a su lado, se acercó y empezó a tocarla, ella no se resistió. En ese momento recordó a Víctor su novio, quien la había engañado vilmente y se había ido con otra mujer pero enseñándole antes las delicias del placer físico. Adrián, tomó la mano derecha de ella y la guió para que empezara a desvestirse, la mano izquierda siguió a la derecha, se quitó la falda y la blusa y se quedó en ropa interior: sostén, calzón, portaligas y medias negras, tal como al muchacho le gustaba ver a una mujer en la intimidad. ¡¡Uauuu!! Masculló, tapándose la boca para no ser oído por ella. Él había visto muchas veces mujeres vestidas así en el cine y en las revistas que sus amigos le prestaban y que miraba a escondidas en su cuarto en el que varias veces se había masturbado. Pero estar al lado de una mujer real y hermosa como esta era completamente distinto pues ¡¡podía tocarla y acariciarla!! Sin que ella dijera nada.
Empezó a acariciar las piernas de la muchacha, luego su mano se coló bajo el pequeño calzón y sintió la humedad de aquella zona, y no se detuvo sino hasta alcanzar los pequeños rizos del pubis de la joven quien lanzó un gemido: ¡¡ahaaaaaa!! Sacó su mano y empezó a acariciarla en el cuello, los senos, el vientre, su canal rosado, las piernas, todo el cuerpo, mientras ella gemía. Después de un buen rato de sentir placer, gritó: ¡¡Ayyyyyyyy!! Había tenido un feroz orgasmo que asustó a Adrián quien, después de que ella se calmó, le susurró al oído:
- No te asustes, ni pienses que estás loca, yo soy tu amante invisible, no soy el demonio, ni un alma en pena, ni un fantasma. Soy humano como tú pero estoy invisible para ayudar a los demás. Yo te ayudaré para que goces sexualmente. Lo que has sentido, es solo el comienzo de muchos encuentros de placer, pero no volverás a sentirme jamás cuando tengas como pareja a un hombre que te quiera de verdad, mientras lo encuentras yo te haré gozar de las delicias del placer físico, ahora escríbeme en un papel tus datos y los de tu familia: nombre, edad, ocupación, horario de trabajo o de estudios, teléfono, religión, experiencia amorosa, situación actual.
Ella, todavía excitada y como si estuviera dentro de un sueño, tomó una hoja de papel y escribió: Ivonne, 25 años, abandonada por mi novio, con experiencia sexual, católica, secretaria en un banco. Huérfana de padre, vivo con mi madre, mi hermana y una sirvienta, teléfono Nª 3545644676837872. Después de escribir, volvió a echarse en la cama dejando el papel en la mesita. Adrián tomó este y lo guardo en el bolsillo de su pantalón. Se acercó a ella y susurrando a su oído le dijo:
- Yo vendré en cualquier momento, cuando sientas un jalón en tu oreja derecha tres veces seguidas sabrás que estoy a tu lado donde quiera que te encuentres y con quien estés, cuando eso pase apártate con cualquier pretexto de la persona o personas, procura ir a un lugar apartado para avisarte que día y a que hora vendré a hacerte gozar. A veces yo vendré a tu casa a esperarte. Cuando nos pongamos de acuerdo, me esperarás vestida como estás ahora y con ropa interior de diferentes modelos pero siempre de los colores negro o rojo, a veces puedes variar de color pero prefiero los dos primeros.
Después de escucharlo, ella sintió que una lengua suave y húmeda luchaba por entrar en su boca, sin dudarlo abrió sus labios y sintió la lengua del Fantasma Erótico jugueteando con la suya, su deseo creció en intensidad. Tuvo la extraña sensación de que su sexo se le abría de par en par y dijo:
- ¡¡Quiero que me penetres!! No seas malito ¡¡quiero algo más profundo en mis entrañas!!
Era la primera vez que el Fantasma Erótico daba un beso con lengua, a la francesa, empezó nuevamente a lamer y besar todo el cuerpo de la muchacha. Ella, empezó a tocar el cuerpo de Adrián y cuando llegó al miembro viril de este, él le preguntó:
- ¿Te gusta mi muchacho?
- Sí, es grande y grueso -dijo ella con lujuria- ¡¡me gusta!!
Dispuesta a complacerle, abrió sus piernas dejando que la penetrara. Él empujó su miembro violentamente y ella gimió, y así el muchacho continuó entrando y saliendo de Ivonne quien daba gemidos como si llorara pues estaba ardiendo de placer. Adrián, a pesar de su inexperiencia sexual, no debía hacerlo mal del todo, porque después de un buen rato juntos, ella dejó escapar unos gemidos muy similares a los de él y ambos tuvieron un orgasmo
juntos.
Cuando todo acabó quedaron laxados y dormitaron un buen rato al cabo del cual el Fantasma Erótico se levantó y empezó a vestirse, ella sintió aquello porque la cama se movió y le dijo con voz socarrona:
- ¿Te vas mi amor? Vuelve pronto porque quiero más de ti. He gozado mucho contigo y por favor avísame cuando vengas para estar preparada, no te olvides.
- No le digas a nadie lo que ha pasado entre nosotros, porque no te creerán y hasta pueden pensar que estas loca. Yo también la he pasado bien contigo preciosa y regresaré pronto, te lo pro... meto -contestó él-.
- ¿Qué me lo metes? Dijo ella coquetona. Ambos rieron.
Ella sintió un beso en sus labios y luego vio como la puerta se abría y se cerraba
sola. Se asustó un poco pero la satisfacción que sentía era tan grande que se acurrucó y se quedó dormida. Ahora tenía un amante secreto.
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