LOS HOMBRES DE MI FAMILIA

Autor: ARIANE | 15-Feb

Amor Filial
Para empezar, desde pequeña nunca tuve una figura paterna, y crecí viendo como mi madre se molía la espalda trabajando en la limpieza de casas ajenas y sirviendo a personas con mejor suerte económica. Siempre me educó bajo el precepto de hacer lo que te piden, no pelear ante un trato injusto y tratar de agradar a la gente, por muy desagradable que esta sea.

Vivíamos en la casa de servicio de nuestro patrón en turno, un licenciado que tenía dos hijos un par de años mayores que yo, opulentos y orgullosos, que no tenían reparo en mostrar desprecio por jugar con la hija de la criada. Yo, siendo inocente, no reparaba en hacer lo que fuera necesario para agradarles y ellos, sobre todo el mayor, ideaba varias formas de humillarme y de juego en juego, experimentar con mi creciente cuerpo, que a esa temprana edad me dejaba un mar de sensaciones nuevas para mí y supongo que para ellos también.

Sus ?juegos? consistían en jugar al doctor, yo era por supuesto la paciente. Les gustaba acostarme en el piso y levantar mi falda escolar para que pudieran ?revisarme?. Después me quitaban mis calzones y metían y sacaban sus dedos de mi vagina, uno y después el otro mientras yo pasivamente resistía la intromisión de sus dedos. Ellos me quitaron la virginidad con sus dedos y al cabo de un mes ya no se conformaron con manosear mi vagina, ahora lo hacían también metiendo sus dedos en mi culo, y eso si me dolía pero conforme pasaban sus ?revisiones? me acostumbre a la intromisión de sus dedos.

Aunque a esa edad nunca lo relacioné con sexo supongo que eso moldeó mi carácter haciéndolo más complaciente y sumiso y eso explicaría lo que pasó más adelante.

Ya entrada en la adolescencia por razones económicas fuimos a parar a casa de un tío hermano de mamá, donde vivía con su esposa y sus 2 hijos además de otros 2 tíos solteros. La gente siempre iba de prisa, ya sea a trabajar o a estudiar y por la tarde me quedaba a menudo a solas en la casa con un primo 3 años mayor que yo. Él fue mi confidente y mi amigo en épocas difíciles, aunque él tenía a su novia y siempre fue muy respetuoso, lo tomé como modelo para el novio que un día soñaba con encontrarme.

Apenas iba a terminar el sexto año de la primaria cuando me encontré con el hermano de mi mamá, se veía amenazador por su forma de ser con todos y siempre me daba miedo cuando estaba enojado en casa. Me detuvo me preguntó algo que me dejo helada: -¿a ver escuincla, traes calzones para salir a la calle?- yo con timidez sólo moví mi cabeza en señal de que sí, pero insistió en verlo él mismo.
Me ordenó que levantara mi falda y sin resistencia lo hice, mostrándole mis calzones blancos. Llevó su mano a mi vagina y la empezó a sobar encima de mi ropa interior. Yo cerré los ojos mientras me sobaba de manera lenta e insistente, y cuando su dedo se detuvo cerca de mi clítoris, eche hacia atrás mi cuerpo, cosa que aprovecho para sobarme las nalgas y decirme: -estás bien rica sobrina, pero no llegues tarde a casa- y dio la vuelta y se fue.

Sólo atine a bajar y acomodar mi ropa y salí a toda prisa al colegio; la mayor parte del día estuve pensando en lo que había pasado en casa de mi tío pero después trate de dejar de pensar en ello.
Desde ese día, antes de ir al colegio, se repetía esa misma acción: mi tío sobándome la concha sobre la ropa y las nalgas, después de sus manoseos me iba al colegio. Pero no quedó en eso, cada que tenía oportunidad me sobaba o me palmeaba el culo, y yo no decía nada ni me oponía a que lo hiciera, pues con los días me parecía algo normal en esa casa.

Un día que no tuve clases en la escuela me quede en casa para ayudar con las tareas del quehacer, y mientras estaba lavando la ropa en el patio mi tío llego y sabiendo que estábamos solos se sentó en una silla a observarme mientras lavaba.

Estando de espalda a él, imagine que me estaba observando, y después de un rato se acercó y solo me dijo: -hoy te voy a enseñar para que sirven las mujeres, híncate y haz lo que te diga- no me negué y así lo hice. Mientras tenía la mirada clavada en el suelo escuche un sonido que me hizo levantar la cabeza: estaba bajando el cierre de su pantalón y sacando su pene.
-Esto se llama verga y te la vas a comer y me vas a hacer una paja, porque no vas a vivir gratis de ahora en adelante- me indicó que lo tocara y cuando lo hice sentí un calor en mi mano, y puso su mano sobre la mía y comenzó a hacer un movimiento de adelante hacía atrás. Estuvo haciendo eso unos segundos hasta que me ordenó que yo lo hiciera sola. Empecé a mover mi mano y como aún seguía mirando al piso me dio un golpe en la cabeza mientras levantaba la voz ?mientras pajeas debes ver al macho a la cara, escuincla babosa- y con algunas lágrimas en los ojos lo mire a la cara.

Ahora ya sé que lo estaba masturbando y podía ver en su rostro satisfacción, estaba alegre de poderme usar y humillar a su antojo, claro tenía a su disposición a una estúpida y sumisa sobrina.

Cuando se cansó de que lo estuviera pajeando me dijo que abriera la boca y que me quedara quieta, pero sin dejar de verlo a la cara. Y sin compasión metió su falo en mi boca e inició un movimiento de atrás hacia adelante, sujetándome del cabello y haciendo que entrara y saliera su pedazo de carne. ?Ahora hazlo tú sola escuincla y cuidado con morderme porque te muelo a palos- y ahí comencé a dar mi primera mamada a mi tío, sin usar ninguna parte de mi cuerpo que no fuera mi boca. Fue una mamada torpe pero lo suficiente para hacer que eyaculara. Ni se preocupó en hacerlo dentro de mi boca y no me dejo escupir su semen, -trágate la leche, no dejes nada- y un sabor amargo me inundo el paladar.

Así como llego se fue, sin decir nada y me quede en el piso, con las rodillas sucias y adoloridas por estar tanto tiempo hincada, limpiando con mi falda el resto de semen que había quedado en mi cuerpo.

Esa escena se repetía cada vez que tenía oportunidad y claro, con el tiempo me fui haciendo experta en mamar y pajear a mi tío. Ya no había necesidad de que me dijera algo, yo sola me hincaba y le bajaba el cierra para sacar su polla y jugar con ella hasta que se corriera en mi boca o en mi cara.
Era lógico que algún día alguien nos descubriera y fueron mis primos, lo que aprovecharon más adelante.

Fue hasta mi entrada a secundaria cuando empecé a salir con un chico, era tierno y atento, aunque nunca pasamos de algunos besos en la oscuridad. Sus caricias eran torpes y no me producían excitación, ¡pero me sentía deseada y amada! Luego de un par de meses, el terminó conmigo para salir con otra chica, yo estaba deshecha. Llegué a casa llorando, cuando mi primo me vio, me preguntó que me pasaba y yo le conté.

El sonriendo amablemente, me dijo que el chico debía ser un estúpido, por dejar ir a una chica tan bella como yo.

A modo de consuelo añadió. ? Ellos no te saben valorar, porque eres hermosa, y no soporto verte sufrir por eso, yo voy a ser tu novio de ahora en adelante ? y dicho esto, me dio un beso que me dejó de piedra. Desde ese instante, quedé enamorada de mi primo.

Fueron semanas mágicas, donde las tardes con mi primo se volvieron un acostumbrado intercambio de besos y caricias. Al ser él mayor que yo, me enseñó cosas que ninguno de los chicos de mi curso sabía, y a la semana de andar de novios me folló, pensando que era quien me había quitado la virginidad, pero sin dejar de tener mis encuentros con mi tío cada vez que nos quedábamos solos en casa.

Alguna vez estábamos en mi cuarto y nos pusimos a escuchar música y besándonos como de costumbre cuando de repente sin darnos cuenta, él me estaba acariciando mis pechos, me desabrocho el corpiño ya que aún tenía mi busto en desarrollo y al ver que no hice nada por detenerlo se paró y fue a cerrar bien la puerta. Seguimos quitándonos prenda tras prenda hasta que nos quedamos desnudos, me tomó las piernas y me estuvo penetrando poco a poco.
Como sentía mucho dolor le comencé a morder la oreja y a pedirle que lo hiciera despacito, él me fue tranquilizando hasta que de un solo golpe me dejó ir toda su polla hasta el fondo, me dolió y mis lágrimas salían involuntariamente, me dejé llevar y empezó a darme más fuerte, yo lloraba pero a la vez estaba excitada por primera vez. Siguió así hasta que, en un momento de lucidez, sacó su pene de mi vagina y me echó su semen en mi cuerpo. Las sábanas estaban manchadas de sangre pero él me dijo que era normal y que no me preocupara. Luego nos quedamos dormidos hasta que llegó mi tío, que si se dio cuenta cuando mi primo salió de mi cuarto.
Desde ese día, esperábamos a que mi primo se colara en mi cuarto después de que mi mamá se fuera a trabajar y cogiéramos como dos adolescentes locos. Las variantes no eran muchas y le rechazaba el sexo anal por miedo, siempre estábamos dispuestos a experimentar otras posiciones. Yo era una loca chica enamorada que buscaba complacer a su novio, aunque no me gustaba que mi primo siempre me tuviera como en secreto y cuando estaba con su novia, yo tenía que soportar verlo abrazarla y besarla, ni siquiera hacerme caso. Siempre teníamos peleas porque por muy amoroso que fuera en la intimidad, cuando estábamos con alguien apenas me ponía atención. Luego de una pelea más fuerte que tuvimos con respecto a eso, días después, a modo de disculpas me dijo, - bueno, el sábado tengo fiesta con mis amigos, si quieres vamos y te presento como mi novia -

Yo estaba feliz. Para demostrarle lo contenta que estaba con la noticia ese día le hice sexo oral hasta que terminó como lo hacía mí tío. Mi primo salió con sus amigos antes de ir a la fiesta y para que me diera permiso mi tío de salir con mi primo lo busque en la sala, y sin que me lo pidiera, me puse de rodillas para mamársela pero me detuvo: - quítate la ropa primero, quiero verte y admirar como has crecido- el ansía de ir a la fiesta con mi primo no me dejo pensar bien las cosas y bastaron segundos para que estuviera delante de él desnuda, y sin pena alguna, al fin y al cabo ya me había visto desnuda un hombre de la familia.

-Ahora si sobrina, a mamar se ha dicho- y volví a hincarme y comencé a chupar ese pene que no tenía nada que ver con el de mi primo pues era más grande y no lo podía meter todo en mí boca. Mi tío a provecho para acariciar mis pechos mientras seguía con mi labor, y cuando se corrió no deje ni una gota sin tragar como a él le gustaba.

Me vestí, no sin antes sentir sus manos por todo mi cuerpo mientras lo hacía. Lo que paso en la fiesta lo contaré más adelante, si así lo quieren ustedes.
Sobrina sumisa

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