Mi Jefe Me Entregó A Su Amigo!!! Qué Placer!!!

Autor: Isabel | 30-Jul

Confesiones
Durante la tarde mientras trabajaba, recibo un mensaje de mi jefe.

Isabel ¿Podrías preparar la cena y acompañarme ésta noche?

Sí, respondí.

No me sorprendió su pedido ya que habitualmente lo hacía, pero siempre estaba su esposa.

Llegada la noche, Emilio regresó de su trabajo. Cenamos.

Durante la cena, lo note inquieto, ansioso, tenía esa mirada que siempre lo delata. Algo se traía entre manos.

Adore cada segundo que duró la comida, llevaba tiempo esperando estar a solas con él, aunque casi me dobla en edad, disfruto su compañía y nuestras charlas interminables.

El coqueteo mutuo, disfrazado con simpatía. Tiñendo el deseo con sonrisas.
No creí soportar un minuto más a su lado. La sangre hervía en mis venas, el corazón latía como mil caballos.

Lo observaba mientras conversábamos. Hasta que me sorprendió diciendo.
Tengo una sorpresa.

Mi cara de asombro, no comprendía absolutamente nada.
Levantemos la mesa, mientras terminas voy a preparar algo. Dijo Emilio
Seguía sin comprender, pero me encantan las sorpresas, por lo tanto decidí seguir el juego.
Fui a la cocina, a ordenar.
Él me sorprendió con sus manos sobre mi cintura, acercándose a mi cuello. Diciendo, en la habitación sobre la cama deje algo para vos, pero primero quiero que disfrutes de una rica ducha relajante.
Me temblaba el cuerpo entero. No podía creer lo que estaba sucediendo.
Camine hacia la habitación, con Emilio sujetándome por detrás, pasos lentos y agitados.
Me detuvo en la puerta del baño.
¿Te gusta?, preguntó.
Había llenado la bañera, la espuma sobrepasaba el borde, el espejo empañado por el vapor.
Si, apenas puede contestar.
Lentamente me llevo hasta la bañera, seguía de espalda, y como a una niña comenzó a quitarme la ropa.
Deleitándose con cada prenda que dejaba caer al piso, dejando rodar sus dedos sobre mi piel.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Desnuda completamente, tomo mi mano, me giro quedando de frente a él.
¿Sos mi nena obediente?, preguntó
Siempre lo seré, respondí
Mientras me llevaba contra su cuerpo, ayudándome a ingresar al agua.
Relájate que enseguida regreso.
Apenas podía mantener la respiración serena.
Ingresa al baño. Dos copas en las manos.
Era un sueño.
Sentado en el borde, me ofreció una de las copas.
La espuma tapaba todo mi cuerpo.
Apoyo su mano sobre mi mejilla. Mirándome con ese brillo particular en sus ojos, recorriendo con los dedos, el cuello, mi cabello, el pecho.
Sentía el agua caliente, pero eran sus caricias las que habían elevado el calor de mi cuerpo.
Lentamente se acercó hacia mi rostro, sus labios acariciaron los míos.
Sabor a vino, deseo, emoción, excitación y perversidad.
Se incorporó.
Dúchate tranquila. Tenemos toda la noche.
Se retiró del cuarto sonriendo, dejando la copa vino acompañándome.
Termine rápido y me dirigí a la habitación.
Sobre la cama había preparado un baby doll negro de tul, una tanga negra, y dos pañuelos grandes, de los que su esposa usa en el cuello.
Me vestí, observe mi cuerpo en el espejo y no creía lo que estaba sucediendo. Mis pechos se veían atreves de la tela transparente. Tome los pañuelos y la copa de vino.
Al salir de la habitación que sorpresa.
Estaba Luis, su mejor amigo, el que me ha visto en más de una oportunidad.
Estaba avergonzada. Dude en seguir caminando hacia ellos. Respire profundo y lentamente me fui acercando.
Sentados en un amplio sillón de cuero. Cada uno con una copa en la mano.
Sonreían mientras me acercaba.
Le di un beso a Luis.
Emilio acomodo su pierna para que me siente en su falda.
Mis mejillas estaban rojas, mis nervios eran terribles.
Viste Luis, te dije que Isabel era una nena muy obediente. Decía Emilio, acariciando mis nalgas.
Hagamos un brindis, propuse. Mirándonos entre los tres, sonriéndonos sorprendidos por semejante hazaña
¿Y estos pañuelos? Pregunte, mientras continuábamos riendo.
Eso es para un juego. Respondió Emilio.
Mientras me llevaba a sentarme en medio de los dos.
Te dije Luis que era linda, y simpática. Comento Emilio.
Mientras iba en busca de otra botella de vino.
Luis recorría todo mi cuerpo con sus ojos, hasta que no pudo contenerse más, y llevo su mano hacia mi rostro.
Respondí como un gato fregándome sobre ella, observando las arrugas de los años que nos separan.
Comprendí que no era su primera víctima.
Pero ellos no supieron que habían cedido a mis deseos.
Emilio volvió a llenar las copas, metió uno de sus dedos en mi copa y lo llevo a mi boca.
Separe apenas los labios, saboreando el vino y su perfume, mirándolo fijo a los ojos.
Sentía como un escalofrío lo recorrió entero.
Volví la mirada a Luis. Tome su mano y la lleve hacia mi pecho, haciéndola recorrer hasta la pelvis.
Cuanto hace que estábamos esperando este momento, exclamo Luis.
Había envuelto el dedo de Emilio con mi lengua.
Posando una mano en la pierna de cada uno, acariciándolos suavemente.
Ambos me doblan en edad, pero no me importaba. Estaba segura de lo que hacía.
Lentamente se acercaron hacia mí, besándome el cuello. Acariciándome las piernas.
Me encanta tu piel suave, decía Emilio.
Olfateando mi perfume, dejando que sintiera su respiración agitada, ahogándome de deseo por poseerlos.
Emilio me recostó sobre las piernas de Luis, dejando caer unas gotas de vino sobre mi pecho, dejando que rodara hasta la pelvis, lamiéndolo mientras escurría en mi cuerpo.
Este vino tiene mejor sabor de esta forma. Dijo riendo.
No lo vamos a dejar a Luis con las ganas respondí.
Recostándome sobre las piernas de Emilio, acariciándole la barba, rodeándole los labios con mis dedos.
Mientras Luis repetía el ritual.
Diciendo. Es verdad, emborracha más su perfume que la bebida.
Riendo los tres.
Me levante del sillón. Tome una mano de cada uno y las lleve hacia la cinta que formaba un moño en mi ropa.
Ambos me miraron. Y comenzaron a tironear de la diminuta cinta. Abriéndose la ropa. Dejando mis pechos al descubierto. Los pezones firmes y tiesos.
Tome sus manos y las apoye en mis pechos.
Estaba sofocándome, nuestros cuerpos hervían.
Sus manos quemaban.
Hice que se sentaran bien juntos.
Me monte sobre sus piernas. Y comencé a besarlos, dejando que sus manos recorrieran todo mi cuerpo.
Mis manos no soportaron la tentación. Comencé a acariciarles las entrepiernas.
Podía ver la erección, sentir la dureza y el tamaño de lo que espera por mí, ¡¡¡fue increíble!!!
Lentamente comencé a desprender sus camisas.
Bellos blancos en el pecho.
Me resultaba tierno y perverso.
Ellos tienen la edad de mi padre. Mas excitada estaba.
Me pare, gire frete a ellos, volví a tomar sus manos, haciendo que terminaran de quitarme toda la ropa.
Viste que hermosa cola tiene. Dijo Emilio.
Si, la he visto varias veces, pero no había podido disfrutarla así, respondió Luis.
¿Disfrutarla? Dijo Emilio. No sabes lo que es. Exclamo
Mientras lo miraba riendo.
Emilio había probado todo mi cuerpo. Pero aún no lo había compartido.
Luis nos miró, diciendo, sospeche que algo pasaba, pero cuando supe la edad de esta nena, abandone la idea.
Es un secreto, entre mi papucho y yo. Pero si te portas bien, y papucho me deja, compartimos el secreto. Respondí, tomándole la mano a Emilio mientras el asentía con la cabeza.
¿Y me van a decir para qué son los pañuelos? Pregunte. Mientras deprendía sus pantalones.
Lentamente se pararon sujetándose la ropa.
Ahora vamos a jugar dijo Emilio.
Luis me tomo de la mano he hizo sentar en el sillón.
Emilio tomo los pañuelos, tapo mis ojos y ato mis manos.
No seas tramposa decían los dos, sentía que estaban terminando de quitarse la ropa.
El juego consiste en que adivines quien es quien.
¡¡¿Siii?!! ¡¡¿ Y cómo voy a hacerlo?!!
Con la boca respondió Emilio. Mientras escuchaba pequeñas risas.
Imagine de lo que se trataba.
Nuevamente mis labios mojados con vino, los dedos sobre mi boca erizaron todo mi cuerpo. Sabía que no era Emilio, podía reconocerlo aun con los ojos tapados, ese perfume que me acompaña todo el día, era difícil no reconocerlo.
Haciéndome la tonta, pase lentamente la lengua sobre mis labios, apenas diciendo ¿Emilio?
Mientras las risas continuaban.
Nuevamente siento algo sobre los labios, pero frio, pasando la lengua respondí, helado de chocolate.
Tercer intento, se sentía un aroma que no era familiar, sobre mi brazo sentí un cuerpo apoyándose, sobre mis labios un tibio calor se aproximó, entre abrí la boca, ya imaginaba que y quien estaba a mi lado.
Con los labios fríos por el helado y el sabor mezclado, lentamente comencé a besarlo, lamerlo, saborearlo.
Apenas entraba en mi boca, se sentía firme, venoso, caliente.
¿Emilio??
No no, respondió el.
Y sabía que no era él, pero quería seguir el juego.
Nuevamente helado en mis labios, y su perfume invadiéndome entera.
Tieso, firme, ardiente, su pene apoyado en mis labios. Le di un beso en la punta, apenas aproximé la lengua recorriendo toda la cabeza, humedeciéndolo con helado y saliva.
Su mano se posó en mi pecho izquierdo rodeando el pezón lentamente mientras me deleitaba con su pene.
¿Luis?
No no, respondió Luis.
Mientras Emilio se alejaba diciendo entre risas, esto es gula.
¡¡Que mala suerte he tenido!! conteste. Sonriendo aun con los ojos tapados ¿Podemos probar otra vez?
Oía sus pasos acercándose, asechándome, aprovechando mi indefensa situación.
Está bien dijeron, te vamos a dar una posibilidad más, pero si no adivinas, vamos a castigarte, mientras reían.
Comencé a reír diciendo ¿porque mis papuchos son tan malos conmigo?
A lo que no les quedó más remedio que reírse.
Sentí la presencia de ambos, uno a cada lado, recline mi cabeza para alcanzar alguna parte de sus cuerpos, buscando el rose, y la caricia de mi rostro con sus pieles.
Un dedo frio se posó en mis labios, y otro sobre mi pecho derecho.
Podía distinguir fácilmente a Emilio a mi izquierda.
Con los labios fríos, helado rodando desde mi pecho hasta el vientre. La temperatura de mi cuerpo cada vez era más alta.
Luis apoyo su pene en mi boca, lenta y delicadamente, deje que lo introdujera completo, sacándolo varias veces y volviéndolo a meter, empapado por mi boca. Cada vez más caliente y tenso.
De repente ahí estaba, cabeza bien marcada, duro, venoso, tieso, separe los labios y lo recibí ansiosa con mi lengua, rodeándolo y saboreándolo, dejándolo entrar y salir de mi boca, excitándome a cada segundo que pasaba.
Que increíble placer, no terminaba de disfrutar de uno que dentro tenía el otro.
Apenas salió de mi boca, Luis pregunto ¿ahora pudiste adivinar?
Mientras sus manos pellizcaban suavemente mis pezones, y recorrían mi vientre, salpicado de helado.
Deslizando la lengua sobre los labios, deleitándome con la humedad que los dos habían dejado. Incline la cabeza hacia la izquierda diciendo Emilio y hacia la derecha Luis.
Entonces podemos quitarte la venda respondió Emilio. Entre risas.
Aun con las manos atadas. Se turnaron para que siga lamiendo, besando y disfrutando de sus penes.
El brillo en sus ojos era increíble, para mí era un deleite, tenerlos a ambos.
Lentamente me incorporan del sillón y me llevaron atada hasta la cocina.
Ahora te vamos a comer dijeron ambos, riéndose.
Ayudándome a subir a la mesa, me recostaron boca abajo.
¿Te da miedo? preguntó Emilio
No, respondí. Nunca sentí tanta seguridad como hoy.
Uno a cada lado de la mesa, comenzaron a dejar pequeñas porciones de helado sobre mi espalda, la cintura, los glúteos y comiéndolos a medida que iban derritiéndose.
Sus manos acariciaban y erizaban mi cuerpo entero.
Estaba en un estado de relajación total, viviendo un sueño.
Ahora sin que mires hacia atrás, tendrás que adivinar dijo Luis.
Sentí unas manos apoyadas en mis nalgas, abriéndolas suavemente, repentinamente, un frio inmenso directo a en mi ano, helado escurriéndose hasta la vagina, entre besos y lamidas, la atrevida lengua llego a mi fin.
Emilio!!!! Por dios!!!!!Exclame. En un gemido de placer.
Hiciste trampa!!!! dijo Luis, estabas mirando.
No!!! Respondí.
Eso merece un castigo.
Los dedos de ambos comenzaron a jugar con mi ano. Entre besos, lamidas, helado y dedos, creí desmayarme.
Suplique e imploré que se detuvieran. Pero continuaron haciéndolo, logre relajarme y entregarme totalmente.
Hacía tiempo deseaba tenerlos conmigo, pero no imagine que fuera de esa forma. Me llevaban ventaja en número y experiencia. Pero solo deseaba desatarme para mostrarles que su nenita, no era tan buena con ellos pensaban.
Ahhhh!!! Sii!!! Gemía.
Te gusta??!!!
Claro que sii!!! Cómanme entera!!!
Ahí está mi nenita!!! Pendeja putona!!! Me pones la verga dura!!! Decía Emilio
Que rico culo!!! Decía Luis
Mientras me retorcía sobre la mesa del comedor, mis fluidos habían empapado el mantel, en esa mesa en la que hacía pocos días habíamos compartido una cena con las esposas de Emilio y Luis. Eso más me excitaba. El morbo de tenerlos ahí conmigo disfrutándolos a ambos, sin que sus esposas tuvieran la más mínima sospecha.
De repente se detuvieron, vinieron hacia mi rostro
¿¿seguimos jugando?? Preguntaron ambos
Si. Pero ahora la que manda soy yo. Respondí.
Me miraron sonriendo. Desataron mis manos. Lentamente baje de la mesa.
Miren lo que hicieron!!!
Los dos me miraron sorprendido, sin comprender a lo que me estaba refiriendo. Mientras señalaba el mantel empapado en helado y mis fluidos.
Nos miramos mutuamente y comenzamos a reír.
Me acerque tomándole una mano a cada uno. Fregándome en ellas. Agitada, exaltada, sofocada. Besándoles el pecho, el vientre, yendo y viniendo de un cuerpo a otro, acariciándoles el pene, abrazados y rozándonos, mezclando nuestros perfumes, sintiéndonos los tres acelerados, palpitando, jadeando.
¿¿ y solo haremos esto?? Pregunte
Haciendo que se detuvieran a mírame.
Quiero sentirlos dentro mío, llenando, abriendo, mojando, cada orificio de mi cuerpo. Mientras los llevaba hacia el sillón donde habíamos comenzado. Haciéndolos que se sienten. Arrodillándome frente a ellos, sujetando y fregando sus vergas duras, húmedas, jugosas, deliciosas, calientes. Lamiéndolas, besándolas y saboreándolas. Clavándolas hasta lo más profundo de mi boca. Disfrutando cada centímetro.
Siii!! Putona!!! Mamita que linda te la comes!!! Exclamaba Emilio
Ahhhhh!!! Seguii!!! Cómelaaaaa!!! Decía Luis.
Mientras con mi mano derecha, abría los pliegues de mi vagina buscando el clítoris, frotándolo, acariciándolo, gimiendo los tres juntos.
Que lindoo!!! Siii mamitaaa!!! Tocateeee!!! Repetía Emilio
Oírlo más me excitaba.
Lo mire a los ojos ¿¿¿ con quién empiezo papucho???
Muéstrale a Luis qué lindo coges, respondió Emilio.
Me incorpore, acariciándole la verga a Emilio, estampando mis labios a los suyos, llevando sus manos a mis pechos.
¿¿ me ayudas papucho clavarme la verga de Luis??
Sus ojos explotaban, el deseo, la lujuria, el desenfreno, lo desbordaron a Emilio.
Miraba como la verga de Luis se metía en mi vagina, su mano quedó entremedio de nuestros sexos.
Siiii!!! Que la meta!!! Métela Luis!!!! La quiero entera!!!!!
Pendeja putona!!!! Clávate!!! Cogemee!! Grita Luis.
Mi mano nunca se separó de la verga se Emilio.
Siii!!! Papitoooo!!! Metelaaaa!!!!
Mientras lo cabalgaba a Luis, lo pajeaba a Emilio.
Me incline, metiéndome la verga de Emilio en la boca.
Las manos de Luis estrujándome las tetas y comiéndomelas entera.
Ahhhh!!!! Siiii!!!! Los quiero adentro!!!
Emilio no aguanto las ganas y se paró detrás mío. Frotándome la verga por la espalda mientras lo cabalgaba a Luis.
Metiéndome el dedo en la boca, lentamente abrió mi culo.
Siii!!! Papitoooo!!! Cógeme con el dedo!!!!
Lo sujeté por el cuello. Gimiendo, jadeando y suplicando a su oído.
Sentía como me llenaban los agujeros.
Mis dedos jugando con el clítoris, la vagina habia mojado toda la pelvis de Luis.
Qué lindo coges!!!! Si pendejaaa!!!! Clávate todoooo!!! Exclamaba Luis.
Emilio no aguanto y me saco de encima de Luis. Me inclinó sobre el sillón, dejando mi culo al descubierto. Abriendo las nalgas. Pegando un chirlo feroz, embravecido. Tomándome del cabello.
Te voy a enseñarrr!!!! ¡¡¡¿¿¿¿Asi que sos putaaa!!!???
Noooo!!!! No papitooo!!!! Suplicaba.
Se inclinó hacia mí, sentía cada centímetro de su verga abrir y clavarse en mi concha.
Siiiii!!!! Papitooo!!! Cogemeee!!!Sus manos afirmadas y sujetadas a mis nalgas, envistiéndome una y otra vez.
Siii!! Ahhhhh!!! Dame más fuerte!!!!
Las manos de Luis jugaban con mis pechos y el clítoris.
Era una explosión de sensaciones, placer, adrenalina, deseo.
Siiii!!! Asi quería tenerte pendejaaa!!! Suplicando por dos vergas!!!
Siii!!! Las quieroooo!!!!! Ahhhh!! Siiiii!!!!
Salio de mí, se sentó en el sillón. Me tomo del rostro. Llevándome hacia él. Ahora quiero que pruebes lo rica que es tu vagina.
No dude un segundo. Me incline sobre su entrepierna, metiendo la verga entera hasta la garganta. Sus manos presionando mi cabeza. La metía y la sacaba.
Que linda verga!!! Gruesa, venosa, humedecida por mis fluidos, los suyos y los de Luis.
Cógela!! Le ordeno a Luis. Mientras le chupaba la verga.
Enderece las piernas y las abrí.
Luis afirmo sus manos en mis nalgas abriéndolas. Clavándose hasta el fondo en un solo movimiento. Podía sentirla, caliente, ancha, firme. Abriendo y llenándome la vagina.
Siii!!! Asiiii!!!! Me gusta!!!!. Con la boca tapada por la verga de Emilio.
Mira Emilio decía Luis. Qué bien mojado tiene el culo!!!!
Mirandolo de costado a Luis. Tome su mano llevándola a mi ano.
Metelooo!!!
Luis no dudo. Que exquisito placer!!! Tenía el culito excitado, suplicando ser penetrado, deseando verga.
Siiii!!! Qué lindo se siente!!! Por dioss!!! Que pendeja conseguiste Emilio!!!!
De pronto advertí que Luis iba a meterme la verga en el culo.
Nooo!!!Eso es de papucho!!!!
Quería sentirlo a Emilio clavarse en mi culo. Sentado sobre el sillón. Lo monte rápidamente.
Le dije a. Luis méteme la verga de Emilio en el culo. Mientras Emilio se ahogaba entre mis pechos, desaforado, exaltado, desesperado.
Apenas sentí la punta, me clave entera en la verga.
Siiiii!!! Ahhh siiii mamitaaaa!!!!!
Cabalgándolo duro, disfrutaba la verga de Emilio en el culo.
Me chupas la verga con el culoooo!!! Putonaaa!!! Me mojaste la verga con el culoo pendeja!!!
Sujetada de sus hombros, más me clavaba.
Sentilaaa!!! Me estoy clavando hasta el fondooo!!! Sentila papuchoooo!!!!
Mamitaaa!!! Ayyyyy mamitaaaa!!!!
Nooooo!!! Emilio aguanta. Grite.
Lo conocía y sabía que iba a terminar. La quiero en la boca, y compartirla con vos. Quiero chupártela y que Luis me coja el culo. De un salto salía de la verga. Y apenas pude acomodarme, Luis se había clavado en mi culo. La verga de Emilio en la boca. Era increibleeee!!!!
Siiiii!!! Masss!!!! Todaaaa!!! Llénenme de lecheeeee!!!
Frotándome el clítoris, sintiendo la vagina y la entrepierna mojada.
Ayyyyy mamitaaaa!!!! Ayyyyy mamitaaaa!!!! Tragalaaaa!!!!
Tres sacudones llenaron mi boca, caliente, dulce, y sabroso semen, iban recorriendo toda mi garganta. Las manos de Emilio sujetándome la cabeza, las piernas tensas, la respiración agitada, gimiendo, suplicando, gritando.
Apenas terminó Emilio me acerque con la boca llena de leche para dársela a probar, juego que hacíamos habitualmente. Beso de lengua, pasándonos leche y saliva. Es increíble como disfruto de ese momento!!!
Que rica leche papito!!! Exclame acariciándole el rostro.
Es por vos y para vos que la guardo, mi nena hermosa, respondió Emilio.
Luis seguía bombeando duro en mi culo.
Que rico culo!!!! Te comes la verga increiblementeeee!!! Pendejaaa!!!
Las manos de Luis se afirmaron a mis nalgas, el movimiento se detuvo, sentía como la verga se sacudía en mi culo.
Siiiii!! Llenaloooo!!!! Dame toda la lecheeee!!!!
Ayyy siiii!!!!! Ahí la tenessss!!!!
Cuanto placer!!! Que delicia de hombres!!!!
Jamás imaginé tener una noche semejanteeee!!! Los dos me habían disfrutado plenamente y yo a ellos!!!!
Emilio me tomo por la cintura, me puso de espaldas a él, ordenándome que me clave la verga en el culo. Aun mojado y lleno de la leche se Luis. Monte su pierna a caballito, metí la verga de un solo movimiento, acomodándome para poder frotar el clítoris sobre su pierna y poder tener un orgasmo, Emilio conocía a la perfección mis movimientos, por eso hizo que me acomode de esa forma.
Lo traje a Luis hacia mí, para seguir chupándole la verga, mientras cabalgaba sobre la pierna de Emilio.
Siiii!!! Así los quierooooo!! Haciéndome suya!!!!
Disfrute de la verga de Emilio como nada en el mundo, sentirla, plena, dura, firme, gruesa, venosa, mojándose en el culo.
Siiii!!! Voy a acabar!!!
Dale mamitaaa!! Siii!!! Acabame todooo!!! Siiiii!!!! Putona!!!!
Las manos de Luis me presionaban la cabeza metiéndome la verga cada vez más adentro. Lo aparte un instante. Afirme mis manos sobre la pierna de Emilio, mientras el me sujetaba firme los pechos.
Retorciéndome, gozando, temblando, jadeando, gimiendo, explotando de placer.
Me tire sobre Emilio, abrazándolo por el cuello y besándole la barba. Rendida, exhausta, abatida, satisfecha.
Agradecida por la hermosa experiencia que Emilio me había permitido vivir.
Luis se sentó a nuestro lado, los tome de las manos.
Le di un beso a cada uno. Les agradecí e hice que me prometieran que volveríamos a repetir esa experiencia.
Golosa, terrroristaaa!!!! Comenzó a decir Emilio riendo.
Sentados los tres abatidos, reímos juntos. Prometiendo volver a repetir tan hermosa experiencia.
A los 32 años, creí que dos hombres como Emilio mi jefe de 59 años y su amigo Luis de 70 años, no lograrían hacerme vivir una experiencia tan linda, placentera y deliciosa.
Aún sigo sorprendida por la vitalidad y bravura de semejantes hombres.
Ansiando un nuevo encuentro, imaginado con que nuevas travesuras me sorprenderán mis papuchos.

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