La prostituta del caballero

Autor: Anónimo | 27-Apr

Infidelidades
Nunca había pensado en engañar a mi esposo pero su cuerpo y figura me atraía como un imán, ese hombre me mojaba completa, su cuerpo y su manera de ser me volvía loca, a tal punto, que una vez tocó de casualidad mis nalgas, casi me desmayo de placer, me pidió mil disculpas por lo que había sucedido, que ganas de haberle dicho tócame toda y hazme lo que tu quieras, acepté su disculpa con rezongo pero en fin era un caballero, yo solo deseaba ser una más en sus brazos. Pasó casi un año, deseando que me hiciera de él pero nada a pesar de mis pequeños gestos de provocación que a veces fueron más que una simple provocación. Ya no aguanté mas e intento hacer algo, mi desesperación por ese hombre era cada día más, su forma de tratarme, su olor a macho, su físico me volvían tontita cada vez que lo veía, mis diminutos calzones se me mojaban solo con verlo, hecho que me llevó a cambiar mas de seis veces mi calzón en el día en algunas ocasiones.

En reiteradas ocasiones cuando tenia sexo con mi esposo imaginaba que era él quien me poseía, a veces mi esposo se daba cuenta que pensaba en otro hombre, cuando me preguntaba porque hacía eso, le decía que no pensaba en otro sino que imaginaba la escena romántica de tal película, aunque no me creía nada igual quedaba tranquilo. Decidí tomar el toro por las astas y hacer que ese hombre me culeada, como se dice en mi país, si anhelaba que sé hombre me diera una buena culeada, me sentía una perra en celo por ese hombre y más en celo cuando estaba ante él.

Preparé un plan que debía llevarme a mi objetivo final, analizando la situación, me di cuenta que el mejor día para hacer lo planeado era un viernes, ese día mi esposo tenía que viajar por razones de trabajo por casi cuatro días fuera de la ciudad. Respecto a él no me preocupaba mucho su situación, sabia que su esposa tenía que irse a visitar a sus padres como lo hacía todos los fines de semana. A sí que ese hombre iba a ser mío casi dos días sin que él lo supiera. Preparando mi entrega a ese hombre, el miércoles conversé con él, le pedí si me podía acompañar el viernes ya que iba a estar sólita porque mi esposo tenía que irse temprano de viaje, él caballerosamente aceptó, uuufff su sí y su mirada a mi zorra, como él la trataría después, fue como si adivinara que no solo quiera compañía, que ganas de decirle si, es para que me maltrates lo que has mirado. Como sabía que la ocasión era única y debía aprovecharla de la mejor manera posible, pero con el cuidado debido para no levantar sospecha tanto de mi marido como de él mismo. Hice toco con el máximo de sigilo. Compré todo lo necesario para la ocasión, algo para comer, beber y por supuesto una que otra cosa para verme más atractiva y sensual pero sin caer en lo vulgar.

Llego el día, no había tiempo para detenerse ni tampoco lo pensaba hacer. Mi esposo se fue a la hora fijada, 11 de la mañana, con calma empiezo a preparar todo, el aseo del departamento, después de almorzar preparo lo que vamos a comer y beber esta noche, todo esta delicadamente preparado. Ahora falta que arreglar lo principal de la fiesta, ósea yo, miro el reloj y ya eran las tres de la tarde, decidido ir a la boutique, pido uno que otros retoques nada exagerado pero que sea atractivo, un buen peinado, manicura y otras cosas, me gusta todo como queda. Me dirijo a la casa, ya cerca de las siete de la tarde. Faltaba menos de dos horas para que el vecinito me hiciera más que un simple juguete de él, tenía el tiempo justo para bañarme, perfumarme y vestirme para la ocasión tan deseada. Me tomo un buen baño, relajador y excitante, me perfume mi cuerpo delicadamente, me veo en el espejo mural del baño, no podía creer lo excitante que me veo, esa chica de 26 años, 1.72, ojos claros, morena, pelo rubio (aunque no natural, me viene bien), con unas medidas de miedo 93-58-91, pechos firmes, con una aureola pequeña y un pezón un poquito largo, todo de color normal, un estomago plano, piernas bien torneadas, nalgas duras y levantadas y esa vagina con pocos pelos bien cortitos y rasurado, el que espera un castigo ejemplar esta noche, ahí está desafiante para ese hombre. Esa chica que se reflejaba en el espejo era yo.

Me miro una y otra vez todo mi cuerpo, giro y veo mi cola, a la cual le tiro un beso y le digo que se cuide porque dependiendo de cómo sea él, capaz que visite su tesoro escondido, es extraño pero primera vez que me excito al ver mi propio cuerpo sabiendo que será en poco tiempo más maravillosamente maltratado y humillado y eso me gusta. Me empiezo a vestir, tomo mi diminuta tanga hilo dental de encaje, solo un hilito por atrás y los costados y adelante un pequeño rectángulo, me la coloco, me veo en el espejo, mis labios apenas eran cubiertos, al parecer la tanga era muy chica para mi pero me gusta como se marcan mis labios en ella, veo mi cola y noto que detrás el hilo se pierde maravillosamente entre mis nalgas y la parte de arriba del mismo se ve muy erótizante, luego me coloco el vestido más pequeño que tengo, con suerte me llega a un cuarto de mis muslos, lo anudo a través de mi cuello, es sueltecito nada de ajustado al cuerpo, me sienta bien, es bastante transparente sin ser grosero, me contemplo en el espejo y veo mis pechos perfectamente a través del vestido marcándose muy bien mis pezones, como también me percato que mi hilo dental se ve claramente a través de él pero no es grosero como se ve, diría mas bien se ve muy sexy. Mirándome bien veo incluso mis labios y mi oscuro monte de venus, para que decir de mi cola la cual se ve como mis nalgas devoran ese hilo, aunque más me gustaría que devorará algo más grueso y largo, me dio la impresión que mis nalgas hablaran y decían que las tocaran y castigaran sin piedad, hecho que esta noche espero que suceda, que la castiguen sin piedad. Me coloco los zapatos celeste de tacón del mismo color del calzón y el vestido, me doy los toques finales y me encuentro lista, estoy para perderme en el placer de otro hombre esta noche, mi mente no piensa en nada solo en como mi cuerpo se comportara esta noche y deseando que lo traten como se merece. Miro el reloj falta poco, hago tiempo ordenando el baño, mi dormitorio, la sala de estar, reviso el vituperio, mi cuerpo y mi sexo como mi mente están listo para la fiesta.

Son pasadas las 21:00, cuando suena el timbre del departamento, no dudo que sea él, solo dudo en dar el último paso al placer, suena otra vez el timbre, me levanta el vestido y toco mi calzón, no puede ser ya estoy algo mojada, cierro los ojos y me deseo suerte, abro la puerta y ahí esta él, el hombre que moja mis diminutos calzones como nadie, con su voz de macho, con su casi 1.90, fornido, educado, con sus 43 años de edad, que lo hace verse maduro y varonil. Me saluda y me da un beso en mi mejilla izquierda, me trae un ramo de flores, dice que son para hacerme compañía, me mira de la cabeza a los pies, se devuelve y se detiene en mi zorra unos segundos luego vuelve hacer su recorrido hasta mis ojos y me dice que me encuentra hermosa, le doy las gracias por el piropo, le digo que él no esta nada mal, con su polera, su pantalón y zapatos. Sus ojos se dirigen a mis pechos y luego a mi coñito, siento que toda va bien, lo hago pasar, cierro la puerta y cuando le miro veo que sus ojos están mirando mi culo, hecho que me gusta, mientras me mira levanta los ojos como si dijera que cuerazo tiene esta tipa. Lo invito a sentarse, escoge él sofá más cómodo que hay en la sala, antes de sentarme le invito un trago, cuando voy a la cocina me percato a través del ventanal que tiene toda su mirada en mis nalgas, me empieza hablar pero no deja de mirarme mis nalgas hasta que me desaparezco, devuelta clava mis ojos en mi coñito uuuuffff que ganas de decirle tómalo es todo tuyo ya esta jugoso por ti, le pregunto que mira, su respuesta me sorprendió, me dijo tu diminuto calzón que se ve a través del vestido, que gana de decirle espero que veas mas adentro de mi calzón, le pedí disculpa por usar esa ropa, diciéndole que el calor me hace vestir así, luego acerco su trago donde esta sentado, me inclino lo máximo que puedo sin ser grosera y dejo que vea mis pechos, a lo cual él no duda en mirar tan bello par de melones, no digo nada ni él tampoco, salvo gracias por el trago, me reintegro a mi posición de pie, me doy un giro algo rápido sin querer y mi vestido se levanta, sus ojos se clavan en mi intimidad, le pido disculpa por lo acaecido, pero él me pide disculpa a mi, diciendo que lo disculpara por ver tan bella y hermosa intimidad, gracias le digo, le pido que me de un segundo para traer algunas cosas para comer.

Cuando pongo la bandeja en al mesa de centro, giro mi cuerpo dándole la espalda donde esta él y me inclino dejando que él viera todo mi culo de ramera como él me diría más tarde, mi vestido se subió más de lo que yo deseaba, como estaba un poquito abierta de piernas vio mi tesoro más preciado a través de mi hilo dental que estaba ya mojado no en extremo pero estaba mojado, además mi zorra esta bastante inflamada con la presencia de ese hombre. Después de tan bella escena ofrecida gratis para él pero no toda hecha intencionalmente, me siento en el mismo sofá que esta él, al sentarme el vestido se me sube más de lo apropiado quedando a la vista todo mi pequeño calzón, él ante que me acomode mi calzón para que no se me viera, me dice que pequeñita y linda es tu tanga tan linda como tu, me puse roja y nerviosa, desviando su comentario, le pregunto ¿como está? y de ahí en adelante nos ponemos a conversar amenamente, pasada la una de la mañana recién empezamos hablar de sexo todo lo anterior había sido una entretenida conversa de cosas personales de él y de mí, ahora faltaba hablar solo de nuestra sexualidad, la conversación empezó tímidamente como era lógico pero entretenida, al final de cuenta él sacó más cosas de mí que todo lo que ha sacado mi esposo durante estos cuatros años de casados, sin equivocarme aunque supe demasiadas cosas de él en lo sexual diría que él me desnudo conociendo mi sexualidad, le conté desde que salieron los primeros pelos en mi vagina hasta ahora, además de mis fantasías, mis sueños, mis deseos reprimidos y mi plan. Sí, el descubrió mi plan, lo supo todo, que había hecho para llegar a ese instante con él, le dije lo que pensaba de él, cuantas veces había tenido sexo con mi esposo pensando en él y que solo deseaba ser de él al menos esta noche. La atmósfera era especial, todo a esa altura estaba dado para satisfacer mi deseo.

Llego el momento en que todo lo que se podía conversar se habló, no había mas tema por ese día, nos miramos un largo rato, sabia que él deseaba lo mismo que yo, pero ninguno de los dos daba el paso final, nos miramos más de dos minutos ¡¡¡ creo!!!, sin decir nada, de pronto él se me acerca y me dice tu sabes cuales son las condiciones para estar contigo, él me había contado como me quería, yo lo sabia muy bien, el deseaba simplemente que fuera su prostituta, si una prostituta que satisfaciera toda sus fantasías, sin mucho preámbulo le respondí, tu sabes mejor que nadie lo que deseo en lo más íntimo. Antes que le termina de hablar, me pone un dedo en mis labios en señal de silencio, me ordena colocar música, mientras hago eso, el apaga la luz y abre las cortinas de mi departamento de par en par, luego se acerca a mi por atrás, aun seguía poniendo la música, jala el hilo del vestido que esta anudado en mi cuello y este cae, de pronto siento un fuerte y seco golpe en mi nalga derecha, me duele porque fue demasiado fuerte, giro mi cara, lo miro, veo como observa mi cuerpo, me gusta su cara de satisfacción y de malicia, se da cuenta que lo miró, mi mira y mientras nos miramos me da otro golpe seco y fuerte en mi otra nalga, luego de eso me da una sonrisa como diciéndome aquí ordeno yo, le sonrío en señal de aceptación de sus reglas, me doy vuelta y termino lo que había empezado. Es extraño porque aunque estoy algo nerviosa me siento feliz y deseada como nunca, me gusta eso, este hombre ya me había dado dos fuertes golpes en mis nalgas, dando señal de su dominio sobre mí y en vez de asustarme me siento mas deseada y excitada. Una vez puesta la música me voy donde él esta ahora, mientras camino él me contempla con malicia en toda mi magnitud, no me encuentro con temor pero si algo nerviosa pero también me siento osada y atrevida. No sé si alguien me mira desde a través del ventanal, solo sé que esta noche será maravillosa, me acerco más a él y nos besamos, mmmm... pensé que me iba a morir y más aun cuando empiezo a sentir sus manos recorrer mi cuerpo, cuando mete su mano por delante de mi cuerpo, coge mi tanga y la jala hacia arriba, uuuuffff me la mete entre mis labios, el dolor y placer de esa zona me hace gemir, le digo mi amor, él en respuesta a mis palabras, me da un seco palmazo en mi nalga que me hace ponerme de puntillas, me empieza a tratar como deseo, con en mi sueños reprimidos que tan fácilmente él saco de mi cuando conversamos hace un rato atrás.

Obedezco a sus ordenes y le empiezo a desnudar suave y lentamente, saco sus prendas una por una, primero su polera, luego sus zapatos, correa, pantalón y por ultimo sus calzoncillos, mis ojos no pueden salir de la admiración de su polla, es inmensa y sus bolas también, pensé, este hombre me deseaba matar con tanta carne, cuando vi esa verga mi adoración fue mayor hacia él, lo miró a los ojos como diciéndole y todo esto es para mi, él me mira como diciéndome con pena que si, todo era para mi, se sienta y se acomoda de la mejor forma, me ordena hacer lo que es obvio y lo que por primera vez deseo con tantas ganas, chupar su verga, le doy un beso a su pene en señal de respeto y permiso e inicio mi trabajo, primero cierro mis ojos y lo empiezo a adorar suavemente con mi boca y manos, todo suave muy suave, a medida que me desesperaba y sentía las palabras de él en mis oídos junto con la música de fondo, mi placer y plan ya estaba pagado y eso él lo sabía, abre llevado unos 15 minutos mamando esa verga, la tengo casi todo su grueso y largo vergajo en mi boca, cuando siento un cachetada en mi cara, lo miro como pidiéndole explicación, me duele me hace llorar se lo muerdo causalmente por la cachetada, hecho que me hace recibir otra cachetada mas fuerte que la anterior en la otra mejilla, lo miro a los ojos como preguntándole porque lo hizo, sus ojos me lo dicen, solo estaba castigando lo que es de él, a partir de ese instante me di cuenta que era ser una prostituta casada e infiel, llorando y adolorida volví a mi trabajo, aunque no sabía que ese hombre fuera tan violento solo tenía claro que ese juego me lo busque y él era el hombre indicado para satisfacerme, sigo mamando su hermoso animal con mas empeñó y respecto que antes, sabiendo que el camino estaba echado y que de ese hombre ahora empezaba a pertenecer, al menos sexualmente, abre adorado casi una hora esa bella verga y sus maravillosas bolas, se lo besaba, lo chupaba, me lo metía todo lo que podía en mi boca, una y otra vez hasta que llegó mi premio a mi trabajo de ese instante, era la primera vez que probaba la leche de un hombre y más aun la primera vez que me la tragaba, me tome toda hasta la última gota de su néctar a pesar de mis arcadas iniciales, acabó como buen lechero y yo trague toda como una buena guagua que se toma toda su leche, una vez terminada mi labor, esa experiencia me dio mucha satisfacción aunque me originó sentimientos encontrados, si bien lo encontré delicioso cuando me acuerdo de ella, me duelen sus cachetadas e imagino ver sus ojos diciéndome yo solo abuso sobre lo que es mío.

Después de haber dejado limpio y brillante su vergajo, me ordena pararme, él lo hace también y me da otra fuerte cachetada en la cara que aun me duele como las dos anteriores, me felicita con las palabras más obscenas que pueden existir por mi buen trabajo realizado a su masculinidad, le sonrío y le digo que solo hice lo que una buena prostituta sabe hacer.

Luego tira de mi hilo dental y me lo saca, aunque lamento que lo rompiera, sé porque lo hace, se para y me ordena sentarme con las piernas sobre las mangas del sillón, me da un beso en la boca mientras con su mano derecha pellizca fuertemente mi pezón izquierdo, su beso lo respondo con la máxima pasión del momento, luego se arrodilla quedando su cara a la altura de mi coño, mmmm... de solo imaginarme lo que me hará me mojo más, empieza a comerme mi coñito hasta que me hace acabar en terribles orgasmos que me hicieron gritar y doblarme de placer en cada uno de ellos, su inicio suave alrededor mi zorra de puta como él le decía y a medida que se acostumbraba a mi sexo, empezó a castigarlo sin piedad, dándoles fuertes chupones y golpes con sus manos, cuando cogía mi clítoris con sus labios y los apretaba aaaahhhh sacado lo animal que era, mientras castigaba mi zorra con toda su boca y a veces con sus manos, amasaba mis pechos, sentía que me los quería arrancar, los apretaba, tiraba de los pezones hasta que se soltaban solo de sus dedos, los pellizcaba y los golpeaba tan duramente que el placer se confundía con el dolor, al final cansado de tanto gozarme y hacerme venir maravillosamente con su boca en mi coño, se para con su maravillosa masculinidad a cien, la cual acerca a mi cara, me toma del pelo fuertemente y me lleva a su verga, la tomo y se la empiezo acariciar con mi boca, abre durado unos dos deliciosos minutos, me corre de ella, me levanta jalándome aun más fuerte que la vez anterior del pelo, me lleva al medio de la pieza, desde donde mis vecinos podían ver todo lo que hacíamos, bota las cosas que habían en la mesa de centro, se acuesta en ella y me ordena penetrarme su bestia, asustada por tan grande animal, me acomodo mirándolo de frente y me empiezo a meter su asesino que no sé cuento mide, pero segura que mide mas de 20 cms, me meto solita toda esa carne dentro de mi, el placer que sentí a medida que me lo iba comiendo y al darme cuenta que lo tenía todo eso dentro de mi, fue algo indescriptible, mientras subo y bajo y hacia movimientos circulares de pelvis, él me insultaba groseramente y amasaba, golpeaba mis pechos tan fuerte que me hacia desesperarme, obligándome a moverme más rápido cada que generaba demasiado dolor, no sé cuantas veces acabé en esa posición.

Cansado él de esa pose, me dice basura para, sal de ahí, luego se para él y de ahí en adelante me empieza a colocar como él desea, me hizo hacer posturas que nunca imaginé en mi vida, al final terminó cabalgándome como una buena perra, me puso mirando hacia el ventanal y me empezó a clavar a lo perra que él me decía que era. Cuando sentí su pene en esa posición me hizo llorar de placer y humillación, sus insultos, los duros y secos golpes en mis nalgas, el trato dado a mis pechos y la forma en que trataba mi coño con ese hermoso demonio acabaron con mis fuerzas, al final cuando acabo dentro de mí, caí como un castillo de naipe sobre la mesa. Terminé con mi coño y mi cuerpo completamente adolorido pero feliz, el castigo que recibió mi coño fue ejemplar, nunca pensé que mi zorra como le decía soportara tanto castigo y tan bien dado. Me doy cuenta que él también terminó cansado por la hermosa guerra que tuvimos, más bien diría su guerra contra mi cuerpo, después de un largo rato descansando, me habla y me dice ramera vamos a acostarnos, antes de hacer eso, nos dirigimos al baño, nos bañamos, él se acuesta desnudo y yo me coloco un diminuto baby doll que había adquirido para la ocasión. Él se alegra y me felicita por mi diminuta prenda de dormir y por lo puta que soy, me siento feliz con este hombre y su trato me hace sentir como una verdadera puta.

Apartir de esa noche ese hombre cumplió mi más oscuro sueños reprimidos y yo acepte gustosa mi condición, es decir: Ser la prostituta del caballero, después supe que a todas las chicas que tenían sexo con él, le pedía la misma condición y que todas las que aceptaron, él las prostituyó, yo no fue la excepción, no sé si lamento haber planeado todo para llegar hacer una prostituta, aunque no era lo que buscaba, solo quería ser de él a lo menos una noche, su cuerpo que me atraía demasiado, a partir de esa noche, empecé a ser soy su prostituta, al principio me cogía cuando quería, donde quería y como quería además me pagaba, para sentirme realmente en mi condición de prostituta pero después no solo él y mi esposo me culearon, sino todos los clientes que él me trajo, aunque adoro como él me trata y me gustaba mi condición para ser de él, lo único que no me gustó fue que me prostituyera, pero independientemente de eso, gracias a él aprendí a disfrutar mi sexualidad a pleno. Este relato mas que contar mi vida sexual es un saludo a ese hombre que me convirtió en la prostituta del caballero, aunque ahora él ya no me culea porque me cambie de ciudad por el trabajo de mi esposo, ojalá algún día, él lo pueda leer y vea lo agradecida que estoy y que también sepa que sigo practicando lo que él me enseñó aunque no tan seguido como cuando era parte de su harén, la prostitución, a pesar de que no me gusta hacerlo pero ni yo sé por que lo hago.

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