Tu puta - Relatos eroticos

Autor: Dulces.placeres | 19-Mar

dominaciones
Hay en mí una puta caliente que necesita verga?

Si comienzas a leer este relato solo te pido que llegues al final no está dirigido a ti, pero si la persona que busco decide ya no ser parte de mi vida quien te dice, tal vez puedas ocupar su lugar, hay en mí una puta caliente que necesita verga?

Me has dejado sola y aun no encuentro el motivo, sea cual fuere no puede ser tan grave como para que de un día para otro desaparecieras de mi vida, me hiciste una puta y me entregué a tu perversión, acaso te aburriste de mi? acaso se te terminaron las ideas?, la tierra parece haberte tragado y este sitio que solías frecuentar será mi último llamado, como verás estoy dispuesta a entregarme a otro que decida ocupar tu lugar, quieres que te recuerde las cosas que hicimos?, bien, vamos a recordar entonces?

Recuerdas cuando nos conocimos? Era la fiesta de cumpleaños de mi pequeña sobrina, rodeados de niños que gritaban sin parar, eras el payaso de la fiesta, con tu cara blanca y esa ridícula peluca violeta, me pareciste patético, cursi y muy malo actuando, realmente había que tener personalidad para hacer semejante show, sin embargo te acercaste a mí y me trataste dulcemente, me hablaste al oído, me hiciste unos chistes malos y me compraste cuando me regalaste esa fea flor de plástico que lucías en la solapa de tu traje rotoso.

Así me robaste el número de mi teléfono, y una semana después te conocería sin maquillaje, me hipnotizaste rápidamente con tus teorías sexuales al punto de subirme a tu tren de locura sin importarme nada de nada, al poco tiempo me mudaba a tu apartamento y yo sería la mujer que haría realidad tus pensamientos, tengo flashes que en estos momento comienzan a desfilar por mi mente?

Tu primer acto de locura fue hacerme sorprender a ese viajo chismoso, el viejo Jaime no podía evitar espiar por sobre el tapial que separaba nuestras casas, y esa tarde armaste un show para él, yo no quería saber nada pero siempre fuiste muy incisivo, me habías depilado toda, me hiciste atar el cabello con dos colitas, me vestiste como una colegiala, con una camisa blanca ajustada, corbata azul, una pollera tableada al mismo color, diminuta, medias blancas con portaligas y una tanga hilo dental, abriste las cortinas del cuarto que daban al lugar donde Don Jaime se paraba a espiar, me recostaste sobre la cama y esperaste pacientemente a que el viejo mordiera el anzuelo.

Cuando al fin lo hizo, como si no supiera de su presencia comencé a jugar con mis vibradores mientras vos permanecías oculto en las sombras, recuerdas el acto que hice para ese vejete? como lamí esos vibradores, como le enseñé mi concha depilada, como los introduje en mi interior de mi sexo, como los introduje en mi culo? recuerdas que todo comenzó como un juego pero la excitación que sentí fue tan grande que terminé en una sinfonía de orgasmos? Pobre viejo, no sé cómo no le dio un ataque?. recuerdas? Fue uno de los primeros actos de locura, inolvidable experiencia para mi, recuerdas como me cogiste luego de la calentura que te habías agarrado?

Recuerdas cuando me mandaste a la oficina con un misterioso paquete bajo el brazo? como me indicaste a primera hora fui al baño femenino, me encerré en el cubicle , me senté en el inodoro y lo abrí presurosa, me encontré con un juguete que en su parte más ancha llegaba a los siete centímetros, terrible? leí tus instrucciones y excitada seguí el procedimiento, tomé el pomo de gel que adjuntabas, lo lubriqué y también lubriqué mi ano, bajé la tapa del inodoro, lo acomodé sobre él y comencé a sentarme, al principio no hubo problemas pero a medida que bajaba mi esfínter parecía ya no querer estirarse y se tornaba doloroso, contenía la respiración y volvía a forzar, una y otra vez, mi ano parecía partirse, pero al final logré introducirlo, sentí que entraba todo y quedaba la base solamente impidiendo que se introdujera por completo, subí mi bombacha, mis pantalones y me dispuse a cumplir mis ocho horas de trabajo.

No pude soportarlo mucho tiempo, es verdad, no pude cumplir tu pedido, pero solo yo sé el acto de sacrificio y entrega que significó estar el tiempo que duró con ese juguete en mi culo, el placentero dolor fue interminable, excitante, mis compañeros me notaban rara y no podía responder a mi jefe con coherencia, balbuceaba y la sangre me latía con fuerza, mi mente estaba concentrada solo en mi orto dilatado y en el mortificante pensamiento de que en cualquier momento alguien podría descubrirme, notar algo a mis espaldas, no sé, como disfruté ese día de hacer tu voluntad, recuerdo que al llegar a casa mi esfínter estaba destruido, no podía cerrarlo, aun guardas las fotos que me tomaste?

Y hablando de trabajo, recuerdas cuando me hiciste afeitar mi vagina por completo y ponerme una mini falda rosa tan ajustada que apenas pasaba la línea de mis glúteos? Claro, si encima agrego que me prohibiste usar ropa interior? Estaba súper nerviosa, caminar por la acera así fue todo un desafío para mí, los hombres me gritaban cuantas cosas se imaginen y ese día en el trabajo robé todas las miradas masculinas.


Hice lo que me pediste, mientras fingía estar concentrada escribiendo en mi computadora, observaba por el costado de mi monitor como Victor, mi compañero no sacaba la vista de mis piernas, al punto de no notar que yo me daba cuenta de todo. Mientras mordía la punta del lápiz sutilmente abrí mis piernas, como no dándome cuenta de lo que hacía, mostrándole a él mi raja pelada. El efecto fue peor de lo imaginado, se me pegó como una estampilla y por todos los medios me acosó hasta el cansancio, no sabía cómo evitarlo. Cuando casi terminaba la jornada y salía del baño él estaba en la puerta y me sorprendió, de un empujón me metió nuevamente adentro y se coló a mis espaldas, me apoyó sobre la pared, me levantó la pollera dejando mis nalgas al descubierto y antes que me diera cuenta me estaba cogiendo, me mojo al recordarlo, mi cara y mis pechos pegados a la fría pared, su verga entrando y saliendo de mi concha húmeda, susurrándome ?puta? al oído, no fueron ni treinta segundos, me había inundado con leche caliente? pero que treinta segundos?. recuerdas?

Y cuando fui prostituta por una noche? todavía no puedo creer lo que me hiciste hacer y menos que yo aceptara hacerlo. Te acuerdas? Parecía una diablita toda de rojo, ese top súper escotado por el que se escapaban mis pechos y no llegaba a mi ombligo, ese short de licra que había comprado en teoría solo para nuestra intimidad, más de la mitad de mis glúteos quedaban al aire, medias caladas de red hasta los muslos y esos zapatos con tacos tan altos sobre los cuales casi no podía pararme, que humillación! Caminando así por la calle, llena de maquillaje, reboleando las caderas de un lado a otro, provocativa, la vergüenza de que alguien me reconociera, y si pasaran mis familiares? mis amigas? ni siquiera me dejaste usar esa peluca rubia, así te gustaba, así me gustaba.



Sentí la bajeza de hacerlo por dinero, de subirme al coche de un completo desconocido, de un tipo despreciable, que me llevaran a un hotel, chuparle al verga, decirle que era la más grande que había conocido, gritarle al oído, fingir todos los orgasmos que él pudiera pagar, dejarlo que meta su verga en mi concha, en mi culo, rechazar su dinero extra para que le permitiera no usar preservativos, yo solo pensaba en ti en esos momentos?

No habrás olvidado que no viniste a buscarme como habíamos pactado y como una buena puta tuve que volverme en taxi a nuestro domicilio, semidesnuda y desalineada?
Recuerdas como reías cuando llegué?



Y hablando de prostitutas, supongo que no habrás olvidado el regalo de mi cumpleaños, ese día me ataste en un sillón del cuarto y te fuiste, me hiciste esperar más de la cuenta, no sabía que traías entre manos, al cabo de un tiempo prolongado sentí la puerta abriéndose y me sorprendiste con una de esas amiguitas con las que andabas, se desnudaron ante mi mirada incrédula y me obligaste a ver como la cogías por todos lados, me mirabas a los ojos cuando ella te lamía la verga, esa verga hermosa que tienes.



Me calentaste a fuego lento, viendo como la acariciabas, como lamías sus pechos, como acariciabas su piel, como se la metías en la concha, hasta el fondo haciéndola gemir, como se la metías en el culo abriéndoselo todo como me lo abrías a mí. Nunca olvidaré ese día, el impacto de ver al hombre de tu vida haciéndole el amor a otra será imborrable en mi mente, mis pupilas quedaron marcadas a fuego, como me excitaste esa noche, que impotencia sentía al estar atada y no poder correr a tu encuentro, disfruté con tu goce, recuerdas como terminó?

Recuerdas que cuando te cansaste de mostrarme como llenabas cada uno de sus agujeros y ella puso su cara a un par de centímetros de la mía? Recueras que terminaste masturbándote sobre su boca? Tan cerca de mí que aun me parece sentir tu hermoso aroma a verga caliente? Recuerdas que tu semen gota tras gota llenó su boca y ella reía con una sonrisa provocativa? Recuerdas que hiciste que me besara y nuestras bocas de mujer a mujer compartieron el néctar de tu ser? Recuerdas que esa noche fue todo lo que me diste?



Y Antonella? Otra de tus amiguitas, y esta vez fuiste tú el que se puso a mirar, jamás hubiera tenido un encuentro homosexual si no hubiera sido por ti, me hiciste conocer lo exquisito que se siente besar a otra mujer, sentir su perfume, acariciar mis pechos con sus pechos, lamerlos y sentir en mi boca los suaves que son, acariciar otras caderas, otros muslos, otro vientre, entrelazarnos ambas en una sola, llegar a su intimidad, sentir en mi boca el dulce sabor de una concha caliente, aprender a jugar con su clítoris, beber su jugo y hasta jugar en sus esfínter como vos jugabas en el mío.

Aprender a rozar concha contra concha, buscando nuestros orgasmos, acabarme en la boca de otra mujer, como te gustó!. Recuerdas que me hiciste poner ese arnés con prótesis y cogerla bien fuerte? teniéndola en cuatro partas, sujetándola por la cintura, haciéndola aullar, sintiendo lo que vos sentías.



Qué puta que me hiciste, recuerdas como terminamos? Yo si? ella en cuatro patas y vos por detrás dándosela por el culo mientras me tenías fuerte del pelo a solo unos centímetros de distancia, a tu voluntad de vez en cuando se la sacabas y me la metías en la boca hasta el fondo?
Recuerdas que se la sacaste y derramaste tu leche caliente en su ano, en su concha, bañando todo a su paso y que luego me obligaste a limpiarla toda con mi lengua, hasta la última gota? Como olvidarlo?

Y los chicos del hotel? esas vacaciones que pasamos en el mar? esos jóvenes no tenían más de veinte años, como siempre te hacía caso y ese año mi traje de baño era por demás de diminuto, lo había pagado carísimo y eran apenas unas tiras, mi portentoso culo quedaba prácticamente desnudo y cuando se mojaba en el mar la tela celeste se adhería de tal manera que mi vagina se marcaba toda y mis pezones parecían desnudos. Nuestros tres vecinos de cuarto no me sacaban los ojos de encima y en ese lugar encontraste una oportunidad, trazaste el plan a la perfección y te hiciste el desentendido, ellos pensaron que los seducía a tus espaldas, nunca supieron la verdad.



Esa tarde volví al hotel y vos te quedaste en la playa, ellos pensaban que eran los más vivos del planeta, pobres ingenuos, me metí en su cuarto, aun en mi traje de baño y bastante llenos de arena, como vos me habías ordenado, me arrodillé a sus pies y comencé a chuparles las vergas, uno, el otro y el otro, ellos me rodearon como en una película pornográfica y no me alcanzaba la boca para saborearlos, que hermosas pijas, duras, jugosas, torneadas, las chupaba con locura, con esmero, con experiencia de puta, sabía donde quería llegar, vos me lo habías pedido, cuando sentí que llegaba el momento cerré mis labios sobre el cuerpo venoso, la descarga de leche llegó al fondo de mi garganta, un disparo certero y efectivo, el segundo llegaba tiempo después, como pequeñas gotas fue acabando dándome tiempo a saborearlo antes de tragarlo, y el tercero casi me mata! qué manera de acabar, chorro tras chorro, era más rápido el acabando que yo tragando, hasta se me inflaron los cachetes y por un momento me pareció que no podría con todo, al fin mermó y mandé a mi estómago hasta la última gota. Sabes cuánto odio el sabor amargo del semen, por vos lo hacía con sumo placer, solo por ser tu puta?



Recuerdas que cuando volví a tu lado involuntariamente eructé y me dijiste ?mmmm?. que olor a leche?, recuerdas como me sonrojé?



Quieres que siga recordando? Cuanto más podría escribir! ahora me siento perdida, confundida, como una brújula que perdió su norte, como un buque que perdió su timón, necesito que seas mi guía, que me prostituyas, que me rebajes, que me humilles, me hice adicta sin darme cuenta, clamo a gritos por ese hombre que me guía e mano firme, pero este será mi último llamado lo tengo decidido, si no respondes seguro alguno de los muchos lectores tendrán propuestas más que interesantes para mi?





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